Lunes 26 de septiembre de 2005
Hechos 12, 11
Me levanté a orar. Me postré de rodillas rogándole al Señor que me iluminara
para saber qué hacer. Durante la
oración me dijo que mi misión era ayudar a otras personas a que encuentren La
Palabra del Señor; que esa era mi misión.
Luego me dijo, en relación a mi petición: 11 Entonces Pedro volvió en sí y dijo: “Ahora no cabe duda; el
Señor ha enviado a su ángel para rescatarme de las manos de Herodes y de todo
lo que proyectaban los judíos contra mí.” ¡Gloria a Dios!
Nos reunimos con Alex, a mediodía, para
preparar la reunión con los representantes de la comapñia inversora. La reunión fue en principio negativa,
pero después se puso positiva y logramos ponernos de acuerdo en qué íbamos a pedir.
Podía sentir la mano de satanás tratando de dividirnos; pero yo oraba en
silencio pidiéndole al Señor su presencia y su misericordia y empezamos a
ponernos de acuerdo y a consensar nuestras opiniones.
La reunión con los representantes no salió como
esperábamos y terminó en ruptura de negociación, pues ellos no estaban
considerando dejarnos nada de participación en la planta de Nejapa, lo cual era
para mí el indicio de que su planteamiento no venían de Dios y por tanto no nos
convenía. La negociación terminó y de nuevo Alex y yo nos volvimos a quedar
frustrados que nada camina, ¿Hasta cuándo Señor, hasta cuándo?
Cuando los salí a dejar a la entrada de la
oficina, estaban todos los empleados orando. No comprendía yo cómo el Señor no
escucha todas esas oraciones, pero ¡El sabe más y El nos ama! Al regresar a la
casa, después de cenar con el Padre Francesco, que habíamos invitado a cenar,
me dijo Sylvia Regina que en su grupo de oración ella le había preguntado al
Señor, porqué es que llegamos hasta las puertas y después de eso no se nos
cierran ya cuando estamos por entrar y que El le había contestado: ¡Porque no vienen de mí! Son fruto de la soberbia!
Me puse a orar, confiado en el Señor que El,
cuando llegue el momento nos va a resolver todo y no va a costar nada, pues
entonces sabremos que viene de El.
Martes 27 de septiembre de 2005
Isaías 40, 1-2
Me levanté perezoso, desconsolado, pidiéndole
al Señor su misericordia, pues ya no aguanto. 1 Consuelen, dice Yavé tu Dios, consuelen a mi pueblo. 2
Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón y díganle que su jornada ha terminado,
que ha sido pagada su culpa, pues ha recibido de manos de Yavé doble castigo
por todos sus pecados. 3 Una voz clama: “Abran el camino a Yavé en
el desierto; en la estepa tracen una senda para Dios; 4 que todas
las quebradas sean rellenadas y todos los cerros y lomas sean rebajadas; que se
aplanen las cuestas y queden las colinas como un llano.” ¡Señor, yo confío en Ti!
Me sigue diciendo que ya todo terminó y todo se
va a comenzar a arreglar, pero todo parece no componerse. Lo único que me
sostiene es mi Fe.
En la oficina no pasó nada, lo único es que el
Espíritu Santo me hizo recordar de las palabras de Edith que iba a aparecer una
carta y entonces todos los abogados iban a decir que: ¡Ah, esto es, así fue
cómo sucedió! y entonces todo el caso iba a cambiar y resolverse. Entonces, seguí
buscando en mis archivos y encontré una carta de la abogada de Nejapa Power,
que me mandó en 1994. Se la mandé
a Vidal, a ver que piensa. Por lo
demás, no pasó nada.
Tuvimos la reunión con el otro grupo de
Encuentros para celebrar nuestro tercer aniversario de haber ido a nuestro
Retiro. Le di gracias a Dios por
habernos concedido la gracia de poder perseverar juntos con Sylvia Regina y tener
este grupo de crecimiento que nos ha ayudado a mantenernos cerca de El. Eramos sólo cinco parejas, de ambos
grupos; Memo nos entregó una tarjeta con una cita de Mateo
22, 14 – “Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.” ¡Gracias,
Señor!
