Lunes 18 de julio de 2005
Ezequiel 38, 1-23; 39, 1-29
Me levanté a orar sintiéndome un poco
preocupado por los eventos que están por venir, pues hoy hay que entregar la
contestación al “Summary Judgment” y mañana nos vamos a Houston. Pero estoy confiado en el Señor que
todo va a salir bien conforme a su voluntad y a lo que El nos a dicho durante
todo este tiempo. Me dijo: “No se preocupen, que yo
estoy con ustedes”. 1
Se me comunicó esta palabra de Yavé: 2 «Hijo de hombre, vuelve tu
mirada hacia Gog, del país de Magog, el gran jefe de Mecheq y de Tubal;
profetizarás contra él. 3 Dirás: esto dice Yavé:
Vengo a buscarte, Gog, gran jefe de Mecheq y de Tubal. 4 Haré
que te pongas en marcha con todo tu ejército,
tus caballos y tus caballeros, todos vestidos magníficamente, tus numerosas
tropas armadas con espadas, lanzas y escudos. 16 Te lanzarás sobre mi pueblo Israel como las
nubes que vienen a cubrir al país; eso sucederá en el transcurrir del
tiempo. Quiero que ataques a mi
país, Gog, para que las naciones me conozcan, pues por tu intermedio
manifestaré ante todos mi santidad. 18 Pues bien, ese día en que Gog
invada la tierra de Israel, dice Yavé, la cólera se me subirá hasta la nariz. 19
En mi celo y en el ardor de mi cólera, lo digo: Si, ese día será un terremoto para Israel. 21
Entonces, dice Yavé, haré que cunda el pánico entre la gente de Gog: se
atacarán con sus espadas unos a otros. 22 Lo castigaré por la peste
y la sangre, haré que caiga sobre él, su pueblo y los numerosos pueblos que lo
acompañan, una lluvia torrencial, granizos de fuego y azufre. 23Así
demostraré mi grandeza y mi santidad, y me daré a conocer ante numerosas naciones:
sabrán que Yo soy Yavé. 21
Así mostraré mi gloria a las naciones.
Quiero que sepan lo que es mi justicia y como supe dejar caer mi mano
sobre ellas. 22 Entonces y para siempre la casa de Israel sabrá que
Yo soy Yavé, su Dios. 23 Las naciones comprenderán que si el pueblo
de Israel estuvo en el exilio, fue porque pecó contra mí; le oculté mi rostro
porque me fue infiel; lo entregué en manos de sus enemigos y todos murieron a
espada. 24 Los traté como lo merecían por sus pecados y sus
infidelidades y les oculté mi rostro. 25 Por eso, dice Yavé: Voy a traer de vuelta a los desterrados
de Jacob, tendré piedad de todo Israel y defenderé celosamente mi Santo Nombre.
26 Cuando vivan en paz en su país y ya nadie los moleste, se
olvidarán de su tristeza pasada y de todas las infidelidades que cometieron
contra mí. 27 Los reuniré de entre los pueblos y los traeré de
vuelta del país de sus enemigos.
Por su intermedio manifestaré mi santidad ante numerosas naciones. 28
Sabrán que Yo soy Yavé cuando me manifieste a las naciones paganas. 29 Ya
no les ocultaré mi rostro, sino que difundiré mi Espíritu en mi pueblo de
Israel. Palabra de Yavé.
Martes 19 de julio de 2005
Daniel 14, 33-42
Nos levantamos temprano para ir a Houston y ya
estando en el aeropuerto me llamó Claudia, nuestra animadora del grupo de
Encuentroe y me dijo que el Señor me había mandado a decir: 33 Vivía en ese tiempo en Judea el profeta Habacuq; éste acababa
de preparar un guiso y de picar pan en un plato, y se dirigía al campo para
llevárselo a los segadores. 34 Pero el ángel del Señor dijo a
Habacuq: «Lleva la comida que preparaste a Babilonia, para Daniel, que está en
el foso de los leones.» 35 Habacuq dijo: «Señor, jamás he visto Babilonia y no sé dónde está el
foso.» 36 Pero el ángel del Señor lo tomó por la cabeza y llevándolo
de los cabellos lo puso en Babilonia, junto al foso, con la rapidez de un
espíritu. 37 Habacuq gritó: «Daniel, Daniel, toma la comida que te
manda Dios.» 38 Daniel
exclamó: «Oh Dios, te acordaste de mí y no has desamparado a los que te aman.» 39
Luego, se levantó y se puso a comer, mientras el ángel del Señor llevaba a
Habacuq al lugar en que estaba primero. 40 El séptimo día vino el
rey a llorar a Daniel; se acercó al foso, miró y vio a Daniel sentado allí. 41
Entonces gritó con entusiasmo: «Grande eres tú, Señor, Dios de Daniel, y no hay
otro Dios fuera de ti.» 42 Y mandó sacar del foso a Daniel, y
arrojar allí a los que buscaban su muerte, que en su presencia fueron devorados
al instante. Comprendí que
el Señor nos mandaba a decir que El estaba con nosotros y que tal vez el caso
no se iba a resolver en este viaje, pero que estaba cerca y al final, El nos va
a dar el triunfo – ¡Gloria a Dios!
Llegamos a Houston y fuimos a la cita del médico de Sylvia Regina y todo
salió bien – ¡Gracias a Dios! Fuimos
después a la Capilla de St. Ann y el Señor me confirmó que ya el caso estaba
por concluirse y que con el dinero que recibiera, lo que debería hacer es
ayudar a las empresas que necesitan capital de trabajo y promover así empresas
que oren como lo estamos haciendo nosotros.
Miércoles 20 de julio de 2005
2 Tesalonicenses 2, 13-17; 3,3
Nos despertó el teléfono y era Mark que me
llamaba para avisarme que el Juez iba a retrasar el caso otras dos o tres
semanas. Aquí estábamos en Houston
y de nuevo, el Señor nos ponía otra prueba más, otro retraso más. Yo sólo le decía: “Señor, que se haga
tu voluntad”, sostenido por la Fe de su promesa, que me la había reafirmado
ayer. Me puse a orar y el Señor me
dijo: “Perseveren en la Fe” 13 Pero nosotros tenemos
que dar gracias en todo momento por ustedes, hermanos amados por el Señor, pues
ustedes son la parte de Dios y fueron elegidos para que se salvaran mediante la
fe verdadera y fueran santificados por el Espíritu. 14 Con este fin
los llamó mediante el Evangelio que predicamos, y los destinó a compartir la
gloria de Cristo Jesús, nuestro Señor. 15 Por lo tanto, hermanos,
manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de
palabra o por carta. 16 Que los anime el propio Cristo Jesús,
nuestro Padre, que nos ha amado dándonos en su misericordia un consuelo eterno
y una esperanza feliz. 17 El les dará el consuelo interior y los
hará progresar en todo bien de palabra o de obra. 3 El Señor es fiel: a
ustedes los fortalecerá y preservará del maligno.
Jueves 21 de julio de 2005
Isaías 52, 7-10
Nos levantamos temprano, pues tenía que ir
adonde el Mincho, para que me hiciera el examen de sangre, en ayunas. Nos levantamos para ir a misa, pero nos
dimos cuenta que no podía comulgar, así que nos fuimos a hacer el examen. El día pasó rutinario, buscando que
hacer, fuimos a misa a las 12:15, nos quedamos a rezar el Rosario. El Padre habló sobre lo que le debemos
dar gracias a Dios: “por oír, por ver, por haber hecho en el día lo que hemos
hecho”. Me acordé del mismo
pensamiento que había tenido el día de ayer cuando estaba en el consultorio,
pensando y meditando sobre todos los milagros de tener una buena salud, de oír,
sentir, caminar, tener sangre, etc., etc.
El Padre nos lo repetía hoy – ¡Bendito sea Dios!
Por la tarde me puse a orar, el Señor me
dijo: 7 Qué bien venidos, por los montes,
los pasos del que trae buenas noticias, que anuncia la paz, que trae la
felicidad, que anuncia la salvación, y que dice a Sión: «¡Ya reina tu Dios!» 8
Escucha, tus centinelas alzan la voz y juntos gritan jubilosos, por lo
que han visto con sus propios ojos:
¡Yavé regresando a Sión! 9 Griten de alegría, ruinas de
Jerusalén, porque Yavé se ha compadecido de su pueblo y ha rescatado a
Jerusalén. 10 Yavé, el Santo, se ha arremangado su brazo a la vista
de las naciones, y han visto, hasta los extremos del mundo, la salvación de
nuestro Dios.
