Lunes 6 de Diciembre de 2004
Job
31, 32, 33, 34, 35, 36
31 Decían
las gentes de mi casa: ¿Hay alguien que no se haya saciado en su mesa? 32
Tenía abierta mi puerta al caminante y el forastero pasaba la noche a la
intemperie. 33 Acaso disimulo mis culpas como hace cualquiera,
ocultando el pecado en mi seno? 35 ¡Quién me diera que se me
escuchara! Ahí va mi firma: ¡que me responda el Omnipotente! 32, 2
Entonces Elihú, hijo de Rabakol… se enojó contra Job, porque creía tener razón
contra Dios. 4 Elihú había esperado mientas hablaban con Job, porque
ellos eran mayores que él. 7 Yo me decía: hablará la edad y de los
muchos años brotará la sabiduría. 8 Pero no, ella es en el mortal
fruto de una inspiración, un espíritu salido del Omnipotente de la
inteligencia. 13 No digan pues: “Hemos alcanzado la sabiduría; es
Dios quien nos enseña, no un hombre. 17 Por eso responderé yo y
manifestaré también un parecer, 18 porque me siento lleno de
palabras y me empuja un fuego interior. 19 Dentro de mí hay como un
vino que fermenta. 33, 13 ¿Por qué le haces este reproche de que no
contesta tus palabras? 14 Pero mira que Dios habla una vez y no lo
repite dos veces. 15 En sueños, en visión nocturna, cuando desciende
el sueño sobre los hombres, mientras los humanos duermen en su cama, El les
abre el entendimiento y los espanta con apariciones, 17 para
retraerlos del mal y apartarlos del orgullo. 15 Dios salva al
miserable por su misma pobreza y le enseña por medio del sufrimiento. 16
También a ti te librará de la angustia, una abundancia sin límites la
reemplazará y tu mesa rebosará de sabrosos manjares. 17 Entonces
enjuiciarás al malvado. Justicia y derecho estarán en tus manos. 18
No te dejes pues llevar por la ira, ni te dejes comprar por los regalos. 21
Guárdate de inclinarte hacia la injusticia, pues ésta fue la causa de tu
prueba.
Llegué a la oficina preocupado, pero con esperanza, después de recibir
esta palabra del Señor. No sé cómo
va a suceder, pero estoy seguro que El nos va a sacar adelante, para gloria
suya y que sirva para la conversión de muchos.
Al llegar a la oficina encontré un e-mail que me había enviado Lico,
sobre una señora pobrecita, que recibió una carta de Jesús que la iba a visitar
por la tarde y ella salió con todo lo que tenía a comprarle algo de comer. En el mercado vio a dos pobres ancianos
y ella se compadeció de ellos y les dio todo lo que tenía. Cuando regresó notó que había una carta
en el buzón y era de Jesús diciendo que había gozado mucho viéndola y
agradeciéndole porque le había dado de comer. Se me salieron las lágrimas y lloré como un niño, sintiendo
la efusión del Espíritu Santo que me decía: Yo te amo;
aguanta un poco más.
Martes 7 de Diciembre de 2004
Apocalipsis
6, 2
Ezequiel
14, 21-23
Me levanté agobiado y apesadumbrado, pues el tiempo ya es bastante
corto y me agobia el que no pueda darle al personal su salario y su
aguinaldo. Nunca me había sentido
tan agobiado, pues siento un dolor intenso y quizás más porque mi esperanza
única es en el Señor y su Palabra y aunque tengo la certeza que El nos va a
responder, me da temor el que tenga que despedir al personal; aunque, por el
otro lado, acepto con humildad si esta es su voluntad. Sin embargo, su palabra me ha dicho que
esa no es su voluntad ¿Cómo reconciliaría las dos cosas? Este es mi temor y mi angustia, sólo
confío en el Señor. Oré con fervor
y amor eterno. Me dijo: 2 Apareció un caballo blanco, el que lo montaba tenía un arco,
le dieron una corona y partió como vencedor y para vencer. 14, 21
Esto dice el Señor: He enviado en contra de Jerusalén a mis cuatro terribles
castigos: la espada, el hombre, las fieras feroces y la peste, porque quiero
acabar con hombres y animales. 22 Quedan, sin embargo,
supervivientes, los cuales están saliendo y serán traídos hasta aquí, hombres y
mujeres, cuando sepan de su conducta y de sus obras. 21 Se
consolarán y comprenderán que no sin razón actué así con Jerusalén, palabra de
Yavé. Gracias Señor, por
todas tus bendiciones. Comprendí
que El no quiere que todo se componga y ha atrasado todo para que nos
acerquemos más a El y su gloria sea mayor; pero que en estos días próximos todo
se va a arreglar.
En la oficina, llamé al Banco.
