Portada

Portada
Canonización de Monseñor Romero

viernes, 27 de julio de 2012

Cronología de un Milagro - Agosto 2005-V


Lunes 29 de agosto de 2005

Salmo 31

Me levanté muy temprano a orar, como “partido en dos”, sintiéndome abandonado y pidiéndole al Señor su misericordia, pues mis fuerzas se me acaban.  Me dijo:  10 Señor, ten compasión de mí, pues estoy ante angustias: mis ojos, mi alma y mi cuerpo languidecen de tristeza. 11 Mi vida se consume en la tristeza y mis años en gemidos, se desvanecen mis fuerzas con tanta aflicción y se deshacen mis huesos. 12 Mis enemigos hacen burla de mí, mis vecinos se horrorizan y mis conocidos se espantan de mí si me ven en la calle, se alejan de mí. 13 No hacen más caso de mí, que de los muertos, soy como objeto gastado y olvidado. 23 Yo había dicho en mi temor: “Estoy rechazado de tu presencia”. Pero oíste la voz de mis plegarias cuando clamaba a ti. 24 ¡Qué todos sus fieles amen al Señor! Pues el guarda a los que son leales con El, pero les devolverá el doble a los soberbios. 25 Vamos fortalezcan su corazón todos los que esperan en el Señor. 17 Tu siervo espera que le sonrías, sálvame por tu misericordia. 
Decidí cancelar la reunión con Vidal y pasarla para mañana. Pasé todo el día con Sylvia Regina, fuimos al médico por la tarde y eso la hizo sentir mejor y pudimos orar juntos por la noche. ¡Gloria a Dios!

Martes 30 de agosto de 2005

Lucas 22, 31-32

Me reuní con los abogados temprano.  Craig, Jones, Franklin y Vidal.  Les dije que nos sentíamos frustrados y no entendía porqué es que ha pasado todo lo que ha pasado. La reunión no produjo nada positivo, pero ya el Señor me había dado la fortaleza necesaria y la sabiduría para comprender que esto era otra prueba más y que todo era para mejor.
Al salir de la reunión me fui a visitarlo a la Capilla de St. Ann.  Le di gracias por todas sus bendiciones y por estar cerca de nosotros.  Le pedí a la Virgen y San José que intercedieran por nosotros y toda la familia.  
Nos fuimos a Savannah con Sylvia Regina sintiéndose bien mal y yo cansado, apesadumbrado, pero confiado en Dios. Al llegar al aeropuerto nos recibió un ángel del Señor, se llama Samuel Evans y nos chequeó y resolvió todo el problema con el peso de las maletas, inclusive nos regaló una valija, para que no tuviéramos que pagar nada. Nos llevó en carrito hasta el counter, regalo del Señor.  En el avión me puse a leer el libro de Rebeca Brown y el Señor me dijo:  “Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo”. “Pero yo he orado por ti para que no falle tu Fe y tú cuando te hayas vuelto a mí, tendrás que fortalecer a tus hermanos.”  
Comprendí que este zarandeo era necesario para lo que el Señor me está preparando y que al mismo tiempo, conociendo mi dolor, El está rogando por mí para que no desfallezca. Rebeca explica que “rogar” es “deomai” que significa: “dar a conocer la necesidad de alguien.”  ¡Cristo, dando a conocer mi necesidad al Padre,  bendito sea Dios!

Miércoles 31 de agosto de 2005

Nos levantamos tarde y no pude orar pues ya nos acostamos bastante tarde. Fuimos a almorzar al River Front con Sylvia Regina y después a conocer el apartamento que habían escogido las niñas. Estaba bien bonito y adecuado para ellas, así que les dijimos que lo alquilaran, además los señores encargados resultaron bien amigables con nosotros. Yo podía sentir como todo era por obra del Señor, bendiciéndonos y reafirmándonos: Aquí estoy Yo. No temáis
Mi mente divagaba en todo lo que nos había pasado en Houston y en el huracán de New Orleans, que de seguro iba a, cuando menos, retrasar el caso pues no sabía como estaba lo de la Corte.  
Cenamos en el apartamento y trabajé en el memorándum que le iba a mandar a Vidal. Ya tenía varios días de no comulgar e ir a misa y podía sentir como mi debilidad espiritual se incrementaba. El Señor me hacía sentir lo importante de recibirlo diariamente, pues si no uno solo, no es capaz de contrarrestar las pruebas y tentaciones.  Me sostenía sus palabras de ayer y que: “El está orando por mí.”

