Lunes 9 de mayo de 2005
Hoy sólo resé. No pude orar pues hoy salíamos para
Houston, para la sesión de Mediación.
Me ilusionaba el viaje, pues tendría tiempo para leer el libro de “Rebeca
Brown”. El viaje era largo,
pasando por Atlanta. Iba nervioso
y algo me decía que no íbamos a resolver nada pues el Señor todavía no
quería. Algo me decía que,
todavía, El quiere algo más de mí, pero no sé qué. Mi esperanza era encontrar esta respuesta en el libro y esa
era mi ilusión del viaje.
Las palabras que resonaban a mi mente
eran las del Padre Fernando, que no me preocupara y que “dejara a Dios ser
Dios” o sea que no dependiera de mis fuerzas o habilidades, sino más bien en
las de El. Terminé de leer el
libro exactamente al momento de llegar a Houston y el Señor me había indicado
que hacer: asistir al Tribunal Final de Apelación,
que es una ceremonia que recomienda el libro de Rebeca Brown. Pero ¿adónde, cómo y con quién? Decidí todo dejárselo al Señor.
El Espíritu Santo me mantuvo orando
gran parte de la noche. Al final,
al amanecer, comprendí que tenía que ser enfrente del Santísimo, lo antes
posible y no estaba seguro si Sylvia Regina debía estar conmigo o debía hacerlo
solo.
Martes 10 de mayo de 2005
Hoy hicimos el
Tribunal de Apelación
Hoy nos levantamos temprano para ir
a misa. El Padre habló de cómo
Cristo intercede por nosotros ante el Padre. Yo me llevé mi Misal, La Liturgia
de Las Horas y el libro de Rebeca Brown.
Al final de la misa me puse a orar enfrente del Santísimo, pidiéndole
que me iluminara para saber como hacer el “Tribunal Final” y si lo debía hacer
solo o con Sylvia Regina. Me
postré ante El y de pronto apareció Sylvia Regina que se había salido por un
momento porque tenía frío. Eso fue
mi indicación de que debía ser juntos y Ambos hicimos el Tribunal Final,
postrados ante el Santísimo en la iglesia de St. Michael y San Miguel
protegiéndonos y defendiéndonos.
Leí toda la oración, pidiéndole al Señor su misericordia. Estábamos sólo los dos, en toda la
iglesia y solos, con el Señor.
Sentí una gran sanación y lloré bastante. Le dimos gracias al Señor, por ese momento tan especial que
nos había concedido y dejamos todo en sus manos, esperando su “veredicto”.
Por lo intenso de la oración, hubiera
esperado que éste nos hubiera llegado durante el día, pero no llegó; más bien
tuvimos un día bastante duro. Fue
un día bien decepcionante, bajo el punto de vista del caso contra Nejapa Power.
Miércoles 11 de mayo de 2005
Fuimos a misa de nuevo y después a
la oficina de Mark, para continuar con la preparación para la mediación de
mañana. Tampoco sentí que
recibimos contestación el día de hoy, con relación al Juicio Final y más bien
también hoy fue un día decepcionante para el caso, pues la confrontación con
Gene continuó y yo sentía que él nos quería forzar a un “settlement” a
cualquier costo y por un valor bien bajo.
Me daba la impresión que él ya tenía una idea fija del monto y su tarea
era querer hacernos llegar hasta ahí a cualquier costo y a base de decepcionarnos
sobre los posibles resultados del caso.
Llegó un momento en que Vidal también se molestó con él. Yo no comprendía porqué el Señor nos
estaba haciendo pasar por este momento tan amargo y sobre todo después de haber
hecho el “Tribunal Final” el día de ayer, ¿será esto su respuesta? me preguntaba,
pero sin obtener contestación.
Fue un día bien frustrante y sobre
todo porque Mark nos dijo, bien directamente como sin ninguna consecuencia, que
el juicio se había atrasado para Julio 11 (día del cumpleaños de Sylvia
Regina). Hasta ese momento, yo
creí que se iba a llevar a cabo en Mayo 23 y eso fue como una huacalada de agua
fría ¿Señor, dónde estás?
El Señor callaba, pero sabía que
estaba con nosotros.
