Lunes 14 de
agosto de 2006
Me levanté bien
preocupado por la reunión que me habían pedido mis hermanas, para el día de
hoy. Pasé todo el día preocupado,
si iba a resultar positiva o negativa.
Por la tarde ya
no fui a la oficina, sino que me fui al Santísimo, pidiéndole que me diera
serenidad y me ayudara a controlarme, pues sabía que iba a recibir un ataque de
satanás, usándolas a ellas. Oré
frente al Santísimo por más o menos una hora.
La reunión efectivamente
fue negativa. Gracias a Dios, pude
controlar mi carácter y que ésta no terminara mal. Me sirvió bastante comprender que lo negativo no venía de
ellas, sino del maligno. Salí bien
deprimido, pues no sentí al Señor cerca, solventando la situación.
Me fui a misa y
después al Santísimo y tampoco lo sentí cerca. Me sentí como abandonado, aunque con Fe, que El estaba ahí
escuchándome, soportándome en la prueba. Por la noche nos fuimos a la reunión
de Encuentros y al momento de la reflexión, sí lo pude sentir que me estaba
hablando directamente a mí y se me salieron las lágrimas, incontrolablemente.
Lo pude sentir bien cerca, con todo su Amor, como diciéndome: “Aguanta hijito,
es necesario que pases por todas estas pruebas”.
Martes
15 de agosto de 2006
Lucas
6, 35-37
Me levanté bien
perturbado por la reunión de ayer con mis hermanas. No tenía deseos de orar, pero hice el esfuerzo, pues mi mente
daba vueltas y vueltas y no la podía sosegar. El Señor me dijo:
35
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio.
Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, que
es bueno con los ingratos y los pecadores. 36 Sean compasivos, como
es compasivo el Padre de ustedes. 37 No juzguen y no serán juzgados,
no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados. Comprendí que tenía que perdonar
… y amar, a pesar de todo. Comencé
a escribir un informe a mis hermanas, tratando de ser humilde… pero me cuesta
Señor.
Por la tarde me
habló Alex, que los abogados del reclamo de La General de Seguros habían dicho
que sí habían apelado y que por tanto, no le iban a dar el dinero todavía -
¿Adónde estás Señor? Danos fortaleza para resistir.
Miércoles
16 de agosto de 2006
Marcos
11, 24
Salmo
86, 14-17
Libro
de los cinco minutos del espíritu santo, pág. 244 #10
Me levanté bien
desganado y pidiéndole al Señor su misericordia, sobre todo para los empleados,
que continúan fieles en la oración. Me hinqué para implorar su misericordia y me dijo: 24 Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que
ya lo han recibido y lo obtendrán. 14 Oh Dios, me echan la culpa los
soberbios, una banda de locos busca mi muerte, y son gente que no piensan en
ti. 15 Mas tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte,
lleno de amor y lealtad, 16 vuélvete a mí y ten piedad de mí,
otórgale tu fuerza a tu servidor y salva al hijo de tu sierva, 17 y
para mi bien haz un milagro. Humillados verán mis enemigos que tú, Señor, me
has ayudado y consolado. Después,
Sylvia Regina me trajo el libro que estaba leyendo y me dijo: El Espíritu
Santo es el que nos da esa resistencia, porque solos no podemos, pidámosle que
derrame esa seguridad y esa fortaleza en nuestras vidas. Luego me hizo leer un separador
de “Pechi”, que me había regalado Sylvia Regina el 27 de julio de 2004. Me
dijo: Los
que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las
águilas. Isaías 40: 31.
Pasé un día
mejor, con más Esperanza en el Señor y por ende mayor paz. Les mandé a mis hermanas un memorándum
con la información que pedían.
No pasó nada en
el caso, excepto que recibimos un e-mail de John, diciéndonos que lo que habían
decidido era apelar a la decisión del Juez Federal, para que la Corte decida
sobre la jurisdicción.
Jueves
17 de agosto de 2006
Juan
13, 2-5
Me levanté
pidiéndole al Señor que nos resuelva el caso, especialmente le pedí a la Virgen
su intercesión por los empleados, los exaccionistas y proveedores. En mi oración, el Espíritu Santo me
trajo a la mente a mi mamá y su falta de Fe en Jesús, que fue la plática que
tuvimos el domingo. Le pedí al
Señor que me iluminara, para saber qué tengo que hacer para que se incremente
su Fe. Me dijo: 2 Estaban comiendo la cena y el diablo ya había depositado en
el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle. 3
Jesús, por su parte, sabía que el Padre había puesto todas las cosas en
sus manos y que había salido de Dios y que a Dios volvía. 4 Entonces
se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. 5
Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos y luego
se los secaba con la toalla que se había atado. El día pasó sin ninguna novedad. Nos reunimos con
Alex y la reunión fue positiva; aunque no nos sale nada, pues todos los casos
de Alex se han entrampado y siempre a última hora todo se detiene. Dios nos demuestra que está con
nosotros, pues podemos hablar con tranquilidad.
