Lunes 12 de septiembre de 2005
Zacarías 5, 4-14; 8, 1-19
Me levanté apesadumbrado, desesperado y
desconsolado, diciéndole al Señor que ya mis fuerzas no dan y que me salve!,
pues yo ya no puedo. Además con
falta de Fe hacia el Señor, de que si nos va a sacar adelante o no. Me arrodillé a implorarle y me
dijo: 4 Entonces me llegó una Palabra de
Yavé de los Ejércitos: 5 Esto es lo que dirás a todos los residentes
del país y a los sacerdotes: 8, 1 Una Palabra de Yavé de los
Ejércitos me fue dirigida: 2 “He querido a Sión hasta los celos y
por ella he llegado hasta enojarme con sus enemigos. 3 He vuelto a
Sión, pues quiero residir en Jerusalén. Esta será llamada Ciudad Fiel, y el
cerro de Yavé de los Ejércitos,
Cerro Santo.” 4 Así habla Yavé de los Ejércitos: “Los ancianos y las
viejas volverán a sentarse en las plazas de Jerusalén, apoyándose en su bastón
por el peso de los años. 5 Las calles de la ciudad se llenarán de
niños y niñas, que andarán corriendo por ellas.” 6 Y pregunta Yavé:
“Si esto ahora les parece imposible a los que han quedado de este pueblo,
¿tendré yo también que pensar que no es posible? 7 Pues bien, dice
Yavé, yo voy a salvar a mi pueblo
que se encuentra tanto al oriente como al poniente. Los voy a juntar para que
vivan en Jerusalén. 8 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios,
guardándonos mutuamente fidelidad y respeto. 9 No bajen sus manos
desalentados, les dice Yavé de los Ejércitos. Recuerden lo que les fue dicho
por los profetas en aquel día en que se puso la primera piedra para reconstruir
el Santuario del Señor. 10 Pues antes ni los hombres recibían su
salario ni los animales su alimento; nadie podía viajar de un lado a otro con
tranquilidad, debido al enemigo, pues yo dejaba que cada uno se lanzara contra
su prójimo. 11 Pero ahora, voy a tratar a los sobrevivientes de este
pueblo en forma distinta al pasado, dice Yavé. 12 Pues yo sembraré
la paz; la viña dará uva; la tierra sus productos; el cielo entregará su rocío.
Todo esto se lo daré a lo que queda de este pueblo. 13 Así como
antes ustedes, gente de Judá y de Israel, eran una raza maldita para todo el
mundo, así también ahora yo los salvaré para que sean felicitados por todos.
¡No se desalienten, pues, y tengan confianza! 14 Esto es lo que dice
Yavé: Así como yo estaba resuelto a castigarlos cuando sus padres me
disgustaron, sin que diera muestras de ceder, 15 así también ahora,
cambiando de parecer, he decidido tratar bien a Jerusalén y a la gente de Judá.
No teman, pues. 16 Esto es lo que deben hacer: Díganse la verdad
unos a otros, y cuando juzguen, pronuncien sentencia justas; 17 no
anden pensando cómo perjudicar a otro; no sean amigos de jurar en falso. Porque
éstas son las cosas que aborrezco, dice Yavé. 18 Una palabra de Yavé
de los Ejércitos me llegó nuevamente: 19 “Los días de ayuno de
junio, julio, septiembre y diciembre serán en adelante para la gente de Judá
días feriados y de regocijo, con ceremonias bonitas, palabra de Yavé, pero sean
sinceros y vivan en paz.”
Martes 13 de septiembre de 2005
2 corintios 9, 10
Filipenses 2, 12-13
10 Si Dios proporciona la semilla al
que siembra y el pan que va a comer, les dará también a ustedes la semilla y la
multiplicará y hará crecer los brotes de sus virtudes. 12 Por tanto,
amadísimos míos, que siempre me han escuchado, sigan procurando su salvación
con temor y temblor; y si lo hicieron cuando me tenían presente, háganlo más
todavía cuando estoy lejos. 13 Pues Dios es el que produce en
ustedes tanto el querer como el actuar para agradarle.
Pasé todo el día perfeccionando el documento
que le iba a enviar a Vidal, el cual he sentido que ha sido el Espíritu santo
quien me ha estado guiando y que lo estoy escribiendo desde que estábamos en
Houston ¿será este el documento que nos dijo Edith que iba a aparecer en el caso
y todo el mundo iba a decir… sí así ocurrió? Lo mandé al final de la tarde,
pues sentí el llamado del Espíritu Santo que me dijo: “Envíalo
ya, ya es el momento”.
