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Canonización de Monseñor Romero

domingo, 12 de agosto de 2012

LA DEMOCRACIA LA HACEN LAS PERSONAS


Si se preguntara, muy pocos sabrían a que partido político han pertenecido los grandes personajes que han forjado el rumbo político de sus respectivos países, tales como: George Washington, Winston Churchill, Ronald Reagan, Konrad Adenauer, Felipe González, etc.  No solo la mayoría no sabrían, si no que resulta hasta irrelevante, puesto que todos ellos se han distinguido no por pertenecer a sus respectivos partidos políticos, sino porque ellos en lo particular han más bien cambiado el rumbo de sus propias instituciones y han sido sus ideas las que han servido de plataforma para reorientar a sus respectivos países.

Se menciona esto a raíz de las recientes “negociaciones” convocadas por el presidente de la república y las cuales se han llevado a cabo bajo el más riguroso protocolo de privacidad y donde al único a quien se le ha autorizado a opinar al respecto es al mismo presidente de la República; pero que este a su vez no emite su opinión personal, sino que se ha limitado a solo a informar lo que en las reuniones ocurre.

Lo que primero ha llamado la atención de estas negociaciones es quienes han sido “los actores”.  Es decir, los actores no han sido personas en lo particular, sino “los partidos políticos”, representados por sus máximas autoridades.  Inclusive, en un momento dado esta representación ha caído en distintas personas, cambiándose los asistentes o sea que lo que se comprende, como espectador, es que la opinión personal de cada participante es irrelevante y lo que se llega a defender es lo que “el partido” ya ha decidido.

Las recientes resoluciones de la actual Sala de lo Constitucional, que son la raíz del conflicto, van encaminadas a precisamente dirigir al país hacia una verdadera democracia, eliminado los privilegios de las cúpulas partidarias, de forma de traspasar el verdadero poder de decisión a las personas electas popularmente y no a las cúpulas de los partidos políticos.   

De todos es conocido que fue esta pérdida de privilegios la raíz del actual conflicto entre los Organos del Estado y lo que inclusive permitió que partidos con distintas ideologías y hasta antagónicos entre sí, se unieran en contra de las personas que actualmente conforman la Sala de lo Constitucional; sin importar si esto traía como consecuencia la ruptura del orden institucional, pues su principal objetivo era mantener el que siempre sean las cúpulas partidarias las que decidan sobre el futuro de nuestra democracia y no la población misma, por medio de los funcionarios electos.

En una verdadera democracia, la forma de resolver el reciente conflicto hubiera sido que el presidente de la república, en vez de convocar a “los partidos políticos”, hubiera convocado a ciertos diputados de la Asamblea Legislativa en lo personal y con ellos dilucidar, en un debate abierto y público, cual es la verdad en la interpretación de la ley (puesto que en una democracia, la ley no es negociable) y determinar si eso obligaba a retirar el recurso de amparo ante un ente extraño a nuestra Constitución de la República, como lo es la Corte Centroamericana de Justicia.  Una vez hecho esto, lo que debió proceder es a hacer una nueva elección por parte de la Asamblea Legislativa, de nuevo en debate abierto, de acuerdo a la ley y ya sin la participación del presidente de la república.

La pregunta entonces queda planteada.  ¿Estamos resolviendo el problema o lo único que interesa a “los actores” es eliminar sus síntomas? sin importar que en el futuro el problema resurja en una crisis mucho más grave.

1 comentario:

  1. "Así como en todo tiempo debemos vivir con piedad, así también en todo tiempo debemos llevar nuestra cruz. Cada uno la tiene en proporción a sus fuerzas."

    San León Magno

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