Lunes
11 de septiembre de 2006
Job
19, 25
Hoja
“anexo de primer viernes de la visita al santísimo”
Me levanté a
orar con mansedumbre, poco entusiasmo y sintiéndome triste ¿Por qué cuesta
tanto… tanto, encontrarte Señor? Me
sentía triste de la reunión del grupo de ayer, de verlos tan lejos de Dios
todavía y ver que muy poco han comprendido de su bondad. Sentía una enorme carga al pensar cuánto
les falta, pues aún a nosotros, todavía no se nos resuelve el juicio y lo único
que me sostiene es su “Esperanza”. Le pedí su ayuda, pues me siento desmoronar y que mis fuerzas
se me acaban. Le dije ¡háblame
Señor! Me contestó: 25 Bien sé yo que mi Defensor vive y que él hablará el último,
de pie sobre la tierra. ANEXO
Dios nunca hace derramar inútilmente una lágrima a uno de sus hijos.
No se está vengando de estos seres, tan débiles, que somos sus creaturas. No
goza viéndonos sufrir, sino que permite nuestros sufrimientos porque con ellos
nos estamos ganando inmensos tesoros para el cielo y estamos pagando grandes
cantidades de deudas que tenemos por nuestros pecados y estamos consiguiendo la
conversión de otros pecadores. Los santos dicen que los sufrimientos son
“vicarios” o sea sirven para reemplazar lo que otros deberían pagar por sus
pecados y lo que muchos más deberían hacer para convertirse. Quién sabe cuántos
y cuántas saldrán a recibirnos en la puerta del cielo para darnos gracias
porque con nuestros padecimientos, ofrecidos por amor a Dios, conseguimos que a
ellos les fuera concedido el dar el primer paso hacia su conversión. Me explicó el Señor, el “para
qué” de todo este dolor que siento.
A mediodía me
llegó un e-mail de Vidal y no lo podía creer, mientras lo estaba leyendo. Era
exactamente, con artículos y todo, lo que yo había venido sosteniendo en el
caso desde hace ya cuatro años y nadie me había comprendido. Comprendí entonces que esto venía de
Dios y que ya El había decidido que todo se arregle y ha abierto los ojos de
todos, para que nos resuelvan ya a nuestro favor - ¡GLORIA A DIOS!
Martes
12 de septiembre de 2006
Gálatas
5, 13-26
Ayer fuimos a
la reunión de Encuentros y vine un poco triste, pues no sentí que la Palabra
había penetrado en estos corazones tan duros y tan llenos del mundo y de la
carne. En mis oraciones le pedí al
Señor que nos ilumine para poder abrir esos corazones, pues me sentí frustrado
con todo el esfuerzo que habíamos hecho y aparentemente con ningún resultado.
Hoy en la mañana le pedí que me ayudara a comprender cuál es el camino que
debemos hacer o más bien si estamos haciendo bien las cosas. Me contestó: 13 Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa
libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos
hacemos esclavos unos de otros. 14 Pues la ley entera se resume en
una frase: Amarás al prójimo como a ti
mismo. 15 Pero si se muerden y se devoran unos a otros, ¡cuidado!
Que llegarán a perderse todos. 16 Por eso caminen según el espíritu
y así no realizarán los deseos de la carne. 17 Pues los deseos de la
carne se oponen al espíritu y los deseos del espíritu se oponen a la carne. Los
dos se contraponen, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran. 22
… el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás,
generosidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre y dominio de sí
mismo. 24 Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne
con sus impulsos y deseos. 25 Si ahora vivimos según el espíritu,
dejémonos guiar por el Espíritu; 26 depongamos toda vanagloria,
dejemos de querer ser más que los demás y de ser celosos.
El Espíritu
Santo me llevó a leer lo que había escrito el 21 de febrero de 2006, que es la
misma lectura del día de ayer de Job 19, 25 Bien
sé yo que mi defensor vive y que él hablará el últim, de pie sobre la tierra, como para reafirmarme que lo que pasa es que yo no lo
entiendo, que confíe en El, que El sabe qué es lo que me conviene y para adónde
me quiere llevar.
Miércoles
13 de septiembre de 2006
Baruc
2, 29
29 «Si no escuchan mi voz, con
toda seguridad esta inmensa y ruidosa muchedumbre será reducida a un pequeño
número entre las naciones donde los dispersaré, 30 porque sé que no
me escucharán, es un pueblo de cabeza dura. Pero en el país de su destierro
entrarán en sí mismos 31 y conocerán que yo soy el Señor su Dios.
Les daré un corazón y unos oídos que escuchen 32 y me alabarán en el
país de su destierro y se acordarán de mi nombre; 33 se arrepentirán
de su cabeza dura y de sus malas acciones, recordando la suerte de sus padres,
que pecaron delante del Señor. 34 Entonces los devolveré al país que
con juramento prometí a sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, y lo poseerán; ahí
los multiplicaré y ya no serán disminuidos; 35 con ellos estableceré
una alianza eterna, seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo no arrojaré más a
mi pueblo Israel, del país que les di.»
Me sentí agradecido, pues con esto me estaba
confirmando el Señor, que ya pronto se va a componer todo y es que me siento ya
agobiado y sin fuerzas. Noté que
en el Santísimo, en la tarde, ya sólo le pedía eso: “que me dé fuerzas”.
Por la noche
fuimos a la reunión de preparación para el Retiro de “Evangelización
Fundamental”. Al regreso tuvimos
un ataque del enemigo, gracias al Señor, ya puedo distinguir estos
ataques. Sin embargo, aún así nos
acostamos disgustados con Sylvia Regina. No me acordé de sonar la campanita de “llamado a María
Auxiliadora”, pero la próxima vez lo voy a intentar, pues debe de tener un
resultado inmediato. Además, al
día siguiente le propuse a Sylvia Regina que cuando esos ataques ocurran en el
futuro, que inmediatamente recemos la “Llama del Amor”.
Jueves
14 de septiembre de 2006
Salmo
41
2
Samuel 21, 1
Me levanté
triste, pues nada pasa en Houston y Vidal no me contesta o sea que no sé lo que
está pasando. Con Sylvia Regina,
al nomás despertar, nos contentamos, lo que confirma que el disgusto fue
provocado por el enemigo, a raíz de que vamos a servir al Señor en el Retiro. El Señor, me dijo: 2 Feliz el que se acuerda del pobre y del débil, en el día
malo lo salvará el Señor; 3 el Señor lo guardará, lo mantendrá con
vida y feliz en esta tierra. Luego me dijo, para confirmarme de dónde venía el disgusto de
ayer con Sylvia Regina. 1 En tiempo del rey
David hubo una gran hambre que duró tres años seguidos. David hizo la consulta
a Yavé y la respuesta fue: «Hay una maldición sobre Saúl y su descendencia,
porque mató a los jabaonias.»
Por la tarde me
fui a ver a mi mamá y pasé un rato largo con ella. Pudimos hablar bastante y la reunión fue positiva. Le leí la Palabra de hoy, pues comprendí
que era para ella. El Señor le
estaba explicando el porqué habían sucedido todas estas cosas y el distanciamiento
en la familia – ¡GLORIA A DIOS!
Viernes
15 de septiembre de 2006
Deuteronomio
8, 1-5
Le pedí al
Señor que me dijera cuándo nos iba a sacar de este problema y que el juicio se
resolviera. Me dijo: No olvides a
Dios cuando lo tengas todo. 1 Cuiden de cumplir con todos los
mandamientos que hoy les ordeno… 2 Acuérdate del camino que Yavé, tu Dios, te hizo recorrer en el desierto por
espacio de cuarenta años. Te hizo pasar necesidad para probarte y conocer lo
que había en tu corazón, si ibas o no a guardar sus mandamientos. 3
Te hizo pasar necesidad, te hizo pasar hambre, y luego te dio a comer maná que
ni tú ni tus padres habían conocido. Quería enseñarte que no sólo de pan vive
el hombre, sino que todo lo que sale de la boca de Dios es vida para el hombre.
4 Ni tu vestido se ha gastado, ni tu pie se ha lastimado a lo largo
de estos cuarenta años. 5 Comprende, pues, que del mismo modo que un
padre educa a su hijo, así Yavé te ha educado a ti. ¡GRACIAS SEÑOR!
Ibamos a ir al
Flor y ya teníamos todo en el carro, cuando nos dimos cuenta que Andrés, que
Celina lo había dejado con nosotros, tenía calentura. Rápidamente comprendimos que esa era la voluntad de Dios y
nos quedamos. Yo me sentí contento
en aceptar la voluntad de Dios, sin mayor problema, pues tenía ilusión de ir a
El Flor; especialmente porque allá estaba Rober y quería estar con él, pues ya
se está haciendo hombre y dentro de poco ya no le va a gustar andar con
nosotros. Pero como dijo Sylvia
Regina, “el hombre propone y Dios dispone”.
Fuimos a misa
de 6:00 y toqué el teclado por horas, alabando al Señor. De Houston no hubo
nada.
Sábado
16 y domingo 17 de septiembre de 2006
Lucas
7, 46-47
Génesis
18, 10
Me levanté a
preparar el programa, pero a media preparación, me habló Arturo para ver si lo
cancelábamos, pues el tráfico era tremendo y él creía que no se podía llegar a
la Radio. Igualmente, aunque me sentí triste por no poder reflexionar la
Palabra y estar con el Señor, comprendí que esa era Su voluntad.
Al rato, Sylvia
Regina me dijo que iba a ir de compras y me fui con ella. Pasamos bien contentos. Yo encontré una
varilla de bronce para hacer el trial para el órgano, que tenía días de
quererlo hacer bien.
Por la tarde
vinieron a almorzar Ariana y Luigi y la reunión fue positiva. Sofía nos habló que estaba encerrada en
un hotel en Mazatlán, pues estaban en medio de un huracán, pero que todo estaba
bien. Por la tarde pude hacer el
trial y me quedó muy bonito, además, empiezo a poder tocar, el teclado, con
soltura. Por eso quería el Señor
que nos quedáramos, pues hemos hecho vida de familia y oración. A las 6:00 p.m.
fuimos a misa.
El domingo me
desperté a orar, por alguna razón, ayer me costó dormirme y sentí que era obra
del maligno, como para tratar de desesperarme. El Señor, me dijo en la oración: 46 … «Ella en cambio, ha derramado perfume sobre mis pies. 47
Por eso te digo que sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el
mucho amor que ha manifestado. En cambio aquel al que se le perdona poco,
demuestra poco amor.» 10 El otro le dijo:
«Dentro de un año volveré por aquí, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un
hijo.» El Espíritu Santo me
hizo recordar lo que había escrito hace un año, el 16 y 17 de septiembre de
2005: “El Señor me hizo leer todo el Génesis, en lo referente a la historia de
José. Génesis 50,20 Ustedes quisieron hacerme dañol
pero Dios quizo convertirlo en bien para que se realizara lo que hoy ven:
conservar la vida de un pueblo numeroso y también lo que el Señor me
había dicho el 9 de enero de 2005: No temas Abram, Yo
Soy tu protector. Tu recompensa será muy grande o sea que el caso se iba
a resolver pronto.
"Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido
que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que
lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que
tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi
voluntad”.
Mensaje de La Virgen de Guadalupe a San Juan Diego
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