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Canonización de Monseñor Romero

martes, 4 de diciembre de 2012

Cronología de un Milagro - Agosto 2006-II

Lunes 14 de agosto de 2006

Me levanté bien preocupado por la reunión que me habían pedido mis hermanas, para el día de hoy.  Pasé todo el día preocupado, si iba a resultar positiva o negativa.  
Por la tarde ya no fui a la oficina, sino que me fui al Santísimo, pidiéndole que me diera serenidad y me ayudara a controlarme, pues sabía que iba a recibir un ataque de satanás, usándolas a ellas.  Oré frente al Santísimo por más o menos una hora.
La reunión efectivamente fue negativa.  Gracias a Dios, pude controlar mi carácter y que ésta no terminara mal.  Me sirvió bastante comprender que lo negativo no venía de ellas, sino del maligno.  Salí bien deprimido, pues no sentí al Señor cerca, solventando la situación.
Me fui a misa y después al Santísimo y tampoco lo sentí cerca.  Me sentí como abandonado, aunque con Fe, que El estaba ahí escuchándome, soportándome en la prueba. Por la noche nos fuimos a la reunión de Encuentros y al momento de la reflexión, sí lo pude sentir que me estaba hablando directamente a mí y se me salieron las lágrimas, incontrolablemente. Lo pude sentir bien cerca, con todo su Amor, como diciéndome:  “Aguanta hijito, es necesario que pases por todas estas pruebas”.

Martes 15 de agosto de 2006

Lucas 6, 35-37

Me levanté bien perturbado por la reunión de ayer con mis hermanas.  No tenía deseos de orar, pero hice el esfuerzo, pues mi mente daba vueltas y vueltas y no la podía sosegar.  El Señor me dijo:  35 Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores. 36 Sean compasivos, como es compasivo el Padre de ustedes. 37 No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados.  Comprendí que tenía que perdonar … y amar, a pesar de todo.  Comencé a escribir un informe a mis hermanas, tratando de ser humilde… pero me cuesta Señor.
Por la tarde me habló Alex, que los abogados del reclamo de La General de Seguros habían dicho que sí habían apelado y que por tanto, no le iban a dar el dinero todavía - ¿Adónde estás Señor? Danos fortaleza para resistir.

Miércoles 16 de agosto de 2006

Marcos 11, 24
Salmo 86, 14-17
Libro de los cinco minutos del espíritu santo, pág. 244 #10

Me levanté bien desganado y pidiéndole al Señor su misericordia, sobre todo para los empleados, que continúan fieles en la oración.  Me hinqué para implorar su misericordia y me dijo:  24 Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán. 14 Oh Dios, me echan la culpa los soberbios, una banda de locos busca mi muerte, y son gente que no piensan en ti. 15 Mas tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte, lleno de amor y lealtad, 16 vuélvete a mí y ten piedad de mí, otórgale tu fuerza a tu servidor y salva al hijo de tu sierva, 17 y para mi bien haz un milagro. Humillados verán mis enemigos que tú, Señor, me has ayudado y consolado.  Después, Sylvia Regina me trajo el libro que estaba leyendo y me dijo:  El Espíritu Santo es el que nos da esa resistencia, porque solos no podemos, pidámosle que derrame esa seguridad y esa fortaleza en nuestras vidas.  Luego me hizo leer un separador de “Pechi”, que me había regalado Sylvia Regina el 27 de julio de 2004. Me dijo:  Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas. Isaías 40: 31. 
Pasé un día mejor, con más Esperanza en el Señor y por ende mayor paz.  Les mandé a mis hermanas un memorándum con la información que pedían.  
No pasó nada en el caso, excepto que recibimos un e-mail de John, diciéndonos que lo que habían decidido era apelar a la decisión del Juez Federal, para que la Corte decida sobre la jurisdicción.
Jueves 17 de agosto de 2006

Juan 13, 2-5

Me levanté pidiéndole al Señor que nos resuelva el caso, especialmente le pedí a la Virgen su intercesión por los empleados, los exaccionistas y proveedores.  En mi oración, el Espíritu Santo me trajo a la mente a mi mamá y su falta de Fe en Jesús, que fue la plática que tuvimos el domingo.  Le pedí al Señor que me iluminara, para saber qué tengo que hacer para que se incremente su Fe.  Me dijo:  2 Estaban comiendo la cena y el diablo ya había depositado en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle. 3 Jesús, por su parte, sabía que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que había salido de Dios y que a Dios volvía. 4 Entonces se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. 5 Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos y luego se los secaba con la toalla que se había atado.  El día pasó sin ninguna novedad. Nos reunimos con Alex y la reunión fue positiva; aunque no nos sale nada, pues todos los casos de Alex se han entrampado y siempre a última hora todo se detiene.  Dios nos demuestra que está con nosotros, pues podemos hablar con tranquilidad.