Miércoles 28 de septiembre de 2005
Efesios 3, 8-21
8 A mí, el menor de los creyentes, se
me concedió esta gracia de anunciar a los pueblos paganos la incalculable
riqueza de Cristo 9 y de esclarecer en qué forma se va realizando el
proyecto secreto escondido desde siempre en Dios, Creador del universo. 13
Por eso, yo les ruego que no se desanimen al ver las pruebas que soporto por
ustedes. Más bien, han de sentirse orgullosos de ellas. 14 Pensando
en todo esto, doblo rodillas en presencia del Padre, 15 al que se
refiere toda patria en la tierra y toda familia celestial, pues “patria” viene
del “padre”. 16 Que él se digne, según la riqueza de su gloria,
fortalecer en ustedes, por su Espíritu, al hombre interior. 18 Que
sean capaces de comprender, con todos los creyentes, cuán ancho y cuán largo, y
alto y profundo es, 19 en una palabra, que conozcan este amor de
Cristo que supera todo conocimiento. En fin, que queden colmados hasta recibir
toda la plenitud de Dios. No comprendí mucho lo que
el Señor me quería decir, pues no iba muy en la línea de mis
preocupaciones. No lo entendí sino
hasta que llegué a almorzar a la casa de mi mamá y lo primero que me dijo fue:
“hijo, ayúdeme a incrementar mi Fe” y entonces comprendí que esta Palabra de
hoy era para ella. Se la leí y
estoy seguro que el Señor habrá hecho su obra.
Por la tarde recibí un e-mail de Vidal
completamente desconcertante, pues había hablado con Mark Baker, el abogado de
Nejapa Power y le había dicho que ellos no consideraban que nuestro reclamo
tenía ningún valor. Me sentí
desconcertado, pues eso significaba que hemos estado arando en el mar y no
hemos logrado nada y como que también significa que nuestros abogados no han
entendido nada del caso.
Por la tarde, cuando estaba en oración ante el
Santísimo, el Espíritu Santo me iluminó y me dio la idea que le ofreciéramos a
la compañía inversionista que nos había visitado días atrás, que nosotros
compráramos la planta para ellos, pues de esa forma obtendríamos un poco de
liquidez, fijábamos el precio de la planta.
Jueves 29 de septiembre de 2005
Miqueas 7, 1-20
Me levanté confundido, con un montón de ideas que
hacer con respecto a la idea que el Espíritu Santo me había dado ayer en el
Santísimo. Decidí, en mis
oraciones, hacerle una propuesta específica al Señor y preguntarle ¿qué debo
hacer? Me contestó: 1 Pobre de mí, pues me parezco a los que recogen espigas
después de la siega o a los que rebuscan racimos después de la vendimia, pero
no hay ni un racimito para probarlo ni una de esas primeras brevas que me
gustan. 2 Los creyentes han desaparecido del país, y entre sus
habitantes no se encuentra ni siquiera un hombre justo. 3 Sus manos
son buenas para hacer el mal; el príncipe es exigente; el juez se deja comprar;
el poderoso decide lo que le conviene. 4 Su bondad es la del cardo,
su honradez peor que una hilera de espinos. ¡Pobres de ellos! Ahora viene el
juicio, el día de su castigo, y ahora no saben qué hacer. 7 Pero yo
miraré al Señor, esperaré en el Dios que me salva; mi Dios me atenderá. 8
No te alegres de mi desgracia, oh enemiga mía, pues si he caído, me levantaré;
si ahora estoy a oscuras, Yavé será mi luz. 9 Por ahora debo
soportar la cólera de Yavé, pues me rebelé contra él. mientras examina mi causa
y me hace justicia; entonces me hará salir a la luz y yo veré su fidelidad. 10
Mi enemiga, al verlo se sentirá avergonzada, pues decía: ¿Dónde se metió tu
Dios? Mis ojos se recrearán viendo cómo es pisoteada, igual que el barro de las
calles. 18 ¿Qué Dios hay como tú, que borra la falta y que perdona
el crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta
perdonar? 19 Una vez más te compadecerás de nosotros, pisotearás
nuestras faltas. Tira, pues al fondo del mar todos nuestros pecados.
