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Canonización de Monseñor Romero

martes, 26 de junio de 2012

Cronología de un Milagro - Junio 2005-I


Lunes 6 de junio de 2005

Salmo 147
Isaías 40, 1-2

Me levanté temprano a orar, me sentía contento y comprendía que la felicidad me venía de rezar los siete Rosarios diarios.  Podía sentir como el Señor iba haciendo crecer el Niño Jesús en mi corazón y mi gozo y paz iban aumentando.  Me dijo:  1 Alaben al Señor porque El es bueno, canten a nuestro Dios porque es amable, porque a El le conviene la alabanza. 2 Reconstruye el Señor Jerusalén, reúne a los exiliados de Israel, 3 Sana los corazones destrozados y venda sus heridas. 5 Grande es nuestro Señor, todo lo puede, no se puede medir su inteligencia. 6 Reanima el Señor a los humildes, pero humilla hasta el polvo a los malvados. 7 Entonen al Señor la acción de gracias, para nuestro Dios toquen sus arpas. 9 El entrega a las bestias su alimento y a las crías del cuervo cuando graznan. 10 No le atraen los bríos del caballo, ni un hombre por sus músculos le agrada; 11 se complace el Señor en los que le temen, en los que esperan en su amor. 12 ¡Glorifica al Señor, Jerusalén, a tu Dios alaba, oh Sión! 13 El refuerza las trancas de tus puertas y bendice a tus hijos en tu seno; 14 guarda en paz tus fronteras, te da del mejor trigo en abundancia. 19 A Jacob le revela su palabra, sus leyes y sus juicios a Israel. 20 Con ningún otro pueblo ha actuado así, ni les dio a conocer sus decisiones. ¡Aleluya!  Nos reunimos con Gene para preparar los depositions y no sentimos que nos preparó muy bien, pero lo dejamos todo en manos del Señor.  Esa misma tarde, Rosario estaba orando en nuestra casa pues habían quedado de reunirse en nuestra casa los del grupo de oración de Sylvia Regina, pero no vino nadie más que ella.  El Señor le dijo que nos dijera:  1 Consuelen, dice Yavé, tu Dios, consuelen a mi pueblo. 2 Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón, y díganle que su jornada ha terminado, que ha sido pagada su culpa, pues ha recibido de manos de Yavé doble castigo por todos sus pecados. Gracias Señor, bendito y alabado seas. 

Martes 7 de junio de 2005

Nos levantamos temprano para ir a misa y después nos fuimos a la oficina de Vidal, que iba llegar John para hablar sobre el indemnity.  La reunión resultó muy positiva para el caso y por la tarde Vidal nos planteó que él creía que John debía ser incorporado al equipo de abogados, pues él tenía un conocimiento del caso que nadie más tiene.  Hasta ese entonces, yo no había entendido su motivación para venir desde Nueva Orleans, pues me costaba pensar que sólo era por “buena gente”; sin embargo, cuando Vidal dijo eso me acordé de la profecía de Edith del día 14 de marzo, que nos dijo que: “algo iba a suceder en el caso, que algo que se había como traspapelado iba a salir a luz y que eso iba a voltear el caso en nuestra cuenta”.  Al momento Sylvia Regina me pasó un papel que decía:  “Esto es lo que nos dijo Edith”. 
Comprendí que esa era la confirmación que nos daba el Señor – Bendito sea Dios.  ¡Alabado sea el Señor!  Me sentí contento y con gozo, con ganas de saltar.  Inmediatamente dijimos que sí y me sorprendió como rápidamente todos aceptaron la negociación de sus comisiones para que se incorporara.  ¡Sólo podía venir de Dios!  Pasamos dando gracias al Señor a la iglesia de St. Ann.  La nota de Sylvia Regina decía:  “Siento que esto es lo que Edith nos dijo que iba a aparecer alguna prueba que iba a ser contundente – ¡Gloria a Dios!  ¡El milagro fue la reconciliación de la familia y esto lo prueba!!!”

Miércoles 8 de junio de 2005

Nos levantamos temprano, fuimos a misa y llegamos para el deposition de Alex.  Comenzó el deposition y nos dimos cuenta que no habíamos sido bien preparados por Gene, pues a Alex lo sorprendieron con varias preguntas complicadas.  Salimos preocupados y cabizbajos del deposition, no entendiendo porqué el Señor no nos había ayudado, pues yo pasé orando todo el tiempo; pidiéndole su misericordia y que iluminara a Alex, pero no sentí que fue así. 
Pasamos a St. Ann para agradecerle, pues obviamente El estaba con nosotros y lo que pasaba es que no lo entendíamos.  Noté que ya estaba en otra etapa de mi relación con Dios, pues aunque yo sentía que nos había ido mal, estaba convencido que “siempre era para mejor” y lo que pasaba es que no lo comprendía y el Señor sabía porqué lo había hecho, “El sabe y El me ama”.  En el Santísimo, lo que le pedía era que me iluminara pues me sentía bien devastado y Alex también, lo cual me dolía más.

