Lunes 25 de julio de 2005
1 Macabeos 16, 2-3
2 Entonces Simón llamó a sus hijos
mayores, Juan y Judas, y les dijo: «Yo, mis hermanos y familia de mi padre,
hemos luchado desde nuestra juventud hasta hoy contra los enemigos de Israel y,
gracias a nosotros, se consiguió muchas veces liberar a Israel. 3
Pero ahora yo soy viejo, mientras que ustedes, gracias al Cielo, ya son hombres
maduros. Ocupen mi lugar y el de mi hermano, y salgan a luchar por nuestra
patria. ¡Que la ayuda del Cielo esté con ustedes!
Me pasé el día esperando noticias de Houston
pero no llegó nada. Tampoco pasó
nada con los proveedores. Todo
estuvo tranquilo. Lo único que
hacía era orar, pidiéndole al Señor su misericordia, pues el juez no decide
nada sobre el summary judgement, lo cual me parece raro.
Martes 26 de julio de 2005
Filipenses 2, 1-2; 1, 28-30
2 tesalonicenses 1, 3-5
Me levanté con deseos de orar y pidiéndole al
Señor que me dé Palabra, para poder continuar. Su Pan, para poder resistir lo que falta del camino. Me dijo: 1 Puedo pedirles algo en nombre de Cristo, hablarles del amor?
¿Han recibido el Espíritu Santo y son capaces de compasión y ternura? 2
Entonces denme esta alegría: pónganse de acuerdo, estén unidos en el amor, con
una misma alma y un mismo proyecto. 28 No se dejen intimidar por los
adversarios. Este será un signo
seguro de que ellos van a la ruina
y ustedes a la salvación. Todo esto viene de Dios, 29 y es una
gracia para ustedes que no solamente hayan creído en Cristo, sino también que
padezcan por El 30 en el mismo tipo de lucha que soporto yo, como lo
han podido ver y ahora lo escuchan
de mí. 1, 3 Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes,
hermanos. Es justo hacerlo, ya que
siguen progresando en la fe y crece el amor de cada uno a los hermanos. 4 Nosotros
mismos hablamos de ustedes con orgullo en las iglesias de Dios porque se
mantienen firmes y guardan su fe en medio de todas las persecuciones y pruebas
que deben soportar. 5 Estas han de ser para ustedes una muestra del
justo juicio de Dios, pues deben mostrarse dignos de ese Reino de Dios por el
cual ahora padecen.
En la oficina no pasó nada, no tuvimos noticias
de lo que había decidido el Juez Hardin.
No pudimos cobrar el cheque de las máquinas, mi mamá me habló para ver
si le podíamos cancelar lo que le debemos. Me sentí bien apesadumbrado y desanimado. Preguntándole al Señor: ¿Hasta cuándo?
Qué más quieres que haga Señor?
Al regresar a la casa en la noche, el
ventilador del Volvo no se había apagado y ya se le había terminado la batería,
pues no me arrancó. Tuvimos que
desconectársela para que se apagara el ventilador. Comprendí que satanás estaba tratando de desesperarme y pedí
al Señor su protección y fortaleza.
Miércoles 27 de julio de 2005
Judas 1, 9-10
Apocalipsis 12, 17-18
Salmo 18
Me levanté tarde, pues el sueño me dominaba ya
que ayer nos acostamos bien tarde, después de venir del grupo de Encuentros y
de orar. 9 El
arcángel Miguel, cuando pleiteaba con el diablo disputándose el cuerpo de
Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él ninguna palabra de insulto, sino
que sencillamente dijo: “¡Qué el Señor te reprenda!” 10 En cambio
esa gente insulta todo lo que no pueden entender, y lo que conocen por
instinto, como los animales, lo utilizan para su corrupción. 12, 17 Entonces el dragón se
enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es
decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de
Jesús. 18 Y se quedó a
orillas del mar. 18, 2 Yo te amo, Señor, mi fuerza. 3 El
Señor es mi roca y mi fortaleza; es mi libertador y es mi Dios, es la roca que
me da seguridad; es mi escudo y me da la victoria. 4 Invoco al Señor
que es digno de alabanzas, y me veo libre de mis enemigos. 5 Las aguas
de la muerte me envolvían, los torrentes devastadores me aterraban; 6
las redes de la muerte me cercaban, ante mí estaban tendidas trampas mortales. 7
En mi angustia yo invoqué al Señor y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus
oídos y desde su Templo oyó mi voz. 14 Tronó el Señor desde los
cielos, el Altísimo hizo oír su voz. 15 Tiró sus flechas y los
dispersó, lanzó sus rayos y los derrotó. 47 ¡Viva el Señor! ¡Bendita
sea mi Roca! ¡Ensalzado sea el Dios que me salva! 48 Oh Dios que me
concedes el desquite y colocas los pueblos a mis pies, 49 que me
libras de mis enemigos y me encumbras por encima de mis agresores, tú me salvas
de la gente violenta. 50 Por eso te ensalzaré, Señor, y en medio de
los pueblos cantaré tu Nombre. No
pasó nada en todo el día, sólo me pasé leyendo el libro de Beth Moore y era
como que el Señor me estaba hablando, dándome sus últimas moldeadas,
enseñándome a orar, a “creer en El”, a que su Palabra se encarne en mí y todos
mis descendientes.
