Lunes 13 de Diciembre de 2004
Juan
1, 47-51
Hoy me levanté preocupado y tuve una mala noche, pues me despertaba
sintiéndome mal y como que mi mente luchaba entre mantenerse en la presencia
del Señor y satanás, que quería dominarla. Es primera vez que me pasa esto y que dormido, también mi
conciencia quiere no perder la presencia del Señor. Repetía y repetía, “Señor
Jesús, ten misericordia de mi”; “Señor Jesús, no me dejes”; “Espíritu Santo
no te alejes”. Me levanté y sentí
un alivio, pues tenía un mejor control de mi mente. Me puse a orar y le pedí al Señor que me diera un consuelo,
que me diera a conocer y me dejara sentir que estaba conmigo, me contestó: 47 Cuando Jesús vio venir a Natanael, dijo de él: “Ahí viene un verdadero israelita, éste
no sabría engañar” 48
Natanael le preguntó: ¿Cómo me conoces? Jesús le respondió: “Antes de que
Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi” 50… tu crees porque te dije
que te vi bajo la higuera, pero verás cosas mayores que éstas. 51 En
verdad les digo que ustedes verán los cielos abiertos y a los ángeles de Dios
subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre”. El Señor me dio otro consuelo, pero el dolor que siento es
bastante grande y como nunca lo he sentido, pues me duele sobremanera el que no
le vaya a poder pagar sus salarios al personal y pasen una Navidad sin
dinero.
En la oficina no pasó nada, sólo espero en el Señor y me entró la duda
que si nos van a prestar el dinero.
Me puse a orar, en la “Hora de la Misericordia” me fui a misa, oré
frente al Santísimo. “Señor Jesús, yo confío en Ti”, terminé
diciéndole.
Por la noche fuimos con toda la familia a la cena de Navidad del grupo
de oración. Ya no sentí tristeza
por haber perdido la casa (que la vi bien linda), sino alegría por la
corrección que nos había hecho el Señor, lo cual nos había hecho encontrarlo y
ser tan felices.
Martes 14 de Diciembre de 2004
Génesis 8, 11-12; 15-16; 9, 8-11; 13-15
11 La
paloma regresó al atardecer, trayendo en su pico una rama verde de olivo. 12
Todavía esperó otros siete días más y soltó a la paloma, que ya no regresó más
al Arca. 15 Entonces Dios habló de esta manera a Noé: 16 “Sal del arca tu y tu
esposa, tus hijos y tus nueras. 9, 8 Dios dijo a Noé y a sus hijos: 9
“Miren, voy a hacer una alianza con ustedes y con sus descendientes después de
ustedes; 10 y también con los seres vivientes que están con ustedes…
11 El compromiso que contraigo con ustedes es que, en adelante,
ningún ser viviente morirá por las aguas de un diluvio, ni habrá nunca más
diluvio que destruya la tierra. 13
Pongo mi arco en las nubes para que sea una señal de mi alianza con toda la
tierra. 14 Cuando yo cubra de nubes la tierra y aparezca el arco en
las nubes, 15 me acordaré de mi alianza con ustedes y con toda
criatura que tiene vida y nunca
más habrá aguas diluviales para acabar con toda carne. Le di gracias al Señor
por esta palabra y se la leí a Sylvia Regina. Ambos le dimos las gracias por ser tan especial con nosotros
y por heredarnos el “arco iris”, como símbolo de Su alianza con nuestra familia
y para que, a partir de ahora, todas nuestras generaciones, al ver el arco iris
nos acordemos de nuestra alianza con el Señor y de cuanto El nos ama.
Me entró un deseo de estar con El y me fui al Santísimo, a darle las
gracias por todas sus bendiciones y por adelantado, por conseguirnos el préstamo
para pagar las planillas. Sin
embargo, no pasó nada, lo cual me entristeció pues hubiera querido que fuera
hoy, como para que el Señor sellara nuestra alianza con ese hecho concreto,
pero el Señor no quiso.
El dolor me regresó durante el día, yo le repetía, “Señor Jesús, ten misericordia de mi”,
pues por alguna razón El todavía no quiere dárnoslo y yo ya no comprendo
porqué. El pensamiento que me
consolaba es que: “El es Todopoderoso”
y debo aceptar su voluntad si El, por alguna razón, no nos quiere conseguir el
préstamo. Hay que aceptar su
voluntad. Me dediqué todo el día a
preparar la Pastorela que le actuamos a todos los hijos del grupo de “Encuentros”,
eso me hacía estar pensando en El y sirviéndole. La Pastorela nos salió bien bonita, pero mi dolor
continuaba. Yo sólo le decía: ¡Señor,
ayúdame con este dolor!
