Lunes 10 de octubre de 2005
Juan 9, 35-38
1 crónicas 28, 9-10
Me levanté a orar, pidiéndole al Señor que
incremente mi Fe y que no esté pretendiendo comprender cuál es el camino porque
me lleva; sino más bien, aceptar con gusto y amor su voluntad. “Señor, te pido que te ame más
ardientemente”. Me dijo: 35 … ¿Tú crees en el Hijo del Hombre? 36 Le
contestó: “Y quién es Señor, para que crea en El? 37 Jesús le dijo:
“Tú lo has visto y es el que está hablando contigo.” 38 El entonces
dijo: “Creo, Señor” y se arrodilló ante El.
En el día no pasó nada, más que esperar… y
desesperar! porque me desesperé y me vinieron grandes dudas de Fe en el Señor;
no comprendiendo porqué es que todo como que se ha estancado. Me fui a misa a implorarle al Señor su
misericordia. Después me vine a la
casa a seguir leyendo el libro de David, donde el Señor me dijo: 9 Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y
sírvele con corazón entero y con ánimo cariñoso, porque Yavé sondea a todos los
corazones y penetra los pensamientos en todas sus formas. Si lo buscas, se
dejará encontrar, pero si lo dejas, él te arrojará para siempre. 10
Mira ahora que Yavé te ha elegido para edificar una Casa que sea su Santuario.
Sé fuerte y manos a la obra. Por
la noche fuimos a la primera reunión de preparación para el Encuentro No. 47,
donde el Señor nos ha encomendado que recibamos un grupo para ser sus
animadores. Me sentí contento y privilegiado de estar ahí con el Señor,
sirviéndole y haciendo su voluntad. Al regresar me sentía triste y confundido y
Sylvia Regina me preguntó que qué me pasaba y yo le contesté que me sentía
confundido, pues nada parece componerse y entro en duda sobre la voluntad y la
promesa del Señor; pues a estas alturas no entiendo porqué, por ejemplo, no
aparece la carta que nos dijo Edith y que iba a hacer que todos los abogados
cayeran en la cuenta y dijeran “así fue como sucedió” y que entonces el caso
iba a cambiar. Le dije que ya no
veía de dónde iba a venir eso.
Le leí la Palabra del domingo y de hoy y me
dijo: “Y qué más quiere”, refiriéndose a la forma en que me habla el Señor. Luego me dijo que en la reunión del
grupo, la Palabra habla que: “En el Señor vivimos, nos
movemos y existimos.”
Martes 11 de octubre de 2005
Hechos 17, 28
Isaías 29, 23
Romanos 12, 1-2
Me levanté a orar, pidiéndole al Señor que
ocurriera algo hoy, que me diera más Esperanza de su promesa, pues tengo varios
días sintiendo como que todo está parado y me duele ver al personal sin recibir
ningún sueldo. Yo me refería a
algo en el juicio, pero El me contestó:
28 En
realidad no está lejos de cada uno de nosotros, pues en El vivimos, nos movemos
y existimos, como dijeron algunos poetas suyos: “Somos también del linaje de
Dios.” ¡Lo mismo que me
había dicho, por medio de Sylvia Regina anoche! Caí de rodillas, pidiéndole su
misericordia y que aumente mi Fe. 23 Pues, al ver a sus hijos
de vuelta a su casa –gracias a mí– se pondrá a alabar mi Nombre.» Festejarán al
Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. 24 Los descarriados
entrarán en razón y los rebeldes se dejarán instruir. 1 Les ruego, pues, hermanos, por la gran ternura
de Dios, que le ofrezcan su propia persona como un sacrificio vivo y santo
capaz de agradarle; este culto conviene a criaturas que tienen juicio. 2
No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior.
Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le
agrada, lo que es perfecto.
No pasó nada en la oficina y pasé todo el día
sólo esperando hablar con Vidal o que algo pasara, pero no pasó nada. Me puse a escribir un e-mail para Vidal,
acordándome de lo que me había dicho Edith que iba a aparecer una carta, que
estaba perdida y que eso iba a hacer cambiar el caso. Lo hice, con Fe en el Señor, que a lo
mejor este e-mail era. ¡Sálvanos, Señor! ¡Date prisa en socorrernos!
No pudimos ir a misa, pues habían convocado la
reunión de Encuentros temprano. Mi espíritu estaba triste y en la reunión no
sentí ningún llamado del Señor.