La oración con los empleados estuvo igualmente
poderosa, ahí estaba con nosotros el Espíritu Santo, moldeándonos; sintiendo su
amor.
Jueves 28 de julio de 2005
Isaías 66, 1-2; 12-14
Me levanté cansado. Tuve un sueño perturbador, que había incumplido la ley para
resolver el problema económico con alguno de los empleados, esperando que no
nos fueran a encontrar, pero de pronto habiéndolo ya cometido y aunque todo
había salido perfecto, me entró un remordimiento de conciencia que me deprimía;
el delito era algo así como “esconder un carro” para algo, nada grave; pero aún
así mi conciencia no me dejaba tranquilo y en eso me desperté. Me levanté dándole gracias al Señor
porque sólo era un sueño y me puse a orar pidiéndole su misericordia para mí y
todos los empleados, pues todos estamos ya con un gran dolor y un tremendo
deseo que nos haga el milagro, para que nuestra Fe se consolide. Señor, haznos sentir tu amor
¡Glorifícate con nuestros empleados, para que seamos un pueblo dedicado a
ti. Me dijo: 1 Así se expresa Yavé: ¡El cielo es mi trono y la tierra la
tarima para mis pies! ¿Qué casa podrían ustedes edificarme, o en que parte
fijarían mi lugar de reposo, 2 si todo esto lo ha hecho mi mano y
todo esto es mío?, dice Yavé. Pero
en quien fijo realmente mis ojos es en el pobre y en el corazón arrepentido,
que se estremece por mi palabra. 12 Pues Yavé lo asegura: Yo voy a hacer correr hacia ella, como
un río, la paz, y como un torrente que lo inunda todo, la gloria de las
naciones,. Ustedes serán como niños
de pecho llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. 13
Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes. 14
Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo
rejuvenecerá como la hierba. La
mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores y hará que sus enemigos vean su
enojo. ¡Gloria a Dios! Le
di gracias, gracias, gracias al Señor por reafirmar mi Fe.
En la oficina no pasó nada. Los abogados
–todos– no me pueden confirmar nada; todo está en manos del Señor. Por la noche fuimos a la Asamblea de
Encuentros y fuimos con Camila y Rober; el Señor nos bendijo ¡nos reafirmó su
amor!
Viernes 29 de julio de 2005
2 macabeos 2, 16-18
Me levanté pidiéndole al Señor su misericordia
para todos los empleados y a la Virgen Santísima su intercesión, para que el
Señor se glorifique y nuestra Fe crezca.
Me dijo: 16 Estando a punto de
celebrar la fiesta de la Purificación del Templo, les decimos que harán bien en
celebrar asimismo ustedes estas fiestas. 17 Pues Dios acaba de
salvar a todo su pueblo y de devolver a todos la tierra de su herencia; nos ha
permitido recuperar su reino y el Templo, y restablecer el culto que se le da
en ese Templo, como nos lo tenía ordenado en su ley. 18 El mismo
Dios, como esperamos, se apiadará pronto de nosotros y nos reunirá de todas
partes en el Lugar Santo, pues nos ha sacado de grandes males y ha purificado
este Lugar.
En la oficina no pasó nada, ¡ah! excepto que el
Juez Hardin fijó la fecha del Juicio para el 16 ó 17 de agosto y ordenó un mediation
para el 20 de agosto. Leyendo la
Palabra de hoy, estoy seguro que ahí se va a definir todo ¡Gloria a Dios!
Sábado 30 y domingo 31 de julio de 2005
Me levanté temprano para preparar el programa y
pasé en eso toda la mañana. Puedo sentir como el Espíritu Santo me ilumina para
saber qué es lo que tengo que decir. Me llena de gozo el poder servir al Señor
y ahora ansío cada sábado para profundizar en su Palabra. Por la tarde no hicimos nada; Ariana y
Luigi no pudieron venir a almorzar, lo cual me entristeció un poco.
El domingo fuimos a almorzar a Suchitoto y
Sylvia Regina estaba feliz y contenta caminando por donde pasaban sus
antepasados. Fuimos a conocer la casa de sus tatarabuelos y se le notaba su
emoción, lo mismo cuando visitamos al Santísimo, pues me comentó que sintió un
escalofrío al sentir que ahí mismo iban a misa sus antepasados. Fue un día lleno del amor y gracia del
Señor. ¡Gracias Señor! Almorzamos en el restaurante Los
Almendros, que está muy bonito y quedamos, con Sylvia Regina, de hacernos el
propósito de regresar.
"Trabajemos por la obra de la justicia"
ResponderEliminarSan Clemente romano