Por fin pude hablar con ellos y les pedí la autorización para que nos
liberen la hipoteca del edificio, para poder conseguir el préstamo. ¡Milagro! A la media hora me llamó la
vicepresidenta de nuevo, diciéndome que: ¡ya estaba autorizado! Bendito seas Señor !Gracias Señor! También firmamos hoy el
refinanciamiento de todos los créditos con el Banco de Alex; después de 10
meses de negociación. ¡Bendito y
alabado seas Señor! Fuimos a misa,
con Sylvia Regina, para darle gracias al Señor por este día y ¡por todas sus
bendiciones! Señor, yo confío en
Ti.
Miércoles 8 de Diciembre de 2004
Lucas
2, 10-14
Día de la Inmaculada Concepción
Me levanté confiado en el Señor, que ya pronto se nos va a dar el
crédito para poder pagar las planillas y pensando como hacer, para que todos en
la empresa recemos el Rosario en cadena que hay a nivel nacional, para pedir
por nuestro país. Me sentí
contento que ésta era mi preocupación o sea: “como hacer para que la empresa
sea una empresa que le dé prioridad al Señor”. El me dijo: 10 Pero el ángel les
dijo: “No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que
será motivo de mucha alegría para todo el pueblo: 11 hoy, en la
ciudad de David, ha nacido para ustedes un salvador, que es el Mesías y el
Señor. 12 Miren como lo reconocerán: hallarán a un niño recién
nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre. 13 De pronto
una multitud de seres celestiales aparecieron junto al Angel y alabaron a Dios
con estas palabras: 14 “Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en
la tierra paz a los hombres, esta es la hora de su gracia.”
Al llegar a la oficina, entró Juan Ernesto bien contento y creí que me
iba a dar la noticia que ya alguien nos había aprobado el financiamiento, pero
no, sólo me dijo que todos le habían confirmado que seguían interesados y que
ya pronto iban a decidir. Cerramos
la oficina para rezar el Rosario en cadena y abrí la Sala de Juntas para que
todos lo pudiéramos seguir, a través de la televisión. Podía sentir la presencia del Espíritu Santo
y le di gracias al Señor que podíamos hacer esto; reunirnos a rezar
juntos.
Por la noche me puse a leer el libro del Cura de Ars y sentí el
llamado del Señor para que comprendiera que el sufrimiento es necesario para
que nos acerquemos a El y que debemos amar ese sufrimiento, pues nos asemeja a
El, en su pasión.
Jueves 9 de Diciembre de 2004
Mateo
5, 3-5
Hechos
26, 16-18
Juan
2, 5
Me levanté triste y preocupado, pues creí que ayer íbamos a recibir una
noticia esperanzadora o definitiva de alguna resolución. Me puse a orar doblando rodillas y
pidiéndole perdón al Señor por tener dudas; pidiéndole su misericordia. Me contestó: 3 Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de
ellos es el Reino de los Cielos. 4 Felices los pacientes, porque
recibirán la tierra en herencia. 26, 16 Ahora levántate y ponte en
pié: Me he manifestado a ti para hacerte servidor y testigo de lo que has visto
de mí y de lo que te mostraré más adelante. 17 Yo te protegeré tanto
de tu pueblo como de los paganos a quienes te envío. 18 Tu les
abrirás los ojos para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder
de satanás a Dios: creyendo en mí se les perdonarán los pecados y compartirán
la herencia de los santos.
Le di gracias a Dios, por todas sus bendiciones, pues me habló tan
directo y específico, con tanto amor… y mi amor crece hacia El.
Llegó a mi oficina Juan Ernesto y lo vi bien contento. Creí que me iba a decir que ya teníamos
el financiamiento. En vez de eso,
me dijo que uno de los que nos iban a prestar el dinero nos había confirmado
que no podía y ese era el que yo creí que el Señor había elegido para que nos
lo dé. Me sentí triste, pero a la
vez me dijo que los otros dos estaban interesados y le iban a confirmar hoy o
mañana. ¡Había esperanza! pero el
tiempo es bastante justo ya.
Hablé con el abogado de Brazoria y me comentó que el juez había citado
a un hearing para el 4 de enero, lo cual atrasa todo hasta el otro año. Le dije al Señor: ¡Señor Jesús, ten misericordia de nosotros! Pero confiado en
El.
Por la tarde me sentía triste y abatido y me fui al Santísimo y a
misa; estando ahí, me dijo que me acordara de Abraham, que no fue sino hasta el
último minuto que le detuvo la mano y que tenga confianza en El. Le dije, haz conmigo según tu voluntad;
sólo dame fortaleza para cumplirla.
Ilumina mi entendimiento, inflama mi voluntad, purifica mi corazón y
santifica mi alma, le pedí. Me
sentí bendecido.