Miércoles 15 de Diciembre de 2004
Salmo
78; 79
Me levanté a orar, algo preocupado y pidiéndole al Señor fortaleza y
sabiduría para comprender y aceptar su decisión y voluntad. Me dijo: 1 Atiende pueblo mío, a mi enseñanza, toma en serio estas
palabras de mi boca. 2 En parábolas voy a abrir mi boca, evocaré los
enigmas del pasado. 3 Las cosas que escuchamos y sabemos, que nos
fueron contando nuestros padres, 4 no deben ignorarlas nuestros
hijos. A la futura generación le
contaremos la fama del Señor y su poder, las maravillas que El ha realizado. 20
Es cierto que, cuando él golpeó la roca, corrió el agua y los torrentes
desbordaron, pero ¿Será capaz de darnos el pan, o de proporcionar carne a su
pueblo? 21 Al oírlo el Señor se encolerizó, un fuego se encendió
contra Jacob y la cólera subió contra Israel, 22 porque no habían
creído en Dios ni habían confiado en que los salvaría. 65 Pero se
despertó el Señor como de un sueño, como un valiente que ha dormido la
mona. 66 hirió a sus enemigos por la espalda,
los dejó humillados para siempre, 68 más escogió a la tribu de Judá,
a ese Monte Sión al que amaba. 69 Construyó su santuario como las
alturas, como la tierra firme para siempre. 70 Eligió a David, su
servidor, lo sacó del redil de los corderos. 71 Lo llamó cuando
cuidaba a las ovejas para pastorear a Jacob, su pueblo. 72 Fue su
pastor con un corazón perfecto y con mano prudente los condujo. 79, 5
¿Hasta cuándo, Señor, durará tu cólera? ¿Tus celos quemarán siempre como fuego?
8 No nos tengas rencor por faltas de nuestros padres, que tu
misericordia corra a nuestro encuentro, pues ya no podemos más. Ayúdanos, oh Dios, Salvador nuestro, en
atención a la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados en honor
a tu nombre. 10 ¿Quieres que digan los paganos: ¿Dónde está su Dios?
11 Que hasta ti llegue la queja del prisionero, con tu potente brazo
salva a los condenados a muerte 13 y nosotros, tu pueblo, el rebaño
de tu redil te daremos gracias para siempre; de edad en edad diremos tu
alabanza.
Fuimos a ver a Monseñor Fernando y le leí toda mi Agenda desde el 6 de
diciembre y lo agobiado que me sentía.
El nos dijo, “ya van a ver, a partir del viernes 17 de diciembre,
grandes cosas van a empezar a suceder”.
Yo le pregunté y por qué el viernes y él me dijo: “Es porque el viernes
17 comienza la novena de la venida del Niño Jesús”.
Jueves 16 de Diciembre de 2004
2
Timoteo 2, 11-13
Hechos
28, 30-31
Hoy el Señor me enseñó a ponerme la bata
blanca, para orar mejor
Hoy en el Salterio para este día están los Salmos 78 y 79, con los que
el señor me habló ayer. Me levanté
con más confianza, por lo que Monseñor nos había dicho ayer. El Señor me dijo: 11 Una cosa es cierta:
Si hemos muerto con El, también viviremos con El. 12 Si
sufrimos pacientemente con El, también reinaremos con El. Si lo negamos, El también nos negará. 13
Si somos infieles, El permanece fiel, pues no puede desmentirse a sí
mismo. 20, 30 Pablo pues,
arrendaba esta vivienda privada y permaneció allí dos años enteros. Recibía a todos los que lo venían a
ver, 21 proclamaba el Reino de Dios y les enseñaba con mucha
seguridad lo referente a Cristo Jesús, el Señor, y nadie le ponía trabas. Estaba orando y me dio frío, medio
frío, así es que el Espíritu Santo me hizo poner la bata de color blanco que
tenemos en el baño y comprendí lo importante que es vestirse de blanco (como
hacen los sacerdotes) para orar; pues nos hace recordar que el alma debe de estar
blanca, para que nuestra oración sea más escuchada, por el Señor.
Me reuní con Alex y le leí toda mi agenda. Lo único que nos sostiene es Su Palabra, pues tanto él como
yo, no entendemos que está pasando y comprendemos que estamos en manos del
Señor.
No pasó nada. Pero nada
de nada, pues no tuvimos ninguna noticia, excepto que pude hablar con Freddie o
sea que el Señor quiso que hablara con él y quedó de ver si nos podía ayudar y
me va a llamar el lunes. Yo me
sentía bien abatido y mal humorado, no podía ocultar mi preocupación y llegué a
la casa preocupado.
Por la noche fuimos a la reunión de “Encuentros” con todos; Sofía,
Camila y Rober. Después fuimos con
todos los hermanos a hablar con Doña Sylvia y la reunión fue muy positiva. Espero en Dios que el Señor regrese a
su matrimonio, ese es el deseo de todos.
Viernes 17 de Diciembre de 2004
Salmo
22
Hechos
13, 33; 34; 41; 47
Me levanté preocupado, pues el tiempo ya es bastante corto, para poder
pagar los salarios a los empleados y que tengan una navidad feliz. Ayer, el Espíritu Santo me iluminó
para, en las peticiones de la Asamblea pedir sólo porque “se le pueda pagar su
salario a todo el personal, antes del 24”; pues es en realidad lo que más me
agobia.
