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Canonización de Monseñor Romero

lunes, 16 de julio de 2012

Cronología de un Milagro - Julio 2005-IV


Lunes 25 de julio de 2005

1 Macabeos 16, 2-3

2 Entonces Simón llamó a sus hijos mayores, Juan y Judas, y les dijo: «Yo, mis hermanos y familia de mi padre, hemos luchado desde nuestra juventud hasta hoy contra los enemigos de Israel y, gracias a nosotros, se consiguió muchas veces liberar a Israel. 3 Pero ahora yo soy viejo, mientras que ustedes, gracias al Cielo, ya son hombres maduros. Ocupen mi lugar y el de mi hermano, y salgan a luchar por nuestra patria. ¡Que la ayuda del Cielo esté con ustedes! 
Me pasé el día esperando noticias de Houston pero no llegó nada.  Tampoco pasó nada con los proveedores.  Todo estuvo tranquilo.  Lo único que hacía era orar, pidiéndole al Señor su misericordia, pues el juez no decide nada sobre el summary judgement, lo cual me parece raro.

Martes 26 de julio de 2005

Filipenses 2, 1-2; 1, 28-30
2 tesalonicenses 1, 3-5

Me levanté con deseos de orar y pidiéndole al Señor que me dé Palabra, para poder continuar.  Su Pan, para poder resistir lo que falta del camino.  Me dijo:  1 Puedo pedirles algo en nombre de Cristo, hablarles del amor? ¿Han recibido el Espíritu Santo y son capaces de compasión y ternura? 2 Entonces denme esta alegría: pónganse de acuerdo, estén unidos en el amor, con una misma alma y un mismo proyecto. 28 No se dejen intimidar por los adversarios. Este será  un signo seguro de que ellos van a  la ruina y ustedes a la salvación. Todo esto viene de Dios, 29 y es una gracia para ustedes que no solamente hayan creído en Cristo, sino también que padezcan por El 30 en el mismo tipo de lucha que soporto yo, como lo han podido ver  y ahora lo escuchan de mí. 1, 3 Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes, hermanos.  Es justo hacerlo, ya que siguen progresando en la fe y crece el amor de cada uno a los hermanos. 4 Nosotros mismos hablamos de ustedes con orgullo en las iglesias de Dios porque se mantienen firmes y guardan su fe en medio de todas las persecuciones y pruebas que deben soportar. 5 Estas han de ser para ustedes una muestra del justo juicio de Dios, pues deben mostrarse dignos de ese Reino de Dios por el cual ahora padecen. 
En la oficina no pasó nada, no tuvimos noticias de lo que había decidido el Juez Hardin.  No pudimos cobrar el cheque de las máquinas, mi mamá me habló para ver si le podíamos cancelar lo que le debemos.  Me sentí bien apesadumbrado y desanimado.  Preguntándole al Señor: ¿Hasta cuándo? Qué más quieres que haga Señor? 
Al regresar a la casa en la noche, el ventilador del Volvo no se había apagado y ya se le había terminado la batería, pues no me arrancó.  Tuvimos que desconectársela para que se apagara el ventilador.  Comprendí que satanás estaba tratando de desesperarme y pedí al Señor su protección y fortaleza.

Miércoles 27 de julio de 2005

Judas 1, 9-10
Apocalipsis 12, 17-18
Salmo 18

Me levanté tarde, pues el sueño me dominaba ya que ayer nos acostamos bien tarde, después de venir del grupo de Encuentros y de orar. 9 El arcángel Miguel, cuando pleiteaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él ninguna palabra de insulto, sino que sencillamente dijo: “¡Qué el Señor te reprenda!” 10 En cambio esa gente insulta todo lo que no pueden entender, y lo que conocen por instinto, como los animales, lo utilizan para su corrupción.  12, 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús.  18 Y se quedó a orillas del mar. 18, 2 Yo te amo, Señor, mi fuerza. 3 El Señor es mi roca y mi fortaleza; es mi libertador y es mi Dios, es la roca que me da seguridad; es mi escudo y me da la victoria. 4 Invoco al Señor que es digno de alabanzas, y me veo libre de mis enemigos. 5 Las aguas de la muerte me envolvían, los torrentes devastadores me aterraban; 6 las redes de la muerte me cercaban, ante mí estaban tendidas trampas mortales. 7 En mi angustia yo invoqué al Señor y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus oídos y desde su Templo oyó mi voz. 14 Tronó el Señor desde los cielos, el Altísimo hizo oír su voz. 15 Tiró sus flechas y los dispersó, lanzó sus rayos y los derrotó. 47 ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Ensalzado sea el Dios que me salva! 48 Oh Dios que me concedes el desquite y colocas los pueblos a mis pies, 49 que me libras de mis enemigos y me encumbras por encima de mis agresores, tú me salvas de la gente violenta. 50 Por eso te ensalzaré, Señor, y en medio de los pueblos cantaré tu Nombre.  No pasó nada en todo el día, sólo me pasé leyendo el libro de Beth Moore y era como que el Señor me estaba hablando, dándome sus últimas moldeadas, enseñándome a orar, a “creer en El”, a que su Palabra se encarne en mí y todos mis descendientes. 
La oración con los empleados estuvo igualmente poderosa, ahí estaba con nosotros el Espíritu Santo, moldeándonos; sintiendo su amor.

