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Canonización de Monseñor Romero

sábado, 22 de diciembre de 2012

Cronología de un Milagro - Octubre 2006-II


Lunes 9 de octubre de 2006

Lucas 24, 32-36

El Señor me dijo:  32 … «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33 De inmediato se levantaron y se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. 34 Estos les dijeron: «Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» 36 Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: «Paz a ustedes.»  En este momento me acordé que tenía una cita en la Fiscalía de Sensuntepeque. Iba preocupado para saber qué decir, pero cuando llegué, el Espíritu Santo se encargó de facilitarme todo.  Me sentí bien y tranquilo después, aunque comprendí que adquirimos otro compromiso más; pero esa era la voluntad de Dios y me sentí bien.
Al regreso pasamos a Ilobasco, tenía ilusión de visitar el pueblo e ir a la iglesia. Entré y estaba preciosa, no estaba abierta, pero el Señor quiso que coincidiéramos con el sacristán, que estaba en la puerta y nos dejó entrar.  En el Altar Mayor, estaba la imagen de “¡San Miguel Arcángel!” y en el ala izquierda una preciosa imagen del Divino Niño Jesús.  Oré frente al Santísimo, una docena del Rosario, por todas las necesidades de la familia y los empleados.  A la par estaba una señora orando en voz alta, leyendo un librito de La Liturgia de Las Horas, pero casi no podía leer.  El Señor me quiso dar a entender qué bendición es poder leer y todo lo que yo puedo ayudar en ese sentido.  Dejé una limosna para la construcción del templo. No me quería ir.  
A mediodía preparamos la reunión del grupo y era la de la historia de los soldados aliados que encuentran una estatua de Jesús con un rótulo que dice: “NO TENGO MAS MANOS… QUE LAS DE USTEDES”.
Recibí una llamada de Vidal alentadora, pues parece que el Juez ya ha comprendido el caso y está del lado nuestro – ¡GLORIA A DIOS!

Martes 10 de octubre de 2006

Isaías 41, 8-13

Me levanté a orar, pidiéndole al Señor su misericordia, pues hoy decide el Juez qué va a pasar con el juicio.  Ahorita debe estar en eso con los abogados y además por la reunión de mañana con los hermanos, a la cual Alex no quería ir, pero ayer me reuní con él y lo logré convencer que fuera.  El Señor me dijo:  8 Pero tú, Israel, eres mi siervo. Tú eres mi elegido, pueblo de Jacob, raza de Abraham, mi amigo, 9 yo te traje de los confines de la tierra. Te llamé de una región lejana diciéndote: «Tú eres mi servidor, yo me fijé en ti y te elegí.» 10 No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido. 11 Todos los que se lanzan contra ti serán avergonzados y humillados; tus adversarios serán reducidos a la nada y perecerán. 12 Buscarás a tus contrarios, pero no los hallarás; serán totalmente derrotados, reducidos a la nada los que te hacían la guerra. 13 Yo, Yavé, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte.  ¡GLORIA A DIOS!  Cabal al terminar de escribir esto, se terminó el CD de los cantos gregorianos y me quedé en un profundo silencio, en compañía del Señor; sólo se oían los pajaritos, celebrando su presencia, ¡ALABADO Y BENDECIDO SEAS SEÑOR! ¡SANTO, SANTO, SANTO!
Comprendí que esta Palabra era también para Alex.  En la oficina no pasó nada, pues se pasó todo el día y El Paso no contestó nada al Juez; pero mi esperanza está en el Señor y nada me falta.  Ya no pude ir a leerle La Palabra a Alex, pues me quedé esperando la oportunidad.  Se ve que el Señor no quiso.

