A todos los salvadoreños nos da satisfacción el ver
trabajando a los obreros, ingenieros y maquinaria, terminando el último trecho
del por varios años abandonado, “Bulevar Diego de Holguín”. Bastante le cuesta el atraso de esta
obra a muchos salvadoreños que transitan frecuentemente por allí en tiempo
perdido, gasolina, gastos de mantenimiento de vehículos, etc. La escena como que nos recuerda lo que
desgraciadamente es cada vez menos común y que es el ver a personas honestas y
laboriosas trabajando en obras públicas de gran envergadura y relevancia, para
el desarrollo económico y social de nuestro querido país.
Desgraciadamente, esto no se repite en el todavía inoperante
“Puerto de La Unión” y el cual representa muchas oportunidades de trabajo para
grandes cantidades de salvadoreños, esperanzados en que esta importante y
futurística obra comience a operar.
Igualmente está ocurriendo a muchos niveles de la mayoría de
dependencias públicas, en campos tan importantes como el de la salud y la
educación. De todos es conocido la
falta de medicamentos en los hospitales, la falta de instalaciones adecuadas en
las escuelas y cárceles y hasta la falta de entrega oportuna y pobre calidad de
los “paquetes escolares”.
En adición, recientemente se acaba de declarar
desierta una licitación para la contratación de una importante cantidad de
energía y la cual daría como resultado la construcción de una planta que todos
sabemos que es necesaria y que si no se construye, dentro de unos años vamos a
estar regresando a los racionamientos de energía durante ciertas horas del
día. No obstante, cuando esto
suceda al actual gobierno ya no se le va a poder hacer responsable de sus
acciones de omisión como esta, pues muy poco nos vamos a acordar de la
verdadera causa del problema; tal y como ha ocurrido con el “Bulevar Diego de
Holguín”.
Pareciera que lo expresado hasta el momento es una
crítica al actual gobierno. Sin
embargo, si analizamos la razón del porque la construcción del “Bulevar Diego
de Holguín” y otros muchos proyectos se encuentran atrasados, nos vamos a
encontrar que la mayoría son obras que vienen con problemas de ejecución desde gobiernos
anteriores y por causas que tienen que ver, sobretodo, con la “pérdida de
valores morales” imperante en nuestra sociedad. Conviene reconocer que esta pérdida de valores no solamente
existe en el sector público, manifestándose a través de actos de corrupción en
general, sino también en el sector privado; ya que para que exista corrupción se
necesita “pérdida de valores” tanto del contratante, como del contratado.
Luego, por hoy, debido a que gracias a Dios la democracia
se sigue imponiendo y los actos de corrupción comienzan a tener consecuencias
para las personas e instituciones que los cometen, la mas importante causa de la
paralización en la ejecución de proyectos
públicos tiene que ver con el temor a
la toma de decisiones de los funcionarios y empleados públicos prudentes
y honestos (los cuales afortunadamente son todavía la mayoría); por temor a verse
envueltos en algún escándalo de corrupción. Es esta paralización lo que ha vuelto imposible el que varios
de los proyectos y productos necesarios para nuestro país se implementen y en
algunos casos hasta se hayan perdido importantes créditos ya aprobados y
contratados, por falta de capacidad de ejecución de los organismos encargados. Las consecuencias de esto las pagamos
todos los salvadoreños en mayores costos de producción y por ende, menos
oportunidades de trabajo por falta de competitividad con otros países.
Ante esta realidad, una de las medidas que pudieran
recomendarse para solventar este problema es el que este y los futuros gobiernos
pudieran instaurar, a nivel presidencial, un “Comité de Auditoría de Licitaciones”
del gobierno, formado por tres personas de alta y reconocida honestidad y el
cual con el personal operativo necesario pudiera ser el auditor “a posteriore”
(con el objeto de no retrazar la toma de decisiones), de todas las licitaciones
y “órdenes de cambio” adjudicadas en la distintas dependencias
gubernamentales.
La formación de este comité permitiría que el presidente
de la República esté perfectamente informado sobre cualquier anomalía en la
adjudicación de las licitaciones efectuadas en las distintas dependencias del
gobierno, lo que contribuiría a ahuyentar las tentaciones de corrupción en las dependencias
ejecutoras; además de facilitar la toma de decisiones en las mismas e inclusive
permitir que se premie la calidad de los productos ofertados, que es a veces la
razón del porqué ciertas obras o productos se retrazan o fracasan.
"En los sacerdotes, no consideres sus méritos personales, sino su ministerio. Cree, pues, que está presente el Señor Jesús cuando es invocado por la plegaria del sacerdote."
ResponderEliminarSan Ambrosio,