Lunes 17 de octubre de 2005
Salmo 42 y 43
Ayer le comenté a Sylvia Regina que cada día
sentía más tedioso el hacer todas las actividades que hay que hacer en la
mañana y me acordé que eso es señal de depresión. Hoy me levanté sin ganas de
continuar y afrontar lo que viene y ayer en la noche me sentí como el profeta
Elías en el desierto; abandonado por Dios. Le pedí al Señor que nos hiciera ya el milagro, pues ya no aguanto
esta carga, ni un día más o sea que por primera vez se lo pedía “rápido”; pues
me siento desmayar. Le pedía que lo
hiciera para que pueda dar testimonio de su poder, misericordia y amor. Me contestó: 2 Como anhela la
cierva estar junto al arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo. 3
Sediento estoy de Dios, del Dios de vida; ¿cuándo iré a contemplar el rostro del
Señor? 4 Lágrimas son mi pan de noche y día, cuando oigo que me
dicen sin cesar: «¿Dónde quedó su Dios? 5 Es un desahogo para mi
alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los nobles hasta la casa de
Dios, entre vivas y cantos de la turba feliz. 6 ¿Qué te abate, alma
mía, por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios
Salvador. 7 Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde el
Jordán y el Hermón a ti, humilde colina. 9 Quiera Dios dar su gracia
de día, y de noche a solas le cantaré, oraré al Dios de mi vida. 10
A Dios, mi Roca, le hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar
triste, bajo la opresión del enemigo? 11 Mis adversarios me insultan
y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me dicen: «¿Dónde quedó tu
Dios?» 12 ¿Qué te abate, alma mía, por qué gimes en mí? Pon tu
confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador. 1 Hazme
justicia, oh Dios, y defiende mi causa del hombre sin piedad; de la gente
tramposa y depravada líbrame, tú, Señor. 2 Si tú eres el Dios de mi
refugio: ¿Por qué me desamparas? ¿Por qué tengo que andar tan afligido bajo la
presión del enemigo? 3 Envíame tu luz y tu verdad: que ellas sean mi
guía y a tu santa montaña me conduzcan, al lugar donde habitas. 4 Al
altar de Dios me acercaré, al Dios de mi alegría; jubiloso con arpa cantaré al
Señor, mi Dios. 5 ¿Qué tienes alma mía, qué te abate, por qué gimes
en mí? Confía en Dios, que aún le cantaré a mi Dios salvador.
Martes 18 de octubre de 2005
Lucas 10, 23-24
Salmo 40
Hechos 16, 31
Romanos 8, 25-26
El Señor me dijo: 23 … ¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! 24
Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven
y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron. Gracias Señor…
aumenta mi fe! El Espíritu Santo me hizo leer el Salmo 40, que había escrito el
pasado jueves 6. 18 ¡Piensa en mí, oh
Dios, en mí que soy un pobre y desdichado! ¡No te demores, mi Dios, pues tú
eres mi socorro y salvación!
Por la mañana, a Alex lo inspiró el Espíritu
Santo para redactar la carta que íbamos a mandar a los exaccionistas. Lo supe porque en cuanto la leí entró
en mí una gran calma y supe que nada iba a suceder con ellos, pues la iban a
comprender. A mediodía hablé con
Vidal y no me recibió la llamada, pues no había hablado con John. También recibí eso con una gran calma,
pues es obvio que es la voluntad del Señor o sea, que nada se componga. Me puse
a orar después de almuerzo y el Señor me dijo: 31 … Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu
familia.”
Por la tarde no pasó nada, más bien hablamos
con Vidal y no ha pasado nada. Antes
de esto, en la tarde que fui al Santísimo, el Espíritu Santo me iluminó y me
dijo que no debía pedir porque todo se compusiera, sino por los exaccionistas,
empleados y proveedores; pues ellos igualmente necesitan que todo esto se
resuelva y que debo pedir que se resuelva para que el Señor se glorifique en
todas esas personas y hogares. Comprendí
que a esto se refería San Pablo cuando dice que “nosotros no sabemos pedir” o
sea que no hay que pedir por nosotros, sino para que Dios se glorifique en
alguien más y su Reino crezca.