Nos reunimos con Alex a mediodía para
proponerle esta idea y la reunión fue positiva y decidimos proponérsela a los
inversionistas. Por la noche me habló el presidente y me propuso que nos
reuniéramos mañana con su analista, pues él iba de viaje, para entender mejor
la idea. ¡Gloria a Dios! Eso me confirmaba que éste es el camino que el Señor
nos manda a seguir.
Viernes 30 de septiembre de 2005
Judas 1-2
Judas, servidor de Jesucristo y
hermano de Santiago, a los que fueron llamados a la fe, amados por Dios Padre y
guardados en Cristo Jesús. 2 Reine ante ustedes, la misericordia, la
paz y el amor.
Se fue otro mes y ya el próximo 30 de octubre
se vencen los pagos a los ex-accionistas y es el juicio del amigo que me ha
demandado penalmente.
En la oficina no pasó nada, no pudimos pagarle
nada a los empleados. Esta semana renunciaron variso empleados, pudimos detener
al Ing. Hernández, que es el único que está produciendo algo.
Me reuní con los de la compañía inversionista e
insisten en mantenerse en el mismo monto. Todo esto me hizo desesperar y en la
noche sentí que el Señor estaba bien lejos de mí. Le preguntaba: ¿Señor y que
no me acabas de decir hoy en la mañana que reine en mí la misericordia, la paz
y el amor? Era todo lo que no sentía. No siento su misericordia, pues oro y oro
por ella y siento que no me responde; no siento su paz, pues precisamente hoy
en la noche me sentía abandonado y sin ninguna esperanza y no siento su amor,
pues lo siento lejos de mí, ajeno a todo este sufrimiento que estoy sintiendo.
Lo que más me duele es no sentirlo cerca y que responda a mis necesidades. ¡Señor,
Jesús, ten misericordia de nosotros y del mundo entero!
Sábado 1 y domingo 2 de octubre de 2005
2 macabeos 7, 18-41
Me levanté a orar desconsolado. Tenía que
preparar el programa, quería orar, estar con el Señor para que me consolara y
además tenía que preparar el material que le iba a dar a los inversionistas,
pues habíamos quedado de reunirnos a las 10:00 y yo ya me sentía incapaz de
decidir nada.
Levanté mi mirada al Señor y le dije: “Señor,
yo me considero incompetente para decidir qué es lo que hay que ofrecerles y
cómo debo hacer para manejar la reunión, ayúdame e ilumíname, para saber qué
hacer. Temo que cualquier cosa que decida yo, sea lo más inconveniente”. Sentí la iluminación del Espíritu Santo
diciéndome que incluyera todos los papeles que había traído y que me decía: “Déjame a mí manejar la reunión, yo te diré qué hay que
decir, cómo debes actuar y cuándo
debes callar.” Así lo hice y al final de la reunión volví a sentir la
misericordia, la paz y el amor del Señor.
Durante la oración, el Señor me dijo: 18 … No te equivoques. En verdad, es por causa de nosotros
mismos que sufrimos todo esto, porque pecamos contra nuestro propio Dios; por
eso nos han pasado cosas asombrosas. 20 Por encima de todo se debe
admirar a la madre de ellos, que vio morir a sus siete hijos en el espacio de
un día. 38 Que en mí y en mis hermanos se detenga la cólera del
Todopoderoso, que justamente descarga sobre toda nuestra raza. 39
Muy enojado el rey, se enfureció contra éste más que contra los otros … 40
Y así murió también éste sin mancha, plenamente convencido en Dios. 41
Después de todos sus hijos, murió también la madre.
Por la noche tuvimos una reunión en la casa de
mi mamá, para celebrar el matrimonio de Alexandra. La reunión fue positiva, pero ya mi papá no pudo participar
pues lo vi bien deprimido. Me fui a
platicar con él y es obvio que lo que le preocupa es no vernos bien
económicamente y su futuro económico amenazado, que es la primera vez en su
vida que lo siente así. Oré al
Señor por su misericordia y que nos dé la bendición que nuestro problema económico
se solucione pronto y que mi papá lo pueda ver en vida.
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