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Canonización de Monseñor Romero

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cronología de un Milagro - Septiembre 2006-II

Lunes 11 de septiembre de 2006

Job 19, 25
Hoja “anexo de primer viernes de la visita al santísimo”

Me levanté a orar con mansedumbre, poco entusiasmo y sintiéndome triste ¿Por qué cuesta tanto… tanto, encontrarte Señor?  Me sentía triste de la reunión del grupo de ayer, de verlos tan lejos de Dios todavía y ver que muy poco han comprendido de su bondad.  Sentía una enorme carga al pensar cuánto les falta, pues aún a nosotros, todavía no se nos resuelve el juicio y lo único que me sostiene es su “Esperanza”.  Le pedí su ayuda, pues me siento desmoronar y que mis fuerzas se me acaban.  Le dije ¡háblame Señor!  Me contestó:  25 Bien sé yo que mi Defensor vive y que él hablará el último, de pie sobre la tierra. ANEXO Dios nunca hace derramar inútilmente una lágrima a uno de sus hijos. No se está vengando de estos seres, tan débiles, que somos sus creaturas. No goza viéndonos sufrir, sino que permite nuestros sufrimientos porque con ellos nos estamos ganando inmensos tesoros para el cielo y estamos pagando grandes cantidades de deudas que tenemos por nuestros pecados y estamos consiguiendo la conversión de otros pecadores. Los santos dicen que los sufrimientos son “vicarios” o sea sirven para reemplazar lo que otros deberían pagar por sus pecados y lo que muchos más deberían hacer para convertirse. Quién sabe cuántos y cuántas saldrán a recibirnos en la puerta del cielo para darnos gracias porque con nuestros padecimientos, ofrecidos por amor a Dios, conseguimos que a ellos les fuera concedido el dar el primer paso hacia su conversión.  Me explicó el Señor, el “para qué” de todo este dolor que siento.
A mediodía me llegó un e-mail de Vidal y no lo podía creer, mientras lo estaba leyendo. Era exactamente, con artículos y todo, lo que yo había venido sosteniendo en el caso desde hace ya cuatro años y nadie me había comprendido.  Comprendí entonces que esto venía de Dios y que ya El había decidido que todo se arregle y ha abierto los ojos de todos, para que nos resuelvan ya a nuestro favor - ¡GLORIA A DIOS!

Martes 12 de septiembre de 2006

Gálatas 5, 13-26

Ayer fuimos a la reunión de Encuentros y vine un poco triste, pues no sentí que la Palabra había penetrado en estos corazones tan duros y tan llenos del mundo y de la carne.  En mis oraciones le pedí al Señor que nos ilumine para poder abrir esos corazones, pues me sentí frustrado con todo el esfuerzo que habíamos hecho y aparentemente con ningún resultado. Hoy en la mañana le pedí que me ayudara a comprender cuál es el camino que debemos hacer o más bien si estamos haciendo bien las cosas.  Me contestó:  13 Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros. 14 Pues la ley entera se resume en una frase: Amarás al prójimo como a ti mismo. 15 Pero si se muerden y se devoran unos a otros, ¡cuidado! Que llegarán a perderse todos. 16 Por eso caminen según el espíritu y así no realizarán los deseos de la carne. 17 Pues los deseos de la carne se oponen al espíritu y los deseos del espíritu se oponen a la carne. Los dos se contraponen, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran. 22 … el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre y dominio de sí mismo. 24 Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos. 25 Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu; 26 depongamos toda vanagloria, dejemos de querer ser más que los demás y de ser celosos. 
El Espíritu Santo me llevó a leer lo que había escrito el 21 de febrero de 2006, que es la misma lectura del día de ayer de Job 19, 25 Bien sé yo que mi defensor vive y que él hablará el últim, de pie sobre la tierra, como para reafirmarme que lo que pasa es que yo no lo entiendo, que confíe en El, que El sabe qué es lo que me conviene y para adónde me quiere llevar.

Miércoles 13 de septiembre de 2006

Baruc 2, 29

29 «Si no escuchan mi voz, con toda seguridad esta inmensa y ruidosa muchedumbre será reducida a un pequeño número entre las naciones donde los dispersaré, 30 porque sé que no me escucharán, es un pueblo de cabeza dura. Pero en el país de su destierro entrarán en sí mismos 31 y conocerán que yo soy el Señor su Dios. Les daré un corazón y unos oídos que escuchen 32 y me alabarán en el país de su destierro y se acordarán de mi nombre; 33 se arrepentirán de su cabeza dura y de sus malas acciones, recordando la suerte de sus padres, que pecaron delante del Señor. 34 Entonces los devolveré al país que con juramento prometí a sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, y lo poseerán; ahí los multiplicaré y ya no serán disminuidos; 35 con ellos estableceré una alianza eterna, seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo no arrojaré más a mi pueblo Israel, del país que les di.»  Me sentí agradecido, pues con esto me estaba confirmando el Señor, que ya pronto se va a componer todo y es que me siento ya agobiado y sin fuerzas.  Noté que en el Santísimo, en la tarde, ya sólo le pedía eso: “que me dé fuerzas”.  
Por la noche fuimos a la reunión de preparación para el Retiro de “Evangelización Fundamental”.  Al regreso tuvimos un ataque del enemigo, gracias al Señor, ya puedo distinguir estos ataques.  Sin embargo, aún así nos acostamos disgustados con Sylvia Regina.  No me acordé de sonar la campanita de “llamado a María Auxiliadora”, pero la próxima vez lo voy a intentar, pues debe de tener un resultado inmediato.  Además, al día siguiente le propuse a Sylvia Regina que cuando esos ataques ocurran en el futuro, que inmediatamente recemos la “Llama del Amor”.

Jueves 14 de septiembre de 2006

Salmo 41
2 Samuel 21, 1

Me levanté triste, pues nada pasa en Houston y Vidal no me contesta o sea que no sé lo que está pasando.  Con Sylvia Regina, al nomás despertar, nos contentamos, lo que confirma que el disgusto fue provocado por el enemigo, a raíz de que vamos a servir al Señor en el Retiro.  El Señor, me dijo:  2 Feliz el que se acuerda del pobre y del débil, en el día malo lo salvará el Señor; 3 el Señor lo guardará, lo mantendrá con vida y feliz en esta tierra.  Luego me dijo, para confirmarme de dónde venía el disgusto de ayer con Sylvia Regina.  1 En tiempo del rey David hubo una gran hambre que duró tres años seguidos. David hizo la consulta a Yavé y la respuesta fue: «Hay una maldición sobre Saúl y su descendencia, porque mató a los jabaonias.» 
Por la tarde me fui a ver a mi mamá y pasé un rato largo con ella.  Pudimos hablar bastante y la reunión fue positiva.  Le leí la Palabra de hoy, pues comprendí que era para ella.  El Señor le estaba explicando el porqué habían sucedido todas estas cosas y el distanciamiento en la familia – ¡GLORIA A DIOS!

Viernes 15 de septiembre de 2006

Deuteronomio 8, 1-5

Le pedí al Señor que me dijera cuándo nos iba a sacar de este problema y que el juicio se resolviera.  Me dijo:  No olvides a Dios cuando lo tengas todo. 1 Cuiden de cumplir con todos los mandamientos que hoy les ordeno… 2 Acuérdate del camino que Yavé, tu Dios, te hizo recorrer en el desierto por espacio de cuarenta años. Te hizo pasar necesidad para probarte y conocer lo que había en tu corazón, si ibas o no a guardar sus mandamientos. 3 Te hizo pasar necesidad, te hizo pasar hambre, y luego te dio a comer maná que ni tú ni tus padres habían conocido. Quería enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino que todo lo que sale de la boca de Dios es vida para el hombre. 4 Ni tu vestido se ha gastado, ni tu pie se ha lastimado a lo largo de estos cuarenta años. 5 Comprende, pues, que del mismo modo que un padre educa a su hijo, así Yavé te ha educado a ti.  ¡GRACIAS SEÑOR!
Ibamos a ir al Flor y ya teníamos todo en el carro, cuando nos dimos cuenta que Andrés, que Celina lo había dejado con nosotros, tenía calentura.  Rápidamente comprendimos que esa era la voluntad de Dios y nos quedamos.  Yo me sentí contento en aceptar la voluntad de Dios, sin mayor problema, pues tenía ilusión de ir a El Flor; especialmente porque allá estaba Rober y quería estar con él, pues ya se está haciendo hombre y dentro de poco ya no le va a gustar andar con nosotros.  Pero como dijo Sylvia Regina, “el hombre propone y Dios dispone”.
Fuimos a misa de 6:00 y toqué el teclado por horas, alabando al Señor. De Houston no hubo nada.

Sábado 16 y domingo 17 de septiembre de 2006

Lucas 7, 46-47
Génesis 18, 10

Me levanté a preparar el programa, pero a media preparación, me habló Arturo para ver si lo cancelábamos, pues el tráfico era tremendo y él creía que no se podía llegar a la Radio. Igualmente, aunque me sentí triste por no poder reflexionar la Palabra y estar con el Señor, comprendí que esa era Su voluntad.
Al rato, Sylvia Regina me dijo que iba a ir de compras y me fui con ella.  Pasamos bien contentos. Yo encontré una varilla de bronce para hacer el trial para el órgano, que tenía días de quererlo hacer bien.  
Por la tarde vinieron a almorzar Ariana y Luigi y la reunión fue positiva.  Sofía nos habló que estaba encerrada en un hotel en Mazatlán, pues estaban en medio de un huracán, pero que todo estaba bien.  Por la tarde pude hacer el trial y me quedó muy bonito, además, empiezo a poder tocar, el teclado, con soltura.  Por eso quería el Señor que nos quedáramos, pues hemos hecho vida de familia y oración. A las 6:00 p.m. fuimos a misa. 
El domingo me desperté a orar, por alguna razón, ayer me costó dormirme y sentí que era obra del maligno, como para tratar de desesperarme.  El Señor, me dijo en la oración:  46 … «Ella en cambio, ha derramado perfume sobre mis pies. 47 Por eso te digo que sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que ha manifestado. En cambio aquel al que se le perdona poco, demuestra poco amor.»  10 El otro le dijo: «Dentro de un año volveré por aquí, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.»  El Espíritu Santo me hizo recordar lo que había escrito hace un año, el 16 y 17 de septiembre de 2005: “El Señor me hizo leer todo el Génesis, en lo referente a la historia de José. Génesis 50,20 Ustedes quisieron hacerme dañol pero Dios quizo convertirlo en bien para que se realizara lo que hoy ven: conservar la vida de un pueblo numeroso y también lo que el Señor me había dicho el 9 de enero de 2005: No temas Abram, Yo Soy tu protector. Tu recompensa será muy grande o sea que el caso se iba a resolver pronto.



"Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”. 

Mensaje de La Virgen de Guadalupe a San Juan Diego 

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