Si se preguntara, muy pocos sabrían a que partido
político han pertenecido los grandes personajes que han forjado el rumbo
político de sus respectivos países, tales como: George Washington, Winston
Churchill, Ronald Reagan, Konrad Adenauer, Felipe González, etc. No solo la mayoría no sabrían, si no que
resulta hasta irrelevante, puesto que todos ellos se han distinguido no por
pertenecer a sus respectivos partidos políticos, sino porque ellos en lo
particular han más bien cambiado el rumbo de sus propias instituciones y han sido
sus ideas las que han servido de plataforma para reorientar a sus respectivos
países.
Se menciona esto a raíz de las recientes
“negociaciones” convocadas por el presidente de la república y las cuales se
han llevado a cabo bajo el más riguroso protocolo de privacidad y donde al único
a quien se le ha autorizado a opinar al respecto es al mismo presidente de la República; pero que este a su vez no emite su opinión personal, sino que se ha
limitado a solo a informar lo que en las reuniones ocurre.
Lo que primero ha llamado la atención de estas negociaciones
es quienes han sido “los actores”.
Es decir, los actores no han sido personas en lo particular, sino “los partidos
políticos”, representados por sus máximas autoridades. Inclusive, en un momento dado esta
representación ha caído en distintas personas, cambiándose los asistentes o sea
que lo que se comprende, como espectador, es que la opinión personal de cada
participante es irrelevante y lo que se llega a defender es lo que “el partido”
ya ha decidido.
Las recientes resoluciones de la actual Sala de lo
Constitucional, que son la raíz del conflicto, van encaminadas a precisamente
dirigir al país hacia una verdadera democracia, eliminado los privilegios de las
cúpulas partidarias, de forma de traspasar el verdadero poder de decisión a las
personas electas popularmente y no a las cúpulas de los partidos
políticos.
De todos es conocido
que fue esta pérdida de privilegios la raíz del actual conflicto entre los
Organos del Estado y lo que inclusive permitió que partidos con distintas
ideologías y hasta antagónicos entre sí, se unieran en contra de las personas
que actualmente conforman la Sala de lo Constitucional; sin importar si esto
traía como consecuencia la ruptura del orden institucional, pues su principal
objetivo era mantener el que siempre sean las cúpulas partidarias las que
decidan sobre el futuro de nuestra democracia y no la población misma, por
medio de los funcionarios electos.
En una verdadera democracia, la forma de resolver
el reciente conflicto hubiera sido que el presidente de la república, en vez de
convocar a “los partidos políticos”, hubiera convocado a ciertos diputados de
la Asamblea Legislativa en lo personal y con ellos dilucidar, en un debate
abierto y público, cual es la verdad en la interpretación de la ley (puesto que
en una democracia, la ley no es negociable) y determinar si eso obligaba a
retirar el recurso de amparo ante un ente extraño a nuestra Constitución de la
República, como lo es la Corte Centroamericana de Justicia. Una vez hecho esto, lo que debió
proceder es a hacer una nueva elección por parte de la Asamblea Legislativa, de
nuevo en debate abierto, de acuerdo a la ley y ya sin la participación del
presidente de la república.
La pregunta entonces queda planteada. ¿Estamos resolviendo el problema o lo
único que interesa a “los actores” es eliminar sus síntomas? sin importar que
en el futuro el problema resurja en una crisis mucho más grave.
"Así como en todo tiempo debemos vivir con piedad, así también en todo tiempo debemos llevar nuestra cruz. Cada uno la tiene en proporción a sus fuerzas."
ResponderEliminarSan León Magno