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Canonización de Monseñor Romero

jueves, 28 de junio de 2012

Cronología de un Milagro - Junio 2005-II


Lunes 13 de junio de 2005

Filipenses 2, 1-18

Me dijo:  1 ¿Puedo pedirles algo en nombre de Cristo, hablarles del amor? ¿Han recibido el Espíritu y son capaces de compasión y ternura? 2 Entonces denme esta alegría:  pónganse de acuerdo, estén unidos en el amor, con una misma alma y un mismo proyecto. 3 No hagan nada por rivalidad o vanagloria.  Que cada uno tenga la humildad de creer que los otros son mejores que él mismo. 4 No busque nadie sus propios intereses, sino más bien preocúpese cada uno por los demás. 5 Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo Jesús: 12 Por tanto, amadísimos míos, que siempre me han escuchado, sigan procurando su salvación con temor y temblor. 13 Pues Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el actuar para agradarle. 14 Cumplan todo sin quejas ni discusiones; 18 Y también ustedes han de sentirse felices y alegrarse conmigo. 
Me fui a la oficina y de nuevo a encontrarme con todos los problemas que tenemos.  El salario de los empleados, no pudimos hacer el aforo en el Campestre, no hemos podido terminar lo de la Universidad, accionistas llamando, etc., etc.  Solo le dije al Señor: “Señor, yo no puedo con todos estos problemas, te los dejo a Ti”. 
Puse en manos del Señor si debía ir a Houston mañana, para el deposition de Basil y en cuanto hice eso todo lo del viaje se me fue resolviendo, pues no teníamos dinero ni para el pasaje, ni para la estadía; pero todo nos lo resolvió o sea que sí quiere El que vaya.  Eso me dio una gran esperanza, que la solución ya está cerca. 
Sylvia Regina habló con Rosario y le contó que lo que había visto cuando estuvo orando en la casa era como todas nuestras oraciones eran como estrellas que se iban disparadas al cielo y que eran escuchadas.  Además, nos dijo que nos preparáramos, pues el juicio de Dios viene sobre aquellos que nos han hecho mal; que así es la justicia de Dios, se paga por siete veces.

Martes 14 de junio de 2005

Esdras 8, 1-29
Nehemías 1, 4-11

Me dijo:  1 Estos son los jefes de familias que subieron conmigo de Babilonia, en el reinado de Artajerjes (y se indican los nombres de sus antepasados). 15 Los reuní cerca del río que corre hacia Ahavá, y acampamos allí tres días y habiendo buscado entre el pueblo, no encontré ninguno de la tribu de Leví. 18 Como la bondadosa mano de Dios estaba con nosotros, nos trajeron a Serebías, hombre muy sensato, de entre los hijos de Majlí, hijo de Leví, hijo de Israel, y con él sus hijos y sus hermanos, en número de dieciocho. 21 Allí, a orillas del río Ahavá, ordené un ayuno para humillarnos ante nuestro Dios, a fin de implorar de él un feliz viaje para nosotros, nuestros hijos y nuestras pertenencias. 22 … La mano de nuestro Dios está, para bien, con todos los que lo buscan; y su poder y su enojo sobre todos los que lo abandonan. 23 Por eso, ayunamos y pedimos a nuestro Dios por esta intención y El nos escuchó. 28 Luego les dije:  «Ustedes están consagrados a Yavé; estos vasos son cosas santas, y esa plata y este oro son ofrendas voluntarias hechas a Yavé, el Dios de nuestros padres. 29 Cuídenlos y guárdenlos hasta que los pesen ante los jefes de los sacerdotes y levitas y de las familias de Israel en Jerusalén, en las habitaciones de la Casa de Yavé» 10 Entonces el sacerdote Esdras se levantó y dijo: “Al casarse con mujeres extranjeras han sido rebeldes, aumentando así el delito de Israel. 11 Ahora reconozcan su pecado ante Yavé, Dios de sus padres y para cumplir su voluntad, sepárense de la gente de esta tierra y de las mujeres extranjeras.”  1, 4 Al escuchar estas palabras me senté y me puse a llorar.  Me puse de duelo algunos días, aguardando y rezando ante el Dios del Cielo. 5 Y dije: “¡Ah, Yavé Dios del Cielo, tú eres grande y temible! Tú guardas tu alianza y tu fidelidad a los que te aman y cumplen tus mandamientos. 6 Estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo.  Estoy ahora en tu presencia día y noche por tus servidores los hijos de Israel. 7 Te estoy confesando los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra Ti. Yo mismo, y la familia de mi padre, hemos pecado. Nos hemos portado muy mal. No cumplimos tus mandamientos, leyes e instrucciones, que entregaste a tu siervo Moisés. 8 Pero acuérdate también de lo que dijiste a Moisés:  “Si ustedes no me son fieles, los dispersaré por las naciones. 9 Pero si cumplen mis mandamientos y los ponen en práctica, los conduciré de nuevo al lugar donde he escogido vivir.  Los reuniré, aunque estén dispersos hasta los confines del mundo. 11 Escucha mi oración y la de estos que solamente desean honrar tu Nombre.  Te ruego me ayudes ahora.  Haz que sea bien recibido por el rey”!…

Miércoles 15 de junio de 2005

Ayer viajé a Houston, para asistir hoy al deposition de Basil Nichols.  Al solo llegar a Houston me fui un buen rato a la Capilla de Sta. Ann a doblar rodillas, pidiéndole al Señor que el deposition fuera bueno y nos regresara la Esperanza, para soportar lo negativo que nos sentimos y tener o sentir que El está con nosotros.  Durante el avión me fui leyendo el libro de “La Oración de Alabanza”.  Me dijo:  Es fácil alabar a Dios por nuestros triunfos, por nuestros momentos de gozo, de placer. ¡Qué difícil alabar a Dios cuando tenemos algún accidente, cuando se nos muere un ser querido, cuando todo en nuestra vida se complica!  Pero si confiamos en la Palabra de Dios, todo eso, el Señor promete convertirlo en bendición para nosotros, si lo amamos de corazón. 
Ahí frente al Santísimo en esa iglesia tan linda que el Espíritu Santo me había llevado un día, yo le daba gracias al Señor porque a pesar de sentirme tan desconsolado y apesadumbrado, yo lo alababa y lo alababa!  ¡Santo, Santo, Santo es el Señor Rey de los Ejércitos, llenos están el cielo y la tierra, bendito es el que viene en nombre del Señor! 
En la madrugada, como a las 4:00 a.m. llegó el Espíritu Santo a mi cuarto y elevado sobre mi cama, me tiró un luzaso de bendición, que me hizo despertar violentamente.  Entonces comprendí que todo iba a salir bien, que el Señor sabe y está seguro que no importando las circunstancias, yo siempre lo voy a alabar. 
Me levanté y fui a misa de 7:00 a.m.  Durante el deposition pasé orando todo el tiempo, comencé orando:  “Señor Jesús, ten misericordia de mí” y terminé repitiendo y orando sin cesar, “Señor Jesús, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.  Comprendí que había cerrado mi ciclo de alabanza, para pedir no sólo por mí, ni por nosotros, sino por todos los seres humanos del mundo entero –  ¡Bendito sea el Señor!  El deposition terminó y todo salió excelente, no podía haber salido mejor y sentí que el caso había tomado un nuevo giro, donde la llegada provincial de John había sido determinante.  Salí eufórico de alegría, lleno del Espíritu Santo; seguro que el Señor estaba con nosotros y que El nos ama.

Jueves 16 de junio de 2005

Me levanté temprano y no pude orar, pues me tenía que ir temprano al aeropuerto, venía rezando el Rosario, alabando al Señor, por todas sus bendiciones.  Fuimos a la Asamblea y nos tocó cuidar de los parqueos.  Nos pusimos con Sylvia Regina los chalecos fluorescentes y yo me sentía orgulloso y contento de poderle servir al Señor y de tener a Sylvia Regina conmigo a la par, comprendiendo que ella ha sido un regalo de Dios para mí. 
Por la noche fuimos a ver a mis papás pues me contó Lorena que mi papá se sentía mal y había divagado.  La reunión fue positiva y valió la pena, tanto él como mi mamá se quedaron más tranquilos – ¡Bendito sea Dios!

Viernes 17 de junio de 2005

Me levantaron para celebrarme el día del Padre.  La tarjeta de Camila decía, entre otras cosas:  “Quiero que sepa que siempre va a ser una de las personas que más admiro.  Desde la manera que nos trata a nosotros y también como trata a los demás.  Siempre voy a seguir su ejemplo.  Acuérdese que lo quiero mucho”.  La de Roberto Adriano decía:  “Le quiero decir que es el mejor papá que existe y por eso lo quiero mucho”.  Nos fuimos a desayunar todos juntos y llegó Ariana.  Su tarjeta decía:  “Un millón de gracias por todo lo que hace por nosotros, thank you for your example.  With lots of love”.   Sofía me habló por teléfono y hablamos bien contentos, se notaba que hubiera querido estar aquí, con todos.  Sylvia Regina me puso:  Father to my children, inspiration to my world.  Gift to my life…”  Yo sólo bendecía al Señor, por tantas bendiciones, pues comprendía que todo viene por El y de El.

Sábado 18 y domingo 19 de junio de 2005

Romanos 3, 3-5

Me levanté a preparar el programa y pasé en eso toda la mañana en presencia del Señor.  Me dijo:  3… Nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia. 4 Que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, 5 la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo y por El el amor de Dios se va derramando, en nuestros corazones.  Pasé todo el día apesadumbrado, con el Espíritu Santo entristecido.  No entendí porque aún en el programa sentí que el Espíritu Santo no estaba conmigo y me confundí varias veces, me sentía triste.  Fuimos a misa y me sentía triste.  El domingo le fuimos a celebrar a Ma. Isabel su cumpleaños al Flor y pasé triste todo el día, con una sed del Espíritu Santo; pues no sentía que estaba conmigo.

1 comentario:

  1. "Nadie puede atravesar el mar de este siglo sino el que es llevado en la cruz de Cristo."

    San Agustín,

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