Miércoles 12 de octubre de 2005
Isaías 30, 18-26
Me postré ante el Señor solicitando su ayuda,
pues me siento desesperado. ¡Señor
Jesús, ten misericordia de nosotros y del mundo entero! Me dijo: 18 Yavé está esperando
el momento para perdonarlos; se levantará y tendrá piedad de ustedes, pues Yavé
es un Dios justo y ¡felices los que en El esperan! 19 Sí, pueblo de
Sión, que vives en Jerusalén, ya no llorarás más. El se compadecerá de ti al
sentir tus lamentos, lo llamarás y te atenderá. 20 Después que el
Señor les haya dado el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él que es
su educador, ya no se ocultará más y ustedes verán al que les educa. 21
Cuando tengan que tomar el camino ya sea a la derecha o a la izquierda, tus
oídos oirán sus palabras resonar detrás de ti: «Este es el camino que deben
seguir.» 26 Entonces la luna alumbrará como el sol y la luz del sol
será siete veces más fuerte el día en que Yavé vende la herida de su pueblo y
le haga una curación a las magulladuras de sus golpes. Me postré ante el Señor, por su
Palabra.
En la oficina no pasó nada, pues me mandó un
e-mail Vidal que su hija había tenido un percance emocional,
porque habían vendido la casa donde habían vivido con su ex-esposa y la estaba
acompañando. Además, hoy supimos
que en el fallo de los árbitros en el TCA hay un error. No sé si esto nos
beneficia o nos perjudica, sólo le dije al Señor: “Señor, estamos en tus manos
y todo resulta para bien, para los hombres que aman a Dios.”
Jueves 13 de octubre de 2005
Números 13, 1-30; 14, 2-11
Hoy vino a cenar Monseñor Fernando a nuestra casa
Me levanté a orar, preocupado por todos los
eventos y que nada se resuelve. Todo
está parado y le pregunté al Señor qué es lo que debía hacer con el personal,
si lo debía despedir o no; pues ya no veo perspectivas de nada a corto plazo y
humanamente, lo lógico sería despedirlos, pero no comprendo cómo tantas
oraciones, de parte de ellos, pueden quedar sin ser escuchadas. Me sentía frustrado en este sentido. Me
contestó: 1 Yavé dijo a Moisés: 2
«Envía hombres adelante para que exploren esa tierra de Canaán que voy a darles
a los israelitas. Cada tribu elija como representante a uno de sus jefes.» 27
Esto fue lo que contaron: «Entramos al país a donde nos enviaron. ¡Realmente es
una tierra que mana leche y miel: ¡aquí están sus productos! 28 Pero
el pueblo que vive en ese país es muy poderoso, las ciudades son muy grandes y
fortificadas, hemos visto incluso a los descendientes de Enac. 30 Caleb
calmó al pueblo que murmuraba contra Moisés. «Subamos, les dijo, y conquistemos
ese país, que somos capaces de más.» 1 Toda la comunidad se puso a
lanzar gritos lastimeros y el pueblo pasó toda la noche llorando. 2
Los israelitas se enojaron con Moisés y Aaron y toda la comunidad les dijo:
¿Por qué no morimos mejor en Egipto? ¿Por qué no morimos mejor en el desierto? 5
Moisés y Aaron se echaron de bruces al suelo en presencia de toda la comunidad
de los israelitas. 7 Luego les dijeron a toda la comunidad de los
israelitas: «¡El país por donde hemos pasado y que exploramos es bueno! ¡Es una
tierra excelente! 8 Si Yavé nos favorece, nos llevará a ese país y
nos dará esa tierra que mana leche y miel. 9 Pero no se rebelen
contra Yavé! No teman a la población de esa tierra, porque nos la serviremos en
bandeja. No tienen esperanza porque Yavé está con nosotros. No les tengan
miedo. 11 Yavé dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me va a seguir
menospreciando este pueblo? ¿Hasta cuándo va a tener poca confianza en mí
después de todos los prodigios que he hecho en medio de él? Monseñor
Fernando nos dijo que sólo veía cosas buenas y esperanzadoras y que debemos
seguir perseverando o sea que nos confirmó lo que el Señor nos había dicho en
su Palabra y que debemos confiar en El y no en el raciocinio humano.
Viernes 14 de octubre de 2005
1 corintios 15, 58
Juan 16, 33
58 Así pues hermanos míos muy amados,
manténganse firmes y no se dejen conmover. Dedíquense a la obra del Señor en
todo momento, conscientes de que con El no será estéril su trabajo. 33 Les he hablado de estas cosas para que tengan paz en mí. Ustedes
encontrarán la persecución en el mundo. Pero, ánimo, yo he vencido al
mundo. No entendí la Palabra de hoy, pues esperaba que
me dijera algo del litigio y si se va a resolver o no.