Jueves 1 de septiembre de 2005

Nos levantamos y al fin pudimos ir a misa de 12:00 en la Catedral de Savannah, algo que he estado deseando desde hace ya viarios meses.  Sentía como “regresar a casa”, a la Casa de mi Padre.  El está ahí, comulgamos y se me salían las lágrimas de los ojos.  Podía sentir su amor, su consolación; pues yo me sentía devastado, sin saber qué iba a pasar con el caso de Houston, pero seguro que el Señor no nos va a abandonar y todo iba a  resultar para mejorar.
Por la tarde firmamos el apartamento y quedaron de entregárselos mañana.  
Vidal me mandó un e-mail que andaba todo perdido y me preocupó todavía más, pues comprendí que iba a llegar a San Salvador sin nada nuevo que contar ¿Señor, que les voy a decir a los empleados?

Viernes 2 de septiembre de 2005

Nos levantamos y no pudimos ir a misa, pues Camila y Elena tenían que ir a la clase de entrenamiento para el trabajo de orientación que les van a dar.  Saliendo del apartamento, pero a una velocidad de unos 20 km/h, me distraje poniendo el radio y el Espíritu Santo nos libró de un choque tremendo, pues me hizo levantar la cabeza a tiempo y maniobrar para no chocar de frente con el carro de enfrente.  Se hubiera destruido el carro de Camila y nosotros nos hubiéramos golpeado bastante fuerte, pues yo todavía no me había puesto el cinturón de seguridad y Sylvia Regina recién operada ¡Gloria a Dios! 
Por la tarde fuimos a recibir el apartamento y luego a cenar todos juntos. Le daba gracias a Dios por todas sus bendiciones, pues lo sentía bien cerca de nosotros y facilitándonos todo para haber podido encontrar ese apartamento tan adecuado para las niñas y a un precio que podemos pagar.

Sábado 3 y domingo 4 de septiembre de 2005

El sábado, igual no pudimos ir a misa pues decidimos ir a la de mañana domingo. Yo terminé de escribir mi memorándum sobre todos los hechos que nos había ocurrido con Mark y mirándolos para atrás, es evidente que algo estaba mal.  Me deposité en las manos del Señor, comprendiendo que si El lo había permitido era para mejor. Eso me hizo sentir bien, pues aunque eso nos colocaba en una situación grave; si el Señor lo ha permitido, El sabe mejor que nosotros y por tanto algo bueno tiene que salir de esto. 
Pasamos todo el día jalando cosas para el apartamento de Camila y armando muebles y arreglando todas sus cosas.  Yo le daba gracias a Dios por sus bendiciones, pues todo era obra de El, inclusive que tuve los fondos necesarios para pagar la reparación del carro de Camila, que salió un ojo de la cara y era algo que no lo esperábamos y que si no, Camila se hubiera podido quedar sin carro.
El domingo fuimos a misa a las 11:20 a la Catedral de Savannah.  Me sentía súper contento y privilegiado de poder estar ahí con el Señor. Nos sentamos en la segunda fila. Al momento de la Comunión lloré de emoción y alegría, pues sentía su presencia y sus bendiciones, ¡Gracias, Señor, Gracias!  Fuimos a desayunar a Clarys y después a terminar de traer las cosas de Camila y arreglar su cuarto.  Fuimos después a cenar a un restaurante caro, un restaurante chino que no me acuerdo como se llama y cuando me trajeron de regreso la tarjeta que ya había sido aprobada, me sentí ¡el hombre más bendecido del mundo! Pues ya tenía todas las tarjetas topadas y hubiera sido una gran pena que no hubiera podido pagar.  ¡Gloria a Dios! porque nos permitió estar con nuestra hija todos estos días.

1 comentario:

  1. "Con razón tengo puesta en El la firme esperanza de que sanarás toda mis dolencias por medio de El, que está sentado a Tú diestra y que "intercede por nosotros"; de otro modo deseperaría."

    "Confesiones" de San Agustín,

    ResponderEliminar