Por la noche nos reunimos con el grupo de
Encuentros e hicimos una reunión de evaluación de los tres años que llevamos de
estarnos reuniendo y quedó claro que el Espíritu Santo algo más quiere del
grupo “A Jesús por María”. ¡Bendito
sea Dios! Después de la reunión me
sentí más tranquilo. Dios, dirá…
que es lo que quiere de nosotros.
Miércoles 14 de septiembre de 2005
Exodo 20, 1-6
Me levanté con más Fe en el Señor. Convencido que: “El sabe y El me ama” y
que pronto las cosas se van a arreglar para gloria de El. Le pedí una palabra de consuelo,
después de orar con Fe me dijo: 1 Entonces Dios dijo
todas estas palabras: «Yo soy Yavé, tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de
la esclavitud. 2 No tendrás otros dioses fuera de mí. 4
No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo,
en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. 5 No te postres
ante esos dioses, ni les sirvas, porque Yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso.
Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no
me quisieron. 6 Pero me muestro favorable hasta mil generaciones con
los que me aman y observan mis mandamientos. Señor, ten misericordia de nosotros y del mundo
entero. Comprendí que el Señor me daba su bendición y que todo iba a comenzar a
cambiar el día de hoy. Sin embargo,
al llegar a la oficina, las condiciones me obligaron a tener que decidir qué
hacer con el personal, pues ya todos están bastante inquietos y sobre todo, sin
ingresos. De pronto me puse a pensar si, en vez de hacerles un bien, les
estamos haciendo un mal al mantenerlos trabajando con nosotros. El Espíritu
Santo me dijo que me esperara y no decidiera nada hasta el lunes.
Me fui a ver a mis papás y mi mamá me planteó
que si ya me había puesto a pensar qué voy a hacer si el juicio se va a tardar
otros tres o cuatro años más. Yo le contesté que no me había puesto a pensar en
eso, pues yo tenía puesta mi Fe en el Señor y El me había dicho y me lo viene
confirmando, que todo se va a arreglar y que El nos va a sacar adelante; por lo
que ese escenario yo no lo he ni contemplado.
Antes había ido al Santísimo y estando postrado
ante El se me vino a la mente la parte de La Biblia que dice que uno anhela
estar a la par del Señor, “como cierva que busca el arroyo del agua”. Esto es lo único que me consuela, estar
con el Santísimo.
Jueves 15 de septiembre de 2005
Salmo 42
El Espíritu Santo me levantó temprano y de
pronto me preocupé sobre lo que mi mamá me había dicho ayer y una sensación de
aflicción se apoderó de mí. Me
vine a orar, a pedirle al Señor que me guiara, pues yo solo me angustio y ya no
sé qué hacer. Me dijo: 2 Como anhela la cierva
estar junto al arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo. 3
Sediento estoy de Dios, del Dios de vida; ¿cuándo iré a contemplar el rostro
del Señor? 4 Lágrimas son mi pan de noche y de día, cuando oigo que
me dicen sin cesar: «¿Dónde quedó su Dios?» 5 Es un desahogo para mi
alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los nobles hasta la casa de
Dios, entre vivas y cantos de la turba feliz. 6 ¿Qué te abate, alma
mía, por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios
Salvador. 7 Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde el
Jordán y el Hermón a ti, humilde colina. 8 El eco de tus cascadas
resuena en los abismos, tus torrentes y tus olas han pasado sobre mí. 9
Quiera Dios dar su gracia de día, y de noche a solas le cantaré, oraré al Dios
de mi vida. 10 A Dios, mi Roca, le hablo: ¿Por qué me has olvidado?
¿Por qué debo andar triste, bajo la opresión del enemigo? 11 Mis
adversarios me insultan y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me
dicen: «¿Dónde quedó tu Dios?» 12 ¿Qué te abate, alma mía, por qué
gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios
salvador. Me contesta con
la misma parte de la Biblia que se me había venido a la mente el diá de ayer frente
al Santísimo o sea que es una confirmación de su parte. Me sentía deprimido, pero con Fe
en el Señor, es lo único que me sostiene. Otra vez tengo que tomar otra gran
decisión de qué hacer con el personal y me siento incapaz de decidir sobre su
futuro. Le pregunto al Señor y no
me responde.