Por la noche fuimos a la asamblea de “Encuentros” y el Señor nos
bendijo, seleccionándonos para ponerle la estrella al árbol de Navidad. Entre más o menos 100 parejas, El nos
escogió a nosotros. Yo no me había
dado cuenta, hasta que Sylvia Regina me dijo: “Ya le dió gracias al Señor por
la bendición que nos ha dado?”
Regresamos a la casa y me puse a leer La Biblia, queriendo que el Señor
me consolara y me hablara, aunque ya me ha hablado claro y ya no debía estar
dudando… pero soy débil y dudo, me falta Fe. Me dijo: Juan 2, 5 Pero su madre dijo a los sirvientes:
“Hagan lo que El les diga”.
Viernes 10 de Diciembre de 2004
Génesis
12, 1-3
Hebreos
11, 8-13
1 Yavé
dijo a Abram: “Deja tu país, a los de tu raza, y a la familia de tu padre y
anda a la tierra que yo te mostraré. 2 Haré de ti una gran nación y
te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre y tu serás una bendición. 3
Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan, En ti serán bendecidas todas las razas
de la tierra.” 8 Por la fe, Abraham, llamado por Dios, obedeció la
orden de salir para un país que recibiría de herencia. 11 Por la fe
pudo tener un hijo a pesar de su avanzada edad y de que Sara era también
estéril, pues tuvo confianza en el que se lo prometía. 12 Por eso de
este hombre únicamente ya casi impotente, nacieron descendientes tan numerosos
como las estrellas del cielo e innumerables como los granos de arena de las
orillas del mar. 13 Todos murieron como creyentes. No habían conseguido lo
prometido, pero lo habían visto de lejos y contemplado con gusto, reconociendo
que eran extraños y peregrinos en la tierra. El Señor me hizo leer después su palabra del día 19 y 20 de
marzo de este año. Gracias Señor por todas tus bendiciones! ¡Bendito y alabado
sea el Señor!
En el día no pasó nada, me pasé todo el día preparando la pastorela
que vamos a presentar el martes, en la reunión del grupo de “Encuentros”. Me quedó bien, con la ayuda por
supuesto, del Espíritu Santo.
También el Señor nos ayudó y pudimos dar a cada empleado $50.00 de su
salario y todos iban más o menos o más bien contentos, lo cual es obra del
Señor.
Al final del día, Vidal me confirmó que la cita con el juez es hasta
el 4 de enero. Yo sólo me consolé
diciendo: Señor, tu sabes lo que
haces y acepto tu voluntad.
Sábado 11 y domingo 12 de Diciembre de 2004
1
Tesalonicenses 5, 23-24
Me levanté temprano y sólo tenía ganas de estar con el Señor. Me puse a preparar el programa a las
8:30 y terminé como a las 10:30, luego seguí leyendo el libro de “Sangre” de
Benny Hinn y después tuve un gran deseo de estar con el Señor y me fui al
Santísimo a las 11:00. Estuve ahí
hasta las 12:45. No me quería ir,
quería estar con el Señor.
Por la tarde salimos con Sofía y Rober y satanás se metió entre
nosotros, para agriarnos ese momento de familia y Rober se molestó y decidimos mejor
venirnos a la casa. Después fuimos
a ver a mis papás y la reunión fue positiva.
Hoy me pude dar cuenta como satanás irrumpe con mayor fuerza, cuando
uno se trata de acercar más al Señor.
Hoy, como yo había estado casi todo el día con el Señor, satanás decidió
alterarme por donde estaba más débil, que era a través de que se pelearan Sofía
y Rober. El propósito era alejarme
del Señor y que yo me enojara, pero no lo logró; pues hoy ya comprendo sus maniobras. El domingo igual, no pude orar más que
un rato, pues me hacía mucha falta, ya que me sentía preocupado de lo que viene
la próxima semana y si no conseguimos el financiamiento. El me contestó: 23 Que el Dios de la paz los haga santos en toda su
persona. Que se digne guardarlos
sin reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo
Jesús, nuestro Señor. 24 El que los llamó es fiel y así lo hará. Le di gracias al Señor por este
consuelo, pues me sentía triste.
Nos fuimos a Coatepeque sólo con Rober. Pasamos un día lindísimo, regalo del Señor. Jalamos a Rober en el tubo, jugamos
fútbol y pudimos visitar a los Frech, que estaban solos en su casa. Todo fue un regalo de Dios. ¡Gracias, Señor!
Mira los apóstoles, con todas sus miserias innegables, eran sinceros, sencillos... transparentes. Tu también tienes miserias patentes e innegables. Ojalá no te falte sencillez.
ResponderEliminarSan José Maria Escrivá de Balaguer. Caminos 932