Viernes 18 de agosto de 2006

1 Macabeos 3, 16-23

Me levanté a orar, pidiéndole al Señor que nos ayude, pidiéndole por todo el personal, que sigue orando, pidiendo su misericordia; pidiéndole que se glorifique con ellos y que volvamos a ser una empresa fuerte, para que todos ellos puedan ser testimonio que El nos arregló todo, por nuestras oraciones.  Me contestó:  16 Cuando se acercó a la subida de Betorón, Judas le salió al encuentro con una pequeña tropa de combatientes. 17 Estos, al ver el ejército contrario, dijeron a Judas: «¿Cómo podremos nosotros, tan pocos, luchar contra tantos enemigos? Además nos faltan fuerzas, pues nada comimos hoy.» 18 Pero Judas declaró: «Fácilmente cae una muchedumbre en manos de pocos hombres, que para el Cielo no hay diferencia entre vencer con ayuda de muchos o de pocos. 19 La victoria no depende de la cantidad de los que combaten, sino que viene del Cielo que nos da la fuerza. 20 Estos llegan contra nosotros inspirados por su orgullo y su impiedad, con el fin de apoderase de nosotros, de nuestras esposas e hijos y quitarnos todo. 21 En cambio nosotros luchamos por nuestras vidas y nuestras leyes. 22 El es el que los aplastará ante nosotros. No los teman.» 23 Apenas terminó de hablar, asaltó de repente a los enemigos, Serón y su ejército fueron derrotados. 
El Señor me recordó que nada puedo hacer yo por mí solo y que todo viene de El y cuando sea el momento, El nos va a hacer el milagro.
Me reuní con Guayo y la reunión fue positiva, lo cual me hizo sentir mejor.  El Señor nos llevó a hablar de religión y me dio gusto que ya está comenzando a leer La Biblia – ¡BENDITO SEA DIOS!

Sábado 19 y domingo 20 de agosto de 2006

Lucas 7, 40-50
Salmo 88

Me levanté a preparar el programa y en eso pasé toda la mañana.  Podía sentir la fuerza del Santísimo iluminándome.  Llegué temprano al programa y me fui al Santísimo.  Me dijo:  40 Pero Jesús, tomando la palabra, le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»  Simón contestó: «Habla, Maestro.» Y Jesús le dijo: 41 «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. 42 Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a ambos. ¿Cuál de los dos lo querrá más?» 43 Simón le contestó: «Pienso que aquel a quien le perdonó más.» Y Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» 44 Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. 47 Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que ha manifestado. En cambio, aquel que se le perdona poco, demuestra poco amor.» 48 Jesús dijo después a la mujer: «Tus pecados te quedan perdonados.» 50 … De nuevo Jesús se dirigió a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.» Me fui del Santíssimo y entonces no comprendí lo que el Señor me había dicho, pero sí, al momento de escribir estas líneas, el Señor me consoló diciéndome que todo esto es necesario para incrementar mi Fe, mi Esperanza y mi Amor hacia El.
Al salir del programa, Arturo me dijo: “Bueno, el Señor quiere ejercitar tu paciencia.” AMEN.
El domingo en la mañana, el Señor me hizo leer el Salmo 88, que es el único que al final no deja entrever el consuelo de haber sido escuchado en la oración, pero que recuerda que “hay días en que el Cielo está tapado, como lo estuvo para Cristo en la agonía.  2 Señor, mi Dios, te clamo a ti de día, y de noche me quejo en tu presencia. 3 Que hasta ti llegue mi oración, presta atención a mi clamor. 4 Pues de pruebas mi alma está saturada y mi vida está al borde del abismo. 9 Alejaste de mí a mis conocidos, hiciste que me miraran con horror. 19 De mí alejaste amigos y compañeros y son mi compañía las tinieblas.  Pero luego me hizo leer:  Dichoso el que es absuelto de pecado y cuya culpa te ha sido borrada.  Fuimos a misa y después a celebrar el cumpleaños de Doña Sylvia.  Estuve bien triste… orando. Pidiéndole al Señor su misericordia.  
A mediodía fuimos a ver a mis papás y la reunión fue positiva.


"No se contente con dar solo lo que deben, sino den lo que no deben. No solo hagan justicia, sino misericordia. 

San Juan de Avila

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