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Canonización de Monseñor Romero

domingo, 3 de junio de 2012

¿Y QUE TAL EL SALVADOR?


Recientemente hizo esta pregunta el representante de un importante hombre de negocios, que tiene inversiones en varios países del mundo.  La persona que él representa es un inversionista que, si se decidiera a invertir en El Salvador, en el muy corto plazo pudiera generar muchos empleos para gran cantidad de salvadoreños y mejorar la vida de muchas familias.  ¿Qué contestar?

Al considerar la repuesta, lo primero que hay que tomar en cuenta es que este es un inversionista que, como buen hombre de negocios, no le interesa el tema de si ahora está gobernando el FMLN o de si en el próximo período el que va a gobernar es ARENA o el mismo FMLN o de si el presidente Funes ha sido un buen presidente; o sí su sucesor va a ser mejor que él… que es todo lo que a los salvadoreños nos tiene preocupados en estos momentos.  Para este inversionista, existen “decenas” de países donde invertir y le es irrelevante quién pudiera ser el próximo presidente de El Salvador o cuales pudieran ser sus mejores cualidades.  De antemano se sabe, que empresarios como él solo invierten en países donde, independientemente de cual sea el presidente de la república o el partido político que gobierne, la existencia de sus empresas no se ve amenazada; ni tampoco la cantidad de dinero que puede retirar de ellas en el momento que él lo considere necesario y por el otro lado, donde no se tiene que estar preocupando si los índices de delincuencia están subiendo o bajando.

La recientes encuestas publicadas, con relación a la situación política y económica de nuestro país, reflejan que hay muy poco de que hacer uso, para contestarle positivamente a este representante.  Al mismo tiempo, las recientes confrontaciones entre los dirigentes de varias instituciones tampoco ayudan y más bien empeoran la posibilidad que El Salvador pueda de ser atractivo a la inversión.

Luego ¿Cómo contestar para que este inversionista se decida venir a generar empleos a El Salvador?  De lo único que se le puede hablar es de nuestra democracia y como esta se va consolidando más y más, a pesar que a veces pareciera que hasta esta misma se encuentra amenazada.  De la laboriosidad de los salvadoreños.  De nuestra posición geográfica, que está a escasas horas del mercado más grande del mundo.  De nuestro liderazgo a nivel centroamericano (el cual ya no es tan evidente).  De que nuestra economía está dolarizada y esto asegura una estabilidad monetaria a largo plazo, aunque esto a veces se pone en duda y pareciera como que pudiera revertirse.

Después de escuchar, muy atentamente estos argumentos, el representante del inversionista contesta que lo que lo que ellos más analizan de un país, al momento de decidirse por una inversión es: “su tendencia a permitir la libre movilidad de: bienes y servicios, personas y capitales” y que: “desgraciadamente en El Salvador, estas libertades se han disminuido en los últimos años” y que además: “lo que han observado, más bien, es una tendencia hacia la burocratización de muchos procedimientos y a no facilitar los movimientos de los bienes mencionados”.  Al mismo tiempo agrega: “lo que estamos observando es que en el futuro esto se pudiera volver más problemático, por la falta de consensos entre los dirigentes de los distintos partidos políticos y los distintos sectores de la sociedad”.

De todos es conocido que la inversión en nuestro país ha disminuido considerablemente.  Quizás el representante de este inversionista extranjero nos esté dando la pauta del porqué esto nos está sucediendo.

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