Jueves 28 de julio de 2005

Isaías 66, 1-2; 12-14

Me levanté cansado.  Tuve un sueño perturbador, que había incumplido la ley para resolver el problema económico con alguno de los empleados, esperando que no nos fueran a encontrar, pero de pronto habiéndolo ya cometido y aunque todo había salido perfecto, me entró un remordimiento de conciencia que me deprimía; el delito era algo así como “esconder un carro” para algo, nada grave; pero aún así mi conciencia no me dejaba tranquilo y en eso me desperté.  Me levanté dándole gracias al Señor porque sólo era un sueño y me puse a orar pidiéndole su misericordia para mí y todos los empleados, pues todos estamos ya con un gran dolor y un tremendo deseo que nos haga el milagro, para que nuestra Fe se consolide.  Señor, haznos sentir tu amor ¡Glorifícate con nuestros empleados, para que seamos un pueblo dedicado a ti.  Me dijo:  1 Así se expresa Yavé: ¡El cielo es mi trono y la tierra la tarima para mis pies! ¿Qué casa podrían ustedes edificarme, o en que parte fijarían mi lugar de reposo, 2 si todo esto lo ha hecho mi mano y todo esto es mío?, dice Yavé.  Pero en quien fijo realmente mis ojos es en el pobre y en el corazón arrepentido, que se estremece por mi palabra. 12 Pues Yavé lo asegura:  Yo voy a hacer correr hacia ella, como un río, la paz, y como un torrente que lo inunda todo, la gloria de las naciones,.  Ustedes serán como niños de pecho llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. 13 Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes. 14 Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba.  La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores y hará que sus enemigos vean su enojo.  ¡Gloria a Dios! Le di gracias, gracias, gracias al Señor por reafirmar mi Fe. 
En la oficina no pasó nada. Los abogados –todos– no me pueden confirmar nada; todo está en manos del Señor.  Por la noche fuimos a la Asamblea de Encuentros y fuimos con Camila y Rober; el Señor nos bendijo ¡nos reafirmó su amor!

Viernes 29 de julio de 2005

2 macabeos 2, 16-18

Me levanté pidiéndole al Señor su misericordia para todos los empleados y a la Virgen Santísima su intercesión, para que el Señor se glorifique y nuestra Fe crezca.  Me dijo:  16 Estando a punto de celebrar la fiesta de la Purificación del Templo, les decimos que harán bien en celebrar asimismo ustedes estas fiestas. 17 Pues Dios acaba de salvar a todo su pueblo y de devolver a todos la tierra de su herencia; nos ha permitido recuperar su reino y el Templo, y restablecer el culto que se le da en ese Templo, como nos lo tenía ordenado en su ley. 18 El mismo Dios, como esperamos, se apiadará pronto de nosotros y nos reunirá de todas partes en el Lugar Santo, pues nos ha sacado de grandes males y ha purificado este Lugar. 
En la oficina no pasó nada, ¡ah! excepto que el Juez Hardin fijó la fecha del Juicio para el 16 ó 17 de agosto y ordenó un mediation para el 20 de agosto.  Leyendo la Palabra de hoy, estoy seguro que ahí se va a definir todo  ¡Gloria a Dios!

Sábado 30 y domingo 31 de julio de 2005

Me levanté temprano para preparar el programa y pasé en eso toda la mañana. Puedo sentir como el Espíritu Santo me ilumina para saber qué es lo que tengo que decir. Me llena de gozo el poder servir al Señor y ahora ansío cada sábado para profundizar en su Palabra.  Por la tarde no hicimos nada; Ariana y Luigi no pudieron venir a almorzar, lo cual me entristeció un poco.
El domingo fuimos a almorzar a Suchitoto y Sylvia Regina estaba feliz y contenta caminando por donde pasaban sus antepasados. Fuimos a conocer la casa de sus tatarabuelos y se le notaba su emoción, lo mismo cuando visitamos al Santísimo, pues me comentó que sintió un escalofrío al sentir que ahí mismo iban a misa sus antepasados.  Fue un día lleno del amor y gracia del Señor.  ¡Gracias Señor!  Almorzamos en el restaurante Los Almendros, que está muy bonito y quedamos, con Sylvia Regina, de hacernos el propósito de regresar.

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