Lunes
27 de noviembre de 2006
Juan
4, 23-24
Me levanté como
confundido, noté que me siento así desde ayer, que por primera vez en nuestras
vidas, con Sylvia Regina, hemos comulgado cuatro veces en un mismo día y
asistido a cuatro misas. Me
levanté como con la mente en blanco, a pesar que hoy es un día importante en lo
del juicio, pues tengo una cita con los Bancos y los abogados nos tendrán que
avisar qué ha pasado en la mediación. El Señor me dijo:
23 …
Llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y en verdad. 24 Entonces serán verdaderos adoradores
del Padre, tal como él mismo los quiere. Dios es espíritu, y los que lo adoran
deben adorarlo en espíritu y verdad.
Nunca había
comprendido qué significaba esta frase de “En Espíritu y en Verdad” y lo que
quiere decir es que Dios es espíritu, pero “en verdad” es que está presente en
el Santísimo Sacramento y es ahí donde prefiere que lo adoremos. Le comenté esta revelación del Espíritu
Santo al Padre Martin e inmediatamente me dijo que eso venía del Espíritu Santo
y que muy pocas personas saben esto, que él había escrito varios artículos sobre
esto. Pasé reunido con él desde
las cuatro como hasta las 6:30 p.m. y le comenté por todo lo que habíamos
pasado y adonde estábamos en el caso. No me comentó mucho. Le pedí que orara por nosotros.
Después me fui
a casa de Carmen Elena para felicitar a Serenela que cumple 18 años y la
reunión fue positiva. Nos venimos
en la casa y recibí una noticia de Vidal que El Paso no quiere hacer una
oferta, si los Bancos no aceptan extinguir la totalidad de la deuda. Me sentí contento, pues eso venía de
Dios y es señal que ya está obrando y va a cambiar los corazones, tal y como la
ha prometido. Después fuimos donde
Guayo, para felicitarlo por sus 59 años, la reunión fue positiva y hasta nos
tomamos una foto los tres hermanos; todo fue positivo.
Martes
28 de noviembre de 2006
Salmo
96
El Señor me
dijo: 1 ¡Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra! 9 Adoren al Señor en el atrio
sagrado, tiemblen ante él, pueblos de toda la tierra. 8 Ríndanle al
Señor la gloria de su nombre, traigan la ofrenda y entren en su templo. 7
Ríndanle al Señor tribus y pueblos, ríndanle al Señor gloria y poder. Me sentía confiado en el Señor del resultado de la negociación
del mediador con los Bancos, Su Paz estaba en mí. Habíamos quedado de reunirnos con el Padre Martin, para
tomarnos un café, pero ya no pude, pues me reuní con el abogado que está viendo
el caso para eliminar la OPI y Alex, para ver qué hacíamos con los Bancos y
Vidal. Me sentí en paz con la
contestación que le dimos a Vidal.
Por la tarde
nos fuimos a reunir con el Padre Mucci. Fuimos y regresamos ya como a las 9:30 de la noche. El Padre
Mucci nos invitó a cenar y la reunión fue muy positiva y él quedó entusiasmado.
Hoy cumplía años Poncho y como venimos tan tarde, ya no le pudimos hablar.
Miércoles
29 de noviembre de 2006
Revista
de medjugorje, abril 1990
Tuve un sueño,
tenía que despedir a varios empleados y se me salieron las lágrimas de los
ojos, por el dolor que sentía. Al
mismo tiempo, le decía al Señor… ¿Señor, adónde estás? Ayúdame a continuar, si
este es el camino que quieres que siga. Me levanté a orar y me encontré con una revista de Medjugorje
de Sylvia Regina, de abril de 1990, el mensaje de la Virgen Santísima fue: ¡Mis queridos
hijos! Los llamo a que se abandonen totalmente en Dios. Coloquen todo lo que
tienen en sus manos, sólo entonces van a experimentar gozo en su corazón.
Regocíjense de todo lo que tienen y den gracias a Dios, pues todo les viene
como un regalo. De esta forma, durante toda su vida, van a poder agradecer a
Dios por todo y también discernir su presencia en todo, hasta en la más pequeña
flor, encontrarán gozo; encontrarán al mismo Dios.