Hoy mandamos la oferta de compra a Nejapa
Power, con una gran Fe que el Señor va a hacer el milagro, aunque ya no no sé ni
cómo. Antes de firmarla me detuve un momento y le pedí al Señor su
bendición.
Almorzamos con mis papás y desde un inicio
sentí la reunión con mis papás bien negativa. Terminó de forma explosivamente
negativa. Me quedé atónito, pues
es lo menos que hubiera deseado hoy.
Juan José vino a pedirme permiso para ir a
cortar una milpa por una semana, lo que me atormentó de una gran forma, pues
quisiera y sólo el Señor sabe, cómo quisiera poder pagarle los salarios a todo
el personal a tiempo. Me hizo
pensar que lo sensato (humano) es ya recortar todo el personal y me puse hacer
un análisis, pues me imagino que a nadie le parece ya lógico, que siga
empecinado en sostenerlos. Pero
después, hablando con Juan José, el Señor me hizo comprender que más bien le
iba a hacer un daño si le daba el permiso y comprendí que lo que me decía el
Espíritu Santo es que debía “tener Fe en el Señor”. Por la noche, en mis oraciones, el Espíritu Santo me iluminó
para comprender la Palabra de hoy. Era para decirme que debo seguir teniendo
confianza en El, que debo esperar que voy a ser criticado y atacado, sobre todo
por las personas que no tienen Fe; pero que El nos va a hacer el milagro,
cuando sea el momento adecuado.
Sábado y domingo 16 de octubre de 2005
Génesis 18, 2-4
Nos levantamos temprano para ir a Guatemala, a
la graduación de Enrique. Fuimos
con Sylvia Regina y Rober. Llegamos
allá y nos fuimos a caminar al bosque de la casa de Carlos con Rober. Le di gracias a Dios por ese momento tan
especial que nos había dado. Me sentí bendecido que podía disfrutar de nuestro
hijo como lo estaba haciendo. Le
enseñe a Rober como se hacía para dar el grito de los campistos en el campo, le
conté lo que hacíamos en la
hacienda cuando éramos pequeños. Pasamos
bien contentos.
Por la tarde me puse a leer el libro de
“Redemptoris Mater” y de pronto sentí el llamado del Espíritu Santo y me
dijo: 2 Al levantar sus ojos, Abraham vio a
tres hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió
hacia ellos y se postró en tierra 3 diciendo: “Señor mío si me haces
el favor, te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte. 5
Les haré traer un poco de pan para que recuperen sus fuerzas, antes de proseguir
su viaje, pues creo que para esto pasaron ustedes por mi casa. Ellos
respondieron: “Haz como has dicho.”
Entonces comprendí que Dios se estaba refiriendo al “Pan de la
Hostia Consagrada”, que nos da fuerzas “espirituales” para continuar en nuestro
caminar hacia Dios y en nuestro peregrinaje en esta vida.
Fuimos a la fiesta, pero yo pasé bien
impresionado por esta revelación y aunque yo estaba en la fiesta, en realidad
mi mente estaba en oración y alabanza al Señor. Nos levantamos el domingo y fuimos a desayunar los tres
juntos, lo cual yo le seguía agradeciendo al Señor; aunque ya se me comenzaba a
venir a la mente lo que debía enfrentar la próxima semana que está por venir,
pero confiado en el Señor que El nos va hacer el milagro.
Por la noche, el Señor me dijo: 10 … “Dentro de un año volveré por aquí y para entonces Sara,
tu mujer, tendrá un hijo.” Yo
comprendí que lo que me quiso decir es que no me preocupe, que El nos va a
hacer el milagro cuando llegue el tiempo.
En el desayuno, el Espíritu Santo me iluminó
con la frase que andaba buscando desde hace varios meses, pues me parece de
poca Fe el dicho: “A Dios rogando y con
el mazo dando”, pues hace pensar que lo que nos sucede es mas bien por las
cosas que nosotros hacemos y no porque esa es la voluntad de Dios, independientemente
de si nosotros podemos creer que es bueno o malo (al final todo es bueno, pues Dios, a veces, permite el mal para hacer un bien). La frase que me iluminó y que refleja mejor el dicho, para
los hombres de Fe es: “A Dios rogando y… Su voluntad buscando.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario