El dicho popular nos dice: “juntos pero no
revueltos” y eso es a lo que los partidos políticos mayoritarios han estado
apostando durante las últimas elecciones, es decir a que la polarización
política en el país se mantenga; pues esto es lo que favorece a las dirigencias
de ambos partidos mayoritarios.
Consecuente con lo anterior y a la luz de la
próxima selección de candidatos a presidente de la república, de ambos partidos
se escuchan voces de antiguos dirigentes llamando a sus estructuras a “aceptar
y respetar” la decisión de las dirigencias actuales de sus respectivos partidos;
tratando de imponer todo tipo de argumentos como para justificar que ésta es la
mejor forma de elegir a sus candidatos y buscando favorecer alguno de los
posibles pretendientes.
Ante estas voces, lo que las actuales cúpulas
partidarias no deben olvidar es que nuestra democracia ya ha avanzado lo
suficiente como para poner en evidencia que en términos gruesos, si bien más o
menos el 50% de la población aprueba esto de “juntos pero no revueltos” y esto
se representa por el “voto duro” de ambos partidos (25% para ARENA y 25% para
el FMLN respectivamente), el otro 50% restante de la población no está de
acuerdo con ésta confrontación y que sobretodo en las pasadas elecciones del
2009, al elegir un candidato no tradicionalmente político, la voluntad de esta minoría
“silenciosa” fue que esta polarización se termine y que los actuales candidatos
preferiblemente sean personas que promuevan el entendimiento entre “la izquierda”
y “la derecha”; de forma que la estabilidad del país se favorezca, se elimine
el tipo de confrontaciones como en las que estamos inmersos actualmente y
podamos coexistir “juntos y revueltos”.
Luego, al elegir a sus candidatos, lo que las dirigencias
de ambos partidos deberían tomar en cuenta es que la característica indispensable
que éste debe tener es que promueva la despolarización y busque la forma de
promover los entendimientos entre los distintos sectores, que es lo que la
mayoría de salvadoreños está demandando; para que nuestro país comience un
círculo virtuoso de crecimiento, independientemente de qué partido se encuentre
en el gobierno.
¿Cómo asegurarse que el candidato seleccionado esté
a favor de una concertación y ya no favorezca la polarización política? Lo más conveniente es asegurándose que
el candidato seleccionado sea una persona “joven” políticamente, lo cual no necesariamente
quiere decir que sea joven en cuanto a su edad; sino “joven” en sentido
político o sea una persona que no ha participado en puestos políticos en el
pasado, pues ésto es lo que asegura que sus planteamientos puedan ser “frescos”
y no fruto de resentimientos propios de la época de la polarización y mucho
menos del conflicto armado.
Está a la vista que lo que la mayoría de
salvadoreños está demandando, para el próximo período presidencial, es un
avance cualitativo en nuestra democracia y éste solo puede venir de un
presidente electo que no esté comprometido con ninguna de las estructuras de
poder de los tiempos en que la polarización era una necesidad de sobrevivencia
política. En política, las
percepciones son realidad y lo mejor para nuestro país es que el nuevo
presidente sea una persona que no conlleve “percepciones del pasado”.
Ante esta exigencia, lo deseable sería que las
dirigencias de todos los partidos políticos se olviden de buscar solo al candidato
que consideran “ganador” y más bien se decidan por seleccionar a aquella persona
que no solo gane, sino que además sea capaz de “gobernar” nuestro país y dirigirlo
a un nuevo estadio de bienestar y seguridad para todos los salvadoreños.
"Si eres tan miserable, ¿como te extraña que los demás tengan miserias?
ResponderEliminarSan JoséMaría Escrivá de Balaguer - Camino 446