Viernes 16 de septiembre de 2005
Génesis 41, 50-57; 42; 43; 44; 45; 46-50
1 samuel 22, 2
Salmo 142
Me levanté a orar y el Señor me hizo leer todo
el Génesis, en lo referente a la historia de José. Pasé todo el día sin saber porqué y al mediodía recibí un
e-mail de la secretaria de David Foshee (Presidente de El Paso Corporation, una
de las cincuentra empresas mas grandes del mundo, que son nuestros socios en
Nejapa Power), diciéndome que habían recibido mi carta oferta y que debía
dirigirme a Bob Baker y Basil Nichols, pues eran ellos los que estaban viendo
el tema. Comprendí que no
estábamos yendo a ningún lado y que como que el caminar todavía estaba largo,
aunque con confianza en el Señor, que todo esto es para mejor. Como era día de vacación, el Espíritu
Santo me hizo leer también la historia de David, hasta el punto en que desesperado
por la persecución de Saúl se va a esconder en una cueva, como a 16 kilómetros
de Gat, en la Caverna de Adulam. 2 Todos los que se encontraban en apuros o tenían deudas o
estaban descontentos se unieron a él y lo eligieron su jefe. Juntó unos
cuatrocientos hombres bajo su mando. Y luego el Señor me hizo leer el
Salmo 142; que es el Salmo que escribió David en esa cueva: 2 Al Señor imploro a grandes voces, al Señor suplico a grandes
voces. 3 En su presencia explayo mi lamento y ante El relato
mi aflicción. 4 Cuando en mí desfallece mi espíritu, pero tu, ¿no
conoces mi sendero? En el camino por donde pasaba ocultaron una trampa. 5
Dirige a la derecha tu mirada y ve cómo ninguno me conoce. Lejos de mí está
cualquier refugio, nadie se preocupa de mi vida. 6 ¡A ti clamo,
Señor, y te digo: “Tú eres mi esperanza, mi parte en la tierra de los que
viven!” 7 Atiende a mi clamor porque estoy decaído. Ponme a salvo de
mis perseguidores, que son más fuertes que yo. 8 Sácame de la
prisión para que dé gracias a tu Nombre. Una ronda harán los justos en torno a
mí al saber los favores que me has hecho. ¡Amén!
Sábado 17 y domingo 18 de septiembre de 2005
Génesis 50, 20-24, 54
Marcos 16, 17-18
Me levanté temprano a preparar el programa y
seguía preocupado por la decisión que tengo que tomar el lunes con los
empleados. Por la tarde, el Señor
me dijo: 20
Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios quiso convertirlo en bien para que se
realizara lo que hoy ven: conservar la vida de un pueblo numeroso. 21
Nada teman, pues, Yo los mantendré a ustedes y a sus hijos. Luego los consoló
hablándoles con palabras cariñosas.
Seguí leyendo la vida de David, todo el sábado y domingo, por
iluminación del Espíritu Santo. Estoy
seguro que para darme ánimo por todo lo que nos está pasando y nos ha pasado,
pues así ha sido la historia de David de sacrificio y pruebas, por bastantes
años. El Señor me dijo: 3 Oh Dios, por tu Nombre sálvame; por tu poder hazme justicia.
4 Oh Dios; escucha mi plegaria, escucha las palabras de mi boca, 5
pues se alzan contra mí los arrogantes y buscan mi muerte los violentos,
hombres para los cuales Dios no cuenta. 6 Pero a mí Dios me ayuda,
entre los que me apoyan está el Señor. 7 Que el mal recaiga sobre
los que me espían; destrúyelos, Señor, pues tú eres fiel. 8 Te
ofreceré de buena gana un sacrificio y alabaré tu nombre, porque es bueno, 9
pues me has sacado de cualquier angustia y he visto humillados a mis
enemigos. Y luego, más
tarde el domingo me dijo: 17 Estas señales
acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas
lenguas; 18 tomarán con sus manos serpientes y si beben algún
veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán
sanos. Me sentía triste y
apesadumbrado, pero a la vez reconfortado por el Señor. Ariana nos contó que ya le habían
hablado de “Mathnasium” y sonaba bien contenta. ¡Gloria a Dios!
"Examinemos todos los días nuestra contabilidad espiritual y si vemos que hemos tenido pérdidas, en adelante trabajemos para reparar con ganancias los menoscabos que hemos tenido en el pasado."
ResponderEliminarSan Efrén,