Mi sufrimiento personal lo puedo soportar, por el Señor, pero el de
otros se me hace más difícil.
Tengo confianza que El me va a conceder mi petición. Me dijo: 20 ¡Pero tu Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, Corre a
socorrerme! 21 Libra de la espada mi alma, de las garras del can, salva
mi vida. 23 Yo hablaré de tu nombre a mis hermanos, te alabaré
también en la Asamblea. 31 Lo servirán mis hijos, hablarán del Señor
a los que vengan, 32 al pueblo futuro que es justo, les dirán: Tal
es su obra. 13, 33… tú
eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. 34… Les daré las cosas
santas, las realidades verdaderas que reservaba para David. 41
Atiendan ustedes, gente engreída, asómbrense y desaparezcan. Porque voy a
realizar en sus días una obra tal, que si se la contaran no la creerían. 47
El mismo Señor nos dio la orden: Te he puesto como luz de los paganos y
llevarás mi salvación hasta los extremos del mundo. 14, 22… “Es
necesario que pasemos por muchas pruebas para entrar en el Reino de Dios”. Esperaba que hoy ocurriera “algo”,
aunque fuera sólo una esperanza, pues todo el día me acordaba de las palabras
de Monseñor Fernando diciendo que: “ya van a ver, a partir del viernes 17 de
diciembre, grandes cosas van a empezar a suceder”.
Al momento de ir a comulgar, el Espíritu Santo me iluminó para
comprender que lo “sorprendente e importante” no necesariamente iba a ser en el
plano material, sino también en el espiritual y que lo que había sucedido es
que “Jesús había nacido en mi corazón”.
Después de comulgar, en la meditación me vino la imagen del Divino Niño
Jesús ¡iluminado y adentro de mi corazón!
Desde hace bastante tiempo le había pedido al Señor que me ayudara a
imaginarlo presente, dentro de mí; para “ver su rostro”. Hoy me lo concedió. Realmente ocurrieron
cosas “sorprendentes e importantes”.
Además, comenzamos a rezar la Novena del Divino Niño Jesús, con todos
nuestros hijos: “en familia”, exceptuando Ariana y Luigi que no están
aquí.
Al momento de comenzar me entró una llamada de Juan Felipe, diciéndome
que mañana me iba a hablar una persona, que nos podría dar el financiamiento. ¡Gloria a Dios!
Sábado 18 y domingo 19 de Diciembre de 2004
Isaías 61, 1-3; 41, 9-10
Hoy amanecí y me puse a orar, pidiéndole al Señor que me dé sabiduría
y fortaleza para comprender su voluntad.
Me puse a orar y después a preparar el programa. Terminé hasta las 12:40 p.m.
Después almorzamos en la casa, todos juntos, pues también vino Ariana,
Luigi no pudo, pues fue a ver el partido a otro lado. Después me fui a visitar centros comerciales y comprendí que
el Señor nos había hecho un bien al sacarnos de ese negocio, pues los centros
comerciales estaban vacíos y viene una época muy dura para todo el comercio. Le di gracias a Dios porque nos había
protegido de esa crisis.
Fui a ver a mis papás y la reunión fue muy positiva. Después me fui a misa, quería estar con
el Señor. Después cenamos en casa
de mis papás, pues habían venido mis hermanos Ma. Antonieta y Guayo, así es que
estábamos todos juntos. Sin
embargo, me sentí vacío, sintiendo que falta más amor entre nosotros.
Le pedí al Señor que nos ayude a restaurar el amor fraterno entre
nosotros y que El esté en medio de nuestra familia, que sea el centro que nos
une. Antes de ir donde mi mamá habíamos
rezado la Novena del Divino Niño Jesús, en la casa y con todos nuestros hijos. El domingo, el Señor me dijo: 1 ¡El Espíritu del Señor está sobre mí! Sepan que Yavé me ha ungido, me ha
enviado con un buen mensaje para los humildes, para sanar corazones heridos,
para anunciar a los desterrados su liberación y a los presos su vuelta a la
luz. 8 Para publicar un año feliz lleno de los favores de Yavé y el
día del desquite de nuestro Dios.
Me envió para consolar a los que lloran y darles una corona en vez de
ceniza, el aceite de los días alegres, en lugar de ropa de luto, cantos de
felicidad, en vez de pesimismo.
41, 9 Yo te traje de los confines de la tierra, te llamé de
una región lejana, dejándote: “tú eres mi servidor, yo me fijé en ti y te
elegí”. 10 No temas, pues yo estoy contigo; no mires con
desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio y
con mi diestra victoriosa te he sostenido, 11 todos los que se
lanzan contra ti serán avergonzados y humillados; tus adversarios serán
reducidos a la nada y perecerán.
Hoy fuimos a pasar el día a Coatepeque, a la casa de mis hermanas y la
reunión fue positiva. Le di
gracias a Dios por habernos liberado.
Comencé a leer el libro de “El Rosario de Liberación”.