Viernes
18 de agosto de 2006
1
Macabeos 3, 16-23
Me levanté a
orar, pidiéndole al Señor que nos ayude, pidiéndole por todo el personal, que
sigue orando, pidiendo su misericordia; pidiéndole que se glorifique con ellos
y que volvamos a ser una empresa fuerte, para que todos ellos puedan ser
testimonio que El nos arregló todo, por nuestras oraciones. Me contestó: 16 Cuando se acercó a la subida de Betorón, Judas le salió al
encuentro con una pequeña tropa de combatientes. 17 Estos, al ver el
ejército contrario, dijeron a Judas: «¿Cómo podremos nosotros, tan pocos,
luchar contra tantos enemigos? Además nos faltan fuerzas, pues nada comimos
hoy.» 18 Pero Judas declaró: «Fácilmente cae una muchedumbre en
manos de pocos hombres, que para el Cielo no hay diferencia entre vencer con
ayuda de muchos o de pocos. 19 La victoria no depende de la cantidad
de los que combaten, sino que viene del Cielo que nos da la fuerza. 20
Estos llegan contra nosotros inspirados por su orgullo y su impiedad, con el
fin de apoderase de nosotros, de nuestras esposas e hijos y quitarnos todo. 21
En cambio nosotros luchamos por nuestras vidas y nuestras leyes. 22
El es el que los aplastará ante nosotros. No los teman.» 23 Apenas
terminó de hablar, asaltó de repente a los enemigos, Serón y su ejército fueron
derrotados.
El Señor me
recordó que nada puedo hacer yo por mí solo y que todo viene de El y cuando sea
el momento, El nos va a hacer el milagro.
Me reuní con
Guayo y la reunión fue positiva, lo cual me hizo sentir mejor. El Señor nos llevó a hablar de religión
y me dio gusto que ya está comenzando a leer La Biblia – ¡BENDITO SEA DIOS!
Sábado
19 y domingo 20 de agosto de 2006
Lucas
7, 40-50
Salmo
88
Me levanté a
preparar el programa y en eso pasé toda la mañana. Podía sentir la fuerza del Santísimo iluminándome. Llegué temprano al programa y me fui al
Santísimo. Me dijo: 40 Pero Jesús, tomando la palabra, le dijo: «Simón, tengo algo
que decirte.» Simón contestó:
«Habla, Maestro.» Y Jesús le dijo: 41 «Un prestamista tenía dos
deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. 42
Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a ambos. ¿Cuál de los dos
lo querrá más?» 43 Simón le contestó: «Pienso que aquel a quien le
perdonó más.» Y Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» 44 Y volviéndose
hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no
me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con
sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. 47 Por eso te digo
que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor
que ha manifestado. En cambio, aquel que se le perdona poco, demuestra poco
amor.» 48 Jesús dijo después a la mujer: «Tus pecados te quedan
perdonados.» 50 … De nuevo Jesús se dirigió a la mujer: «Tu fe te ha
salvado, vete en paz.» Me fui del Santíssimo y entonces no comprendí lo
que el Señor me había dicho, pero sí, al momento de escribir estas líneas, el
Señor me consoló diciéndome que todo esto es necesario para incrementar mi Fe,
mi Esperanza y mi Amor hacia El.
Al salir del
programa, Arturo me dijo: “Bueno, el Señor quiere ejercitar tu paciencia.”
AMEN.
El domingo en
la mañana, el Señor me hizo leer el Salmo 88, que es el único que al final no
deja entrever el consuelo de haber sido escuchado en la oración, pero que
recuerda que “hay días en que el Cielo está tapado, como lo estuvo para Cristo
en la agonía. 2 Señor, mi Dios, te
clamo a ti de día, y de noche me quejo en tu presencia. 3 Que hasta
ti llegue mi oración, presta atención a mi clamor. 4 Pues de pruebas
mi alma está saturada y mi vida está al borde del abismo. 9 Alejaste
de mí a mis conocidos, hiciste que me miraran con horror. 19 De mí
alejaste amigos y compañeros y son mi compañía las tinieblas. Pero luego me hizo leer: Dichoso el que
es absuelto de pecado y cuya culpa te ha sido borrada. Fuimos a misa y después a
celebrar el cumpleaños de Doña Sylvia. Estuve bien triste… orando. Pidiéndole al Señor su
misericordia.
A mediodía
fuimos a ver a mis papás y la reunión fue positiva.
"No se contente con dar solo lo que deben, sino den lo que no deben. No solo hagan justicia, sino misericordia.
San Juan de Avila
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