Al venir a la casa, en la cocina, nuestra
empleada Ana estaba escuchando una prédica de Salvador Gómez y entré cabal en
el momento que él estaba diciendo que no había que pedir por uno mismo, sino
que primero por el Reino de Dios, para que éste crezca y después pedir por lo
que queremos; pero para que podamos servir mejor en el crecimiento del Reino.
Después de leer un e-mail de Vidal, me vine a orar y dar gracias a Dios por
todas sus bendiciones de hoy. El
Señor me dijo: 25 Esperemos, pues, sin
ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes. 26 Somos débiles,
pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero
el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos.
Miércoles 19 de octubre de 2005
Job 42, 1-12
Ayer sentí una especial efusión del Espíritu
Santo en las oraciones de la noche.
Le comenté a Sylvia Regina que iba a llegar el momento en que todo iba a
empezar a solucionarse, por obra de Dios y para su glorificación.
Hoy me levanté deseoso de venir a platicar con
el Señor, pidiéndole que me ilumine para saber si debemos pasar el juicio a
Nueva Orleans o que, sobretodo, por lo que me dijo la Palabra del 5 de
octubre. Hoy me dijo: 1 Y Job respondió a Yavé: 2 “Reconozco que lo
puedes todo, y que eres capaz de realizar todos tus proyectos. 3 Hablé
sin inteligencia de cosas que no conocía, de cosas extraordinarias, superiores
a mí. 5 Yo te conocía sólo de oídas; pero ahora te han visto mis
ojos. 6 Por esto, retiro mis palabras y hago penitencia sobre el
polvo y la ceniza.” 10 Yavé hizo que la nueva situación de Job
superara la anterior, porque había intercedido por sus amigos y aun Yavé aumentó
al doble todos los bienes de Job. 11 Este vio volver a él a todos
sus hermanos y hermanas, lo mismo que a los conocidos de antes. 12
Yavé hizo a Job más rico que antes… 9 Elifaz de Temán, Bildad de
Suaj y Sofar de Naamat fueron a ejecutar la orden de Yavé. Y Yavé los perdonó
por consideración a Job. Me
sentí bendecido por el Señor y confiado en su Palabra… con esperanza.
Fuimos a almorzar donde mis papás y la reunión
fue positiva, aunque mi papá está bien deprimido. Le pido al Señor que él alcance a ver, en vida, cuando todo
se nos resuelva.
Por la tarde nos llegó la autorización para el
crédito para comprar la planta, ¿viene de Ti, Señor? ¿Qué debemos hacer?
Jueves 20 de octubre de 2005
Romanos 8, 28-39
Lucas 11, 28
28 También sabemos que Dios dispone
todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes El ha escogido y
llamado. 30 Así, pues, a los que El eligió los llamó; a los que
llamó los hizo justos y santos; a los que hizo justos y santos les da la
Gloria. 31 ¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿Quién
estará contra nosotros? 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo,
los peligros o la espada? 37 Pero no; en todo eso saldremos
triunfadores, gracias a Aquel que nos amó. 38 Yo sé que ni la muerte
ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el
futuro, ni las fuerzas espirituales, 39 ya sean del cielo o de los
abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor. 28
“Dichosos, más bien, los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.” Me deposité totalmente en el Señor. Sólo así hubiera podido aceptar con
gozo lo que pasó hoy, pues la reunión con los abogados, por diferentes motivos,
no se va a poder hacer sino hasta el miércoles 2 de noviembre. ¡Dos semanas más! y sólo para una
reunión. Comprendí que el Señor
algo querrá y todo era para mejor, pues es su voluntad.