Jueves 12 de mayo de 2005
Nos levantamos temprano para ir a la
mediación. Nos pusimos a orar con
Sylvia Regina el último día de la “Novena al Divino Niño Jesús” y la “Llama del
Amor”. En la mediación no llegamos
a nada y Nejapa Power nos ofreció un valor que en realidad es un valor negativo
o sea que no hubo tiempo o necesidad ni de decidir nada. Me sentí bien decepcionado con Dios …
pero luego fui comprendiendo que en verdad lo que había hecho era
“protegernos”, pues no nos convenía que llegáramos a un acuerdo en la
mediación; ya que cualquier cantidad que sacáramos iba a ser insignificante con
relación a lo que pudiéramos sacar en el juicio y por eso, para inclusive no
ponernos en la disyuntiva de tener que tomar una decisión al respecto, había
hecho que la oferta de Nejapa Power fuera tan obviamente baja, que no nos
quedara ninguna duda. ¡Gracias
Dios! El Espíritu Santo me iluminó
en este sentido y que pudiera ver su mano protectora,pues con Alex nos sentimos
bastante devastados y decepcionados; pensando… ¿Y para qué vinimos para esto?
¿Por qué nos hiciste venir Señor?
Sólo El conoce la respuesta, pero debe haber alguna que nosotros no
comprendemos.
Viernes 13 de mayo de 2005
Ageo 1, 2-15
Por fin tuve tiempo para orar. El Señor, me dijo: 2 «Aquí tienen una
respuesta de Yavé a lo que dice este pueblo, que todavía no ha llegado el momento
de reconstruir la Casa de Yavé.» 4 ¿Cómo es posible que ustedes se queden en sus casas bien
construidas, mientras esta Casa es un montón de escombros? 5 Pues
bien, Yavé de los Ejércitos les dice:
«Examinen cómo van sus asuntos: 6 Ustedes han sembrado mucho,
pero han cosechado poco; han comido, pero se han quedado con hambre; han
bebido, pero han seguido con sed; se han vestido, pero no estaban bien
abrigados. Y el obrero pone el
dinero que ha ganado en un bolsillo roto. 7 Piensen en lo que hacen:
8 Vayan al monte a buscar madera y reconstruyan la Casa. Con eso, yo seré feliz y me sentiré muy
honrado a la vez, dice Yavé. 9 Ustedes esperan mucho y lo que
amontonaron es muy poco, pues yo lo he soplado. ¿Por qué? –pregunta Yavé–
Porque mi Casa está en ruinas, mientras cada uno de ustedes corre para arreglar
la suya. 10 Por esto, los cielos han retenido la lluvia y la tierra
no ha dado sus frutos. 13 En seguida Ageo, actuando como mensajero
de Yavé y conforme a su misión, transmitió al pueblo esta palabra de Yavé: «Yo
estoy con ustedes.» 14 Entonces Yavé tocó el corazón de Zorobabel,
de Josué y de todo el pueblo, quienes empezaron la reconstrucción de la Casa de
Yavé de los Ejércitos, su Dios. 15 El veinticuatro del sexto mes…
Sábado 14 y domingo 15 de mayo de
2005
Levítico 8, 1-11
Hechos 18, 9-10
Me levanté a orar, no comprendiendo
mucho la lectura de ayer y esperando una respuesta del Señor, pues me siento
devastado. Me dijo: 8, 1
Habló Jehová a Moisés para decirle:
2 Toma contigo a Aarón y a sus hijos, y también sus
vestiduras, el óleo de la unción, el novillo para el sacrificio por el pecado,
los dos carneros y el canastillo de los panes sin levadura. 3 Luego
reúne a toda la comunidad a la entrada de la Tienda de las Citas. 6
Moisés, entonces, pidió que Aarón y sus hijos se acercaran, y los lavó con
agua. 10 Después Moisés tomó el óleo de la unción y ungió la morada
de Yavé y la consagró con cuanto había en ella. 11 Roció con el óleo
siete veces el altar y lo ungió con todos los utensilios, así como también la
pila y su base, para que quedaran consagrados. Después me dijo: 9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla y no calles; 10
porque yo estoy contigo y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal,
porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Desayunamos con Alex y le encomendé que leyera el
libro de Rebeca Brown y que el Señor me había dicho que debía ser antes de que
regresáramos a San Salvador. No sé
porqué.
Pasamos un fin de semana juntos,
pero todos tristes. Fuimos a la
misa el domingo, para celebrar Pentecostés y creí que iba a tener una
revelación del Señor pero no fue así.
El domingo por la noche, Alex llegó a nuestro cuarto y me dijo: “misión cumplida y ya asistí al Tribunal
Final de Apelación”. Yo sólo dije
– ¡Gloria a Dios! Esto es obra del
Señor y estamos sanando. Duele…
pero El está con nosotros.
En mis oraciones de la noche le pedí
al Señor que me diera fuerzas y fortaleza para entender lo que venía al llegar
a San Salvador, pues yo tenía miedo de enfrentar lo que tenía que enfrentar.
"Dios no llena de su gozo a todas las almas, sino sólo a las que han llorado sus pecados con lágrimas abundantes y continuas, como si lloraran su propia muerte: porque este llanto se convierte al final en extrema alegría."
ResponderEliminarSan Basilio Magno,