Fuimos a la
Asamblea de la Comunidad de Sylvia Regina, con el Padre Martin y Katie, ahí
estaba Sylvia Regina. El Padre
Martin, después de hablar él, me dio la palabra y sentí como el Espíritu Santo
tomó posesión de mí y hablé naturalmente, sin sentirme nervioso. Fue mi segunda
charla sobre la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento. Por la noche recibimos un e-mail de
Vidal, que nos decía que teníamos que ir a Houston. Yo inmediatamente sentí que
eso no venía de Dios, pues era negativo. Nos reunimos con Alex y gracias a Dios nos pusimos de
acuerdo, de una forma rápida, para contestar que no íbamos a ir; así le
contestamos a Vidal y por la noche nos contestó otro e-mail diciéndonos que si
no íbamos a Houston, íbamos a perder el caso. Me sentí desconcertado por su contestación, pero después el
Señor me hizo comprender que era mejor saberlo ahorita, que estando ya en
Houston. Sylvia Regina aconsejó que
tomara en cuenta que lo que el Señor nos había encomendado hacer con el Padre
Martin era algo que no le gustaba al enemigo y que debíamos esperar esos
ataques. Que debía contarle todo
al Padre Martin, para que ore por nosotros. El Espíritu Santo me iluminó para que le contestara
inmediatamente a Vidal, pero sólo pidiéndole que me ampliara el punto; como hizo
Jesús, cuando le pegan la bofetada.
Como a eso de
las 11:30 a.m. vino a mi oficina Roberto Saavedra y me dijo que se iba a
retirar de la empresa, pues ya había encontrado empleo. Le di gracias a Dios que ya tenía
empleo, pues en el sueño que tuve en la mañana, era presisamente él en quien
más me había fijado, cuando estaba despidiendo a los empleados.
Jueves
30 de noviembre de 2006
Liturgia
de las horas iv, pág. 618
A pesar de
todo, gracias a Dios dormí bien. Le
pedí al Señor que nos orientara a saber qué hacer, ¿Cuál es su voluntad? Me contestó: Es como si dijera: “No os alteréis
por el hecho de que os envío en medio de lobos y al mismo tiempo os mando que
seáis como ovejas y como palomas. Hubiera podido hacer que fuera al revés y
enviaros de modo que no tuvierais que sufrir mal alguno ni enfrentaros como
ovejas ante lobos, podía haberos hecho más temibles que leones; pero eso no era
lo conveniente, porque así vosotros hubierais pedido prestigio y yo la ocasión
de manifestar mi poder. Es lo mismo que decía Pablo: Te basta mi gracia, que en
la debilidad se muestra perfecto mi poder. Así es como yo he determinado que
fuera.” No desmayéis: yo sé muy bien que de este modo sois invencibles. Sed
pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Ciertamente, la
prudencia y la sencillez no sirven para nada a estos animales irracionales,
pero a vosotros os sirven de mucho. Así como a la serpiente no le importa
perderlo todo, aunque se secciona de su cuerpo, con tal que conserve la cabeza,
así también tú, debes estar dispuesto a perderlo todo, tu dinero, tu cuerpo y
aún la misma vida, con tal que conserves la fe. La fe es la cabeza y la raíz:
si la conservas, aunque pierdas todo lo demás, la recuperarás luego con
creces.” La prudencia de la serpiente te hará invulnerable a los golpes
mortales; la sencillez de la paloma frenará tus impulsos de venganza contra los
que te dañan o te ponen asechanzas, pues sin esto, en nada aprovecha la
prudencia. Nadie piensa que estos mandatos son imposibles de cumplir.
Nos reunimos
con Alex para analizar qué le íbamos a contestar a Vidal y le leí La Palabra de
ayer y hoy. La reunión fue
positiva y le contestamos que nosotros preferíamos recibir la oferta aquí y que
queríamos hablar con él. Por la
tarde, ya en la noche recibimos una Orden del mediador, convocándonos para el
11 de diciembre en Houston. Me
sentí bien mal, esperando en el Señor; más bien como abandonado por El. Se lo conté al Padre Martin, para que
ore por nosotros.
Viernes
1 de diciembre de 2006
Lucas
4, 43-44; 5, 6-10
El Espíritu
Santo me levantó a las 4:30 de la mañana a orar. Me sentía bien mal, como Elías, en el desierto, con una
enorme tarea de abrir 100 Capillas de Adoración Perpetua al Santísimo
Sacramento, sin el Padre Martin, que hoy se va a Nicaragua; una charla que
tengo que dar el domingo en Usulután o sea que hay que ir a dormir allá y
además, abatido por cómo se ha desenvuelto el juicio; pues no veo que la Mano de
Dios sale a salvarnos todavía. Tengo
la esperanza que lo hará. El Señor
me dijo: 43 Pero Jesús les dijo:
«Yo tengo que anunciar también a las otras ciudades la Buena Nueva del Reino de
Dios, porque para eso he sido enviado.» 44 Salió, pues, a predicar
por las sinagogas del país judío. 5, 4 Cuando terminó de
hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para
pescar.» 6 Así lo hicieron y pescaron tal cantidad de peces, que las
redes casi se rompían. 10 Jesús dijo a Simón: «No temas; en adelante
serás pescador de hombres.»
Nos reunimos
con Arturo Sandoval y dijo que sí al llamado que le hizo el Señor, para
acompañarnos en este apostolado. Luigi
me llamó por la noche, para decirme que Carmen también decía que sí. Por la mañana fuimos a llevar al Padre
Martin y Katie al bus, pues ya se iban para Nicaragua. Sentí bien corto el tiempo que pasaron
con nosotros.
De ahí, me
sentí bien apesadumbrado todo el día, me duele todo lo que está pasando con el
caso, pues ya los abogados parece que se han vuelto en contra de nosotros y de
nuevo, estamos solos. Me siento
con una tristeza “de muerte”, pues la promesa del Señor por medio de Edith, fue
que iba a salir una carta o documento que iba a darle vuelta al caso a favor
nuestro y lo íbamos a ganar y esto no ha sucedido; esto me pone triste. Además, nos dijo que este abogado, no
iba a ser el abogado que nos va a sacar adelante y no veo cómo vamos a tener
otro abogado. Sintiéndome triste,
me fui a dormir, sin orar y no pude ir a misa; además, no me siento contento de
ir a Usulután.
Sábado
2 y domingo 3 de diciembre de 2006
1
tesalonicenses 5, 23-24
Hechos
12, 7; 11
Exodo
35, 2
El Señor me
despertó a las 4:30, me dijo: 23 Que el Dios de la paz
los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche en su
espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. 24
El que los llamó es fiel y así lo hará.
12, 7 De repente
la celda se llenó de luz: ¡Estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en
el costado y lo despertó diciéndole: «¡Levántate en seguida!» Y se le cayeron
las cadenas de las manos. 11 Entonces Pedro volvió en sí y dijo:
«Ahora no cabe duda: El Señor ha enviado a su ángel para rescatarme de las
manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos contra mí.» Esto me confirmó que hoy debía mandar a los abogados
el análisis contable de lo que debía haber sucedido.
A las 4:00 p.m.
salimos para Usulután con Patrick, que también es sacerdote dedicado a la
promoción de la Adoración Perpetua.
Iba algo decepcionado, pero a la vez ilusionado porque por primera vez
iba como misionero del Señor. Decepcionado,
pues quisiera sentir la certeza que el Señor nos va a sacar adelante en el
juicio en Houston y ahora lo siento lejos – ¿Señor, adónde estás? Llegamos y fuimos a hablar con el Padre
Montoya a su casa, nos dijo que ya
había arreglado que nos quedáramos en un hotel cerca y que él iba a pagar por
todo. Yo comprendí el mensaje del
Señor, que quería que experimentara, hacer su voluntad con ese sacrificio; pues
ya Patrick me había dicho que era un hotel que tenía sólo lo elemental y que no
sabía si a mí me iba a gustar. Yo
dije, Señor, si eso es lo que quieres, pues, ¡aquí estoy!
Después nos
fuimos al convento de la Madre Reyna y quedaba en una escuelita cerca de la
iglesia, también bastante elemental y sencillo. Después nos fuimos a la iglesia y comenzó la hora santa, que
habían convocado. Me sorprendió el
número de personas que había llegado, pues eran unas cien personas. Era mi primera labor como misionero y me
dio gusto poderle servir al Señor.
Después nos
fuimos a cenar y después al hotel. Cuando llegamos, no lo podía creer, pues era peor de lo que
yo me había imaginado, quedaba en el propio mercado de Usulután y gracias a
Dios llegamos de noche, pues si llegamos de día, yo creo que no me quedo ahí,
pero le dije al Señor: “Señor, si esto es lo que tú quieres, te lo entrego”. La gente muy amable y servicial. Nos dieron una toalla y un rollo de
papel higiénico, con un jabón pequeño, nos dieron cuarto con aire
acondicionado. Antes de dormir me
puse a repasar la charla que iba a dar al día siguiente a las 6:00 de la mañana
y me sorprendió cómo el Espíritu Santo me hizo repasarla y sentir como que ya
estaba en la iglesia, con toda la gente. Todo me salía bien fácil, leer y levantar la vista. Resé el Rosario, le dediqué la noche al
Señor y me fui a dormir poniendo dos alarmas, para despertarme a las 5:00 a.m.,
para ir a la misa de 6:00 a.m.
Nos levantamos
y nos fuimos a misa. Era primera
vez que yo iba a hablar una charla entera, desde un púlpito, a la hora de la
homilía, pero el Espíritu Santo obró y todo salió bien. Me sentí seguro de lo que decía y me
encantó hablar del Señor, para que otros se enamoren de El, que lo “adoren
perpetuamente”. Luego, las
siguientes misas me sentí más seguro de mí mismo y más contento de servir al
Señor, pero por sobre todo, me hizo realizar el Espíritu Santo, cómo durante
toda mi vida me había estado preparando para este apostolado y cómo me había
dado todos mis dones, incluyendo mi voz, para que hiciera esto que estaba
haciendo en ese momento.
Después de
almorzar, fuimos a conocer otras iglesias y llegamos a una iglesita bien
bonita, “El Calvario”. Estaba
cerrada, pero cabal, cuando ya nos íbamos apareció el sacristán para abrirla. Nos dejó entrar y tenía una capillita,
para unas cuatro personas, para el Santísimo. Nos hincamos a orar con Patrick. Había una Biblia y el Espíritu Santo me
dijo que la abriera, pues me quería decir algo. Me dijo: 2 Trabajarás durante
seis días, pero el día séptimo será sagrado para ustedes, día de descanso
completo en honor a Yavé. Cualquiera que trabaje en ese día, morirá. Comprendí que nos estaba
reafirmando nuestro apostolado, a Sylvia Regina y a mí, para que hagamos los
domingos, día de misiones, promoviendo la “Adoración Perpetua al Santísimo
Sacramento”, tal y como lo estaba haciendo hoy. Luego nos fuimos a descansar al hotel con Patrick y ya todo
me parecía distinto y hasta bonito.
Me sentía en gozo, por servir al Señor. Me puse a orar y el Señor me dijo: Marcos 15, 33 Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta
las tres de la tarde, 34 y a esa hora Jesús gritó con voz potente: «Eloí, Eloí, lammá sabactani», que
quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» 38
En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se rasgó en dos, de
arriba abajo. 39 … el capitán romano que estaba frente a Jesús…
dijo: «Verdaderamente este hombre era hijo de Dios.» Entonces comprendí cuál era la respuesta a esta
pregunta que tantas veces me he hecho. El Espíritu Santo me hizo ver que su Padre abandonó a Jesús para
que todos lo pudiéramos tener presente y vivo en el Santísimo Sacramento y que
lo podamos adorar perpetuamente y que era lo que había estado predicando todo
el día. Le comenté esto a Patrick
cuando veníamos de regreso y le pareció una revelación fascinante y sobre la
cual iba a meditar mucho. ¡GRACIAS, SEÑOR, POR ESTE DIA!
"Hemos creído entre los comerciantes que, si uno se preocupa de su alma y su conciencia, se menoscaba el patrimonio y empobrece."
San Francisco javier
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