Pasé un día en paz, sin ningún resultado y sólo
esperando… pero en paz. Fui a la
piñata de Isabela y ahí estaban todas mis hermanas. La reunión fue positiva, pero me sentía raro… o ¿triste, por
no poder presentarles o ponerles en evidencia el milagro que está haciendo el
Señor en todos nosotros? ¡Señor,
sálvanos! Salva a tu pueblo que está en oración pidiéndote el milagro, salva a
los empleados, los exaccionistas, los proveedores… la familia.
Viernes 21 de octubre de 2005
Salmo 34
2 Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca
de alabarlo. 3 Mi alma se gloría en el Señor, que le oigan los
humildes y se alegren. 4 Engrandezcan conmigo al Señor y ensalcemos
a una su Nombre. 5 Busqué al Señor y me dio respuesta y me libró de
todos mis temores. 6 Mírenlo a El y serán iluminados y no tendrán
más cara de frustrados. 7 Este pobre gritó y el Señor lo escuchó y
lo salvó de todas sus angustias. 8 El ángel del Señor hace sus
rondas junto a los que le temen y los guarda. 9 Gusten y vean cuán
bueno es el Señor ¡Dichoso aquel que busca en él asilo! 15 Apártate
del mal y haz el bien, busca la paz y ponte a perseguirla. 20 Aunque
el justo padezca de muchos males, de todos los librará el Señor.
Hoy tampoco pasó nada y ya ni esperar, pues
todo se ha pasado para la reunión en Houston el 2 de noviembre. Lo único que me sostiene es la promesa
del Señor. El sabe porque está atrasado todo y yo sólo espero… y confío en El. Los empleados igual y los exaccionistas
no sé cómo van a reaccionar, pero por algo el Señor no ha querido resolver los
problemas todavía.
Por la noche fuimos a la reunión para la
preparación del Encuentro 47, que es el próximo fin de semana y nos tocó
presentar una se nuestras participaciones. No me sentí suelto, no sentí que el Espíritu Santo me estaba
guiando. Me sentí triste, pues no
sentí al Señor cerca de mí ¿Señor, Jesús, por qué me has abandonado?… Señor
Jesús, sálvame.
Sábado 22 y domingo 23 de octubre de 2005
Isaías 52
Fuimos a misa celebrada por el ahora
Monseñor Juan José
Me levanté a orar, pidiéndole al Señor que me
hable y me oriente, pues me siento desmayar. Me dijo: 13 Ahora llega para mi
servidor la hora del éxito; será exaltado y puesto en lo más alto. 14
Así como muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado, que
ya no parecía un ser humano. 15 Así también, todas las naciones se
asombrarán y los reyes quedarán sin palabras al ver lo sucedido, pues verán lo
que no se les había contado y descubrirán cosas que nunca se habían oído. Después me puse a preparar el
programa. Hoy comenzamos el nuevo
formato de forma que las personas puedan llamar por teléfono, para hacer
cualquier pregunta. Sólo llamaron
dos personas y una de ellas era Carmen, la esposa de Arturo. El Espíritu Santo dirá como seguimos.
El domingo nos levantamos temprano para ir a
misa de 8:00 a.m. en el Arzobispado, pues nos habían concedido, al movimiento
de Encuentros, asistir a la misa. Después
fuimos a misa de 12:00 p.m. al Corazón de María, pues era la clausura del Año
Eucarístico y el celebrante era el Padre, ahora “Monseñor Juan José”. La misa estuvo muy bonita y llena de
gente. El Padre se alegró mucho de
vernos y especialmente a Rober (este es el Padre que le celebró la primera
comunión a Rober). Fue una
bendición de Dios. Todo el día la
presencia del Espíritu Santo con nosotros. Todo el día fue notoria y lo podía sentir acompañándonos.
¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?
ResponderEliminarSan JoséMaría Escrivá de Balaguer - Camino 746