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Canonización de Monseñor Romero

sábado, 1 de diciembre de 2012

Pizarrín para diputado


Muy pocas veces se premia la actividad del Arte, tan significativa e importante para la cultura de nuestro país y mucho menos en una rama que pareciera que no es significativa, como lo es la de “payaso”.  Sin embargo, es a través de ellos como nuestros niños van adquiriendo gran parte de los valores necesarios, como para que eventualmente lleguen a ser ciudadanos de bien y dentro de una sociedad justa, equitativa y en paz.

Es de celebrar, entonces, como la semana pasada la Asamblea Legislativa consideró oportuno entregar un reconocimiento al payaso Pizarrín, de legendaria trayectoria y que por muchos años ha llevado la sonrisa y alegría a miles de niños salvadoreños; entre los cuales habrán estado muchos de los actuales diputados.

Ya dijo Aristóteles, “el objetivo del arte no es presentar las cosas como se ven en su exterior, sino cual es la importancia de su interior” o sea, el “Arte” es una poderosa herramienta de comunicación, pues nos ayuda a comprender lo que no se puede expresar en palabras.  Es por esto que el discurso que dio Pizarrín a la nación, en ocasión de aceptar su reconocimiento, nos debe mover a todos a reflexionar sobre que tipo de sociedad que estamos heredando a las futuras generaciones; pues se pudo apreciar como Pizarrín sí conoce de “generaciones” y no de “elecciones”, ya que él ha entretenido a varias de ellas y se ve que lamenta el tipo de país que estamos construyendo; al contemplar como ha cambiado la forma en que los hijos de los salvadoreños se divierten y entretienen.

Pizarrín comenzó su elocuente discurso con algo único y muy propio de su genialidad artística.  Lo hizo con una larga y sonora carcajada, es de suponer que, pretendiendo expresar a los diputados la importancia de discutir los grandes temas de nuestro país, por importantes que estos sean, como amigos y por supuesto que aplicando la cualidad más importante que tienen los “viejos” amigos y que es la de tratarse con sinceridad y sin intenciones ocultas; que es a la larga lo que fortalece la “unidad”; a la cual llamó varias veces.

“Vuélvanse como niños”, nos dijo Pizarrín.  Recordándonos lo mismo que nos dijo Jesucristo, nuestro Señor, hace ya mas de dos mil años.  ¿Será que lo que Pizarrín quiere decirnos es que lo que debemos hacer es: “amar a Dios sobre todas las cosas”? que es la característica más importante de los niños, al depositar su total confianza y obediencia en la voluntad de su papá y que de lo que quiere convencernos es que, es solo amando a Dios sobre todas las cosas, como vamos a lograr rescatar a nuestros hijos de los malos ejemplos que les estamos dando y que nosotros los papás, algunos hasta diputados, no nos hemos dado cuenta de la sociedad que les estamos heredando; pues, tal vez, solo estamos tratando de buscar beneficios partidarios o peor aún, personales.

Con su corto y elocuente discurso, Pizarrín nos ha demostrado su gran capacidad artística e inmensa sabiduría y que esta no solo se encuentra en los más famosos e importantes personajes; sino también en los sencillos de corazón.  

“Le pido a la Madre de Dios, que es Madre mía y de ustedes también, que les de sabiduría”, recalcó.  Algún partido político debería tomar nota de su interés en ayudar a todos los salvadoreños y no a sí mismo y ahora que ya se puede votar “por persona”, reconocer su habilidad de comprender los grandes problemas de nuestro querido país, junto a su reconocida voluntad de servicio e incorporarlo a su nómina de candidatos, nombre real Carlos Antonio Sandoval Rivas; dándonos a los votantes la oportunidad de votar por él como diputado, en las próximas elecciones. 


"La hora mejor empleada de nuestra vida es aquella en la que amamos a Jesús."

Beato Carlos de Foucauld

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