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Canonización de Monseñor Romero

lunes, 8 de agosto de 2011

EMPLEOS PRIMERO LUEGO LA PAZ


Hace poco me dijo una muy querida amiga que su joven hijo, al ver una máquina de escribir le había preguntado: y eso que es? Esto nos demuestra, lo rápido que tendemos a olvidar lo que de alguna manera haya sido bien o mal sustituido.
Para información también de muchos jóvenes, hace muy pocos años lo normal era “encontrar empleo”. Todavía está en el recuerdo de los no muy mayores, que lo normal era que la mayoría de las personas que llegábamos a la edad apropiada, teníamos no una, sino “varias” opciones de trabajo y esto ocurría en todos los niveles sociales, ya sea ser cortador de café, portero, obrero, dentista, ingeniero, etc.  Empleo había y la calidad de este solo dependía de la “preparación y esfuerzo individual”.  Lo importante de recordar es que, todo el que se lo propusiera podía encontrar empleo, aunque fuera de barrendero.  Porque ahora esto se nos ha olvidado?
La contestación la podemos encontrar, no en “lo que hemos hecho”, sino en “lo que no hemos hecho”.  Mas específicamente, lo que hemos olvidado es que el Estado tiene la “obligación” de proporcionar empleos para las generaciones futuras y eso es lo que nuestro El Salvador de hoy no ha hecho; desde hace ya varias décadas.
La democracia llegó a nuestro querido país vía los “Acuerdos de Paz”, allá en 1992. Con estos acuerdos llegó la solución “política”, a un problema que veníamos acarreando por varias generaciones.  Cual era en esencia este problema?  Que las mal llamadas “Izquierda” y “Derecha”, nunca se habían podido unir y ponerse de acuerdo en un proyecto común de país; para que todos los salvadoreños pudiéramos tener acceso a los mas esenciales derechos de un ciudadano, en una sociedad moderna, como es el de tener: a) trabajo, b) vivienda, c) educación, d) salud, e) justicia y f) libertad. 
Sin embargo, si bien los “Acuerdos de Paz” solucionaron el problema “político”, desde entonces no se atendió el problema “económico y social” que conllevaba y actualmente los jóvenes de hoy se están preguntando: y esto del desarrollo económico y social que es?  es posible acaso?
Lamentablemente, esta es la realidad de nuestro querido país y las generaciones mayores, que somos las causantes de este “olvido” social, estamos en la obligación, no solo de reconocer nuestra culpa, sino de ayudar a nuestros jóvenes a que puedan volver a tener la “esperanza” de una vida “mejor que la de sus padres”; los cuales lo mas probable es que, para sostenerlos a ellos tuvieron, en algún momento, que emigrar al extranjero; en busca del bienestar que su misma patria no fue capaz de proporcionarles.
Comprendiendo lo anterior, una nueva esperanza podría llegar a nuestros jóvenes, si las discusiones actuales entre todos los sectores se centraran, no en relación a como es que se van a gastar otros $350 millones más, en nuevos impuestos, para “reprimir la violencia”; sino mas bien en relación a como es que se puede hacer para que se pudieran invertir estos mismos $350 millones o más, en generar “nuevos empleos” y crear una nueva realidad a nuestra juventud “desesperanzada”.
Se puede lograr un respiro momentáneo en la reducción de la violencia, a base de más “mano dura”, pero para lograr una paz sostenible, lo que se necesita es “crear empleos”, que permitan que los jóvenes puedan estar trabajando; en vez de estar pensando en como incorporarse a una “mara”, como medio de subsistencia.  Para esto, lo primero que hay que hacer es que tanto el gobierno como el sector privado debe salirse de los parámetros acostumbrados de recaudación de impuestos e inversión, respectivamente y con estos nuevos parámetros comenzar a identificar proyectos en los cuales su “rentabilidad” se mida, no por su pronta generación de ingresos, como tradicionalmente se hace; sino mas bien, por la “cantidad de empleos generados”, lo cual se traduce en menos jóvenes con necesidad de buscar la violencia y por tanto se favorece la “paz”.
Antes que como sociedad nos ocurra, como al hijo de mi amiga y nos olvidemos que el tener un empleo es un “derecho” y no un “privilegio”, lo que debemos hacer es comprometernos todos con nuestro país y crear una verdadera “Revolución del Empleo”, promoviendo y emitiendo una legislación adecuada para que al sector privado se le facilite promover “Empresas por La Paz”; cuyo objetivo principal sea generar empleos.
La forma mas rápida para lograr esta revolución, seria que se cree una legislación que permita que la inversión necesaria para formar estas “Empresas por La Paz” se puedan deducir del pago de impuestos, por parte del inversionista promotor de este tipo de empresas y a su vez, la misma legislación debe contemplar que las “Empresas por La Paz” puedan operar libres de todo pago de impuestos (como en realidad ocurre en el sector informal) y así puedan ser mas competitivas; logrando el efecto buscado de “generar empleos sostenidos” y por tanto “promover la paz”.  
Pudiera el gobierno y el sector privado preguntarse y de donde saldrán los recursos?  Sin embargo, lo que aparentemente el gobierno pudiera dejar de percibir en impuestos, a la larga lo recobraría vía mayor reactivación económica y reducción del gasto en seguridad y lo que el sector privado pudiera invertir, lo recobraría en paz social y por ende en reducción del gastos de seguridad; pero por sobretodo, incrementando los consumidores para sus actuales productos.
Lo mejor de crear estas “Empresas por La Paz”, es que todos los salvadoreños de esta generación, incluyendo sus jóvenes, estaríamos cumpliendo con nuestra responsabilidad con las generaciones futuras.

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