Miércoles 11 de octubre de 2006

Salmo 80

Me levanté a orar, pidiéndole al Señor por la reunión de hoy con mis hermanos.  Me dijo:  2 Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño, tú que te sientas en los querubines 3 resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés. ¡Despierta tu valentía, ven y sálvanos! 4 ¡Oh Dios, retómanos en tus manos, haz brillar tu faz y sálvanos! 5 ¿Hasta cuándo, Señor, Dios de los ejércitos, vas a desconsiderar las oraciones de tu pueblo? 6 Le diste por comida un pan de lágrimas, han bebido sus lágrimas hasta saciarse. 7 Somos la presa que se arrebatan nuestros vecinos, y nuestros enemigos se burlan de nosotros. 8 ¡Oh Dios de los ejércitos, restablécenos, haz brillar tu faz y sálvanos! 9 Tenías una viña que arrancaste de Egipto, para plantarla expulsaste naciones. 10 Delante de ella despejaste el terreno, echó raíces y repletó el país. 11 De su sombra se cubrieron las montañas y de sus pámpanos, los cedros divinos. 12 Extendía sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río. 13 ¿Por qué has destrozado sus cercos? Cualquier transeúnte saca racimos, 14 el jabalí de los bosques la devasta y los animales salvajes la devoran. 15 ¡Oh Dios Sabaot, es hora de que regreses; mira de lo alto del cielo y contempla, visita esa viña 16 y protégela, ya que tu derecha la plantó! 17 Los que le prendieron fuego como basura, que perezcan al reproche de tu mirada. 18 Que tu mano apoye al hombre que hace tus obras, al hijo de hombre que has hecho fuerte para ti. 19 Ya no nos apartaremos más de ti, nos harás revivir y tu nombre invocaremos. 20 ¡Señor, Dios Sabaot, restablécenos, haz brillar tu faz y sálvanos!  Tuvimos la reunión con mis hermanos a las 9:00 a.m., con Monseñor Urioste.  Yo comencé leyendo el Salmo de hoy, pero nadie le hizo ningún comentario.  Sin embargo, la reunión fue muy positiva y el Espíritu Santo estuvo con nosotros sanando.  Al final, Monseñor nos impuso las manos a cada uno y cuando fue mi turno, lloré.
Por la noche cenamos donde Guayo y la reunión estuvo positiva.

Jueves 12 de octubre de 2006

Juan 5, 14

Me levanté pidiéndole al Señor por la reunión con los hermanos y dándole gracias por todas sus bendiciones, pues ayer nos reunimos con Alex para decidir qué hacer para lo de la mediación y nos pudimos poner de acuerdo, sin ninguna cosa negativa.  Todo positivo y ameno, ¡GRACIAS SEÑOR! Me dijo:  14 Más tarde Jesús se encontró con él en el Templo y le dijo: «Ahora estás sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor.»

Viernes 13 de octubre de 2006

Efesios 6, 10-18

Me levanté pidiéndole al Señor que me diera Palabra para mis hermanos, que nos ayude a restablecer nuestra armonía.  Me dijo:  10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. 11 Lleven con ustedes todas las armas de Dios para que puedan resistir las maniobras del diablo. 12 Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. 13 Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. 14 Tomen la verdad como cinturón y la justicia como coraza; 15 tengan buen calzado, estando listos para propagar el Evangelio de la paz. 16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. 17 Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios. 18 Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.

Sábado 14 de octubre de 2006

Nos levantamos temprano para ir al hospital y recibir a Paolo.  Cuando llegamos ya Ariana estaba ahí, la vi bien linda, eran las 9:00 a.m..  Ahí pasamos todo el día.  Rezamos varios Rosarios por Paolo, nació a las 7:45 p.m., más o menos.  Luigi nos lo salió a enseñar y se veía muy orgulloso, estuvo con Ariana todo el día y asistió al parto.  Te damos gracias Señor, por esta bendición de nuestro primer nieto.  El Espíritu Santo estuvo con nosotros todo el día.

Domingo 15 de octubre de 2006

Me levanté temprano, pues a mediodía salía para Houston a la mediación. Fuimos a ver a Paolo y estuve con él bastante rato, lo chinié y me sentí bien contento.  Me levanté a misa de 7:00 a.m., para darle gracias al Señor, por todas sus bendiciones, ¿Qué más podemos pedir? ¡GRACIAS SEÑOR!


"Tanto es el atractivo de Cristo, que muchos que no creen en El lo alaban y dicen que no creen en El, porque no pueden cumplir lo que manda."

San Agustín

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