Viernes 22 de julio de 2005
Hoy nos fuimos a misa temprano, después al
médico, donde Mincho y me dijo que estaba bien, excepto que me cambió la
medicina para la presión alta, por una más fuerte y me volvió a dar Lipitor
para bajar el colesterol. Cuando
me dijo que por demás estaba bien, dije en mi interior – ¡Gracias Señor! Pues comprendía que era una gracia el
tener buena salud y tanto Sylvia Regina como yo habíamos salido bien. Al regreso pasamos por una librería
cristiana que queda cerca del hospital y nos llamó la atención la cantidad de
libros y de gente que había; mucho menos que en la Católica. Sylvia Regina me comentó ¿y que pasará
con los Católicos? Y le pregunté
al Señor: ¿Señor, qué pasa con los Católicos? ¿Por qué el Espíritu Santo se manifiesta tanto en los
evangélicos y no en los católicos?
Me contestó: Busca y encontrarás.
Me compré unos libros en inglés, pues decidí
empezar a leer La Palbra de Dios en inglés, a ver si entiendo igual lo religioso, que en español. Almorzamos con Vidal y cenamos con
Vidal y Debbie. Creo que se
maravillaban de vernos tan serenos y calmados – sólo puede venir de Dios, así
le dije en la noche a Sylvia Regina, cuando ya nos estábamos acostando y
preparándonos para regresar. Le
dije: “No llevamos nada y más bien regresamos con menos de lo que veníamos, en
cuanto a resultados; pero me siento bendecido y si ésta es la voluntad de Dios,
¡Gloria a Dios! Ella también se
sentía igual.
Sábado 23 y domingo 24 de Julio 2005
Romanos 8, 28
1 Macabeos 2, 49-55
Nos levantamos temprano para ir a misa, luego
nos fuimos al aeropuerto para regresar a San Salvador. Me daba nostalgia dejar Houston, dejar
de ir a esa misa tan bonita de St. Michael.
En el avión me vine leyendo el libro de Beth
Moore: “Believing God”. Era como
que el Señor me viniera hablando, explicándome lo que había pasado y que todo
era para hacernos ver que todo se va a resolver, pero cuando El decida y no
cuando nosotros queramos. Que
debemos no sólo aceptar, sino “amar su voluntad”, pues siempre es lo que más nos
conviene. Como lo decía Beth: “nosotros
podemos querer algo para nosotros, pero El tiene para nosotros otras
prioridades y muchas veces ni las entendemos”; por eso es que siempre debemos
aceptar su voluntad y estar seguros y confiados que 8…
Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes El ha escogido
y llamado.
Regresamos a casa, antes fuimos a ver a Camila
que hoy terminaba su evento en Benetton y gracias a Dios todavía estaba ahí y
la pudimos felicitar y acompañar.
Al llegar a casa y estar con todos le decía y “doblé rodillas”,
agradeciéndole a Dios por todas sus bendiciones y por su amor.
El
domingo nos levantamos y fuimos a misa con mi mamá, pues era el 30 aniversario
de la muerte de José Adriano, mi hermano – ¡Que el Señor lo tenga en su
gloria! Pedí mucho por él y por
toda la familia y le entregué a mi mamá el libro de Beth Moore, pues el
Espíritu Santo me había hecho encontrarlo después en español y comprendí que
era para ella.
Antes de ir a misa el Señor me dijo: 49 Cuando se acercó su muerte, Matatías dijo a sus hijos:
«Ahora mandan los insolentes y los violentos; en un tiempo de crisis en que
Dios descarga su enojo. 50 Por eso, hijos míos, tengan celo por la
Ley y arriesguen su vida para defender la alianza que nuestros padres
cumplieron en sus tiempos y alcancen también ustedes la gloria y la fama que no
perecen. 52 Acuérdense de Abraham, que se mostró fiel en la hora de
la prueba y, por eso, Dios lo consideró justo. 53 José, en el tiempo
de su desgracia, observó el mandamiento de Dios y pasó a ser el señor de
Egipto. 54 Finjas, nuestro padre, por su gran celo, recibió el
sacerdocio para él y sus hijos para siempre. 55 Josué llegó a ser
jefe de Israel porque había sido cumplidor.
"Permitidme que vaya a ser pasto de las fieras y volar por ellas a Dios: dejad que me despedacen entre sus dientes las fieras, como trigo de Dios, para ser pan puro de Jesucristo."
ResponderEliminarSan Ignacio de Antioquía,