Jueves 9 de junio de 2005

No pude dormir bien toda la noche, pensando en todo lo que tenía que repetir y decir.  Me sentía nervioso e inseguro, como nunca.  Mi única confianza era en el Señor y que El nos iba a ayudar.  Fuimos a misa a St. Ann, después de misa me postré ante el Señor para que fuera El quien hablara y no yo, que me iluminara para saber que decir.  Al momento del deposition vino Alex y oramos juntos, pidiéndole su bendición e iluminación.  El Deposition estuvo bien, pero me ocurrió algo que no pude entender.  Me pasé preguntando si fue el Espíritu Santo quien puso esas palabras en mi boca, así es que “deposité todo en su voluntad” y cuando regresamos a la iglesia de St. Ann para agradecerle al Señor los resultados del día, le dije:  “Señor, tu sabes cómo me siento de mal, dame fortaleza y aumenta mi confianza en Ti y que se haga tu voluntad, pues aunque no lo entendamos ahora, esto siempre será para mejor”.  Desde el inicio del deposition puse un Rosario en la mesa, enfrente de mi y a la vista de todos y eso me daba una gran seguridad que la Virgen Santísima estuvo con nosotros y que por tanto nada podía haber salido mal, era sólo que nosotros no lo entendíamos. 
Por la noche, fuimos a cenar con Vidal y Debbie y John y su novia, la cena fue muy positiva, el Señor hizo su obra.

Viernes 10 de junio de 2005

Romanos 8, 28
Efesios 5, 20

Hoy viernes no pasó mayor cosa.  Me levanté cabizbajo y preocupado por el deposition de ayer, pero al mismo tiempo confiado en que esa fue la voluntad del Señor y por tanto, eso era lo mejor - ¿Si Dios está con nosotros, quién contra nosotros?  Pero tengo que confesar que mi parte humana me pesaba bastante, para hacerme dudar de si yo había cometido algún error.  Existía un conflicto en mí, diciéndome mi lado humano que era posible que hubiera cometido un error y por el otro mi alma, que confiada en la Palabra del Señor que dice:  Todo resulta para bien, para los que confían en Dios, me decía que todo había salido según la voluntad del Señor y no la mía y que confiara en El; por eso es que me sentía en contradicción.  A la vez podía escuchar la voz del Espíritu Santo que me decía:  Confía en mí, Yo sé porqué hago las cosas y tú no sabes nada, después lo comprenderás.  A pesar de todo sentía el deseo de alabar al Señor por todas sus bendiciones y porque en el fondo de mi corazón estaba seguro que aunque no lo entendía “Todo era para bien”.  Me puse a leer el libro que me había llevado de “La Oración de Alabanza” del Padre Estrada, que lo había comprado hace unos pocos días y en la página 17, el Espíritu Santo me habló diciéndome:  8 Todo resulta para bien de los que aman a Dios y 20 Den gracias a Dios el Padre por todas las cosas, porque ésta es la voluntad de Dios.  Bendito y alabado seas Señor, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria, bendito el que viene en nombre del Señor.

Sábado 11 y domingo 12 de junio de 2005

2 Crónicas 7, 1-20

Me levanté bien preocupado y desamparado, pues ya no tenemos nada. Mi ánimo de continuar se ha debilitado.  Hablé con mi mamá y todos se van a sentir más desamparados y de pronto me puse a realizar que lo único que tenemos es la promesa de Dios que El nos va a sacar adelante; todo lo demás pareciera estar en nuestra contra y mi Fe se debilita. 
Tuve un sueño en la mañana, mientras meditaba sobre todo esto y era que un señor muy importante me daba la bienvenida a un gran banquete, donde todo era alegría, felicidad y abundancia.  Me hizo acordarme y reafirmarme que el Señor nos ha hecho su promesa y que mi debilitamiento de la Fe es porque tengo ya muchos días de no orar mucho tiempo y escuchar su Palabra.  Me levanté inmediatamente para escuchar su Palabra, pidiéndole  “Señor, háblame, que necesito escuchar tu voz”.  Me dijo:  1 Cuando Salomón acabó de rezar, bajó fuego del cielo que devoró el holocausto y los sacrificios, mientras la Gloria de Yavé llenó la Casa. 3 Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la Gloria de Yavé sobre la Casa, se postraron sobre el pavimento, adoraron y alabaron a Yavé: «Porque es bueno, porque es eterno su amor» 10 El día veintitrés del mes séptimo, Salomón mandó al pueblo a sus tierras alegre y contento por el bien que Yavé había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel. 12 Entonces Yavé se le apareció a Salomón por la noche y le dijo:  «He oído tu oración y me he elegido este lugar como Casa en que me ofrezcan sacrificios. 14 y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, rezando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo entonces los oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. 15 Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar. 17 Y en cuanto a ti, si me sirves como me sirvió tu padre David, y haces todo lo que te he mandado guardando mis decretos y mis sentencias, 18 afianzaré tu trono, como prometí a tu padre David: A ninguno de tus descendientes quitaré el mando de Israel. 19 Pero si se apartan, abandonando los decretos y los mandamientos que les he dado, y van a servir a otros dioses, postrándose ante ellos, 20 los arrancaré de mi tierra que les he dado; arrojaré de mi presencia esta Casa que yo he consagrado a mi Nombre y haré que todos los pueblos se burlen de ella.  Estaba leyendo en la noche, cuando Sylvia Regina se me acercó bien contenta y me traía como en un plato o bandeja de plata un email de Rosario del 7 de junio.  El email decía:  “Obviamente el Señor ha fallado en vuestro favor (sobre el “Tribunal de Apelación”), empecemos a alabarle, empecemos a proclamar su victoria, empecemos a darle toda la gloria y la honra y el honor.  Dancemos y cantemos al Señor, toquemos las cítaras y los panderos – Gloria, gloria a El que es el Alfa y la Omega, el único no hay otro.  Alabémoslo porque El está y nunca nos deja solos” – ¡Gracias, gracias, bendito y alabado – Amén!

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