Lunes 24 de Enero de 2005
Juan 16, 20-24; 17, 1-3
20 En verdad les digo que
llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su
tristeza se convertirá en gozo. 21 La mujer se siente afligida
cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del dolor. Pero después que ha nacido la criatura
se olvida de las angustias por su alegría tan grande; piensen; ¡Un ser humano ha
venido al mundo! 22 Así
también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo lo volveré a ver y su corazón
se llenará de alegría y nadie les podrá arrebatar el gozo. 23 Cuando
llegue ese día, ya no tendrán que preguntarme nada. En verdad les digo que todo lo que pidan al Padre en mi
Nombre se lo concederá. 24 Hasta ahora no han pedido nada en mi
Nombre. Pidan y recibirán, así conocerán el gozo completo. 17, 1 Dicho esto, Jesús
clavó los ojos al cielo y exclamó: “Padre, ha llegado la hora; ¡glorifica a tu
Hijo para que tu Hijo te dé gloria a Ti! 2 Tu le diste poder sobre
todos los mortales y quieres que comunique la vida eterna a todos aquellos que
le encomendaste. 3 Y esta es la vida eterna: Conocerte a Ti, único
Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesús, el Cristo. Por la Palabra de hoy, creí que íbamos a recibir alguna
señal de esperanza, pero no pasó nada.
Ni pude hablar con Vidal y la carta que le pedí para ir a hablar con los
Bancos no me vino o sea que comprendí que el Señor no quiere que vaya a hablar
con ellos, al menos por ahora.
Martes 25 enero de 2005
Deuteronomio 26, 1-19, 28, 15
1 Corintios 3, 16-17
Hoy me comunicó
Roberto Reyes que me nombraron
“Ministro de la
Comunión”
1 Cuando llegues a la
tierra que Yavé, tu Dios, te da en herencia, cuando haya pasado a ser tuya y
habites en ella, 2 tomarás los primeros productos de la tierra que
Yavé, tu Dios, te da, los pondrás en un canasto y los llevarás a un lugar
elegido por Yavé, tu Dios, para morada de su Nombre. 3 Te
presentarás al sacerdote que está en funciones en aquellos días y le
dirás: “En este día yo reconozco
que Yavé, mi Dios, me hizo entrar en la tierra que prometió a nuestros padres
que nos daría”. 4 Y el sacerdote tomará de tus manos el canasto y lo
depositará ante el altar de Yavé, tu Dios. 5 Entonces tu dirás estas
palabras ante Yavé: 6 “Mi padre era un arameo errante, que bajó a
Egipto y fue a refugiarse allí, siendo pocos aún; pero en ese país se hizo una
nación grande y poderosa. Los
egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. 7
Llamamos pues a Yavé, Dios de nuestros padres y Yavé nos escuchó, vio nuestra
humillación, nuestros duros trabajos y nuestra opresión. 8 Yavé nos
sacó de Egipto con mano firme, demostrando su poder con señales y milagros que
sembraron el terror 9 y nos trajo aquí para darnos esta tierra que
mana leche y miel. 10 Y ahora vengo a ofrecer los primeros productos
de la tierra que Tu, Yavé, me has dado”.
Los depositarás ante Yavé, te postrarás y adorarás a Yavé, tu Dios. 16
Has de saber que ese mismo día Yavé, tu Dios, te manda cumplir sus normas y sus
mandamientos. Tú los guardarás y
los pondrás en práctica con todo tu corazón y toda tu alma. 18 Yavé,
a su vez, te manda decir hoy que serás el pueblo que le pertenece, como El te
lo tiene dicho y tú guardarás todos sus mandamientos. 19 El por su
parte, te dará honor, renombre y gloria y te pondrá por encima de todas las
naciones que hizo, mientras tu pasas a ser un pueblo consagrado a Yavé, tu
Dios, como El te ha dicho. 28, 15
Pero si no obedeces la voz de Yavé, tu Dios, y pones en práctica todos sus
mandamientos y normas que hoy te prescribo, vendrán sobre ti todas estas
maldiciones… 3, 16 ¿No saben que son templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en ustedes? 17 Si alguno destruye el templo
de Dios, Dios le destruirá a él.
El templo de Dios es sagrado y este templo son ustedes.
En la oficina no pasó nada. Me fui a misa y el Señor me dio dos
regalos: uno que Ariana llegó a misa y comulgamos juntos y el otro que me
nombraron “Ministro de la Comunión”
¡Gracias, Señor! ¡Bendito
Seas!
En la tarde, en la oficina, estaba
orando y el Espíritu Santo me hizo leer Camino 831, eres ante los tuyos –alma de apóstol– Produce con tu
ejemplo y tu palabra un primer círculo … y éste, otro … y otro y otro … Cada
vez más ancho ¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?
Miércoles 26 de Enero de 2005
Judas 20-22
Zacarías 14, 5-9-11
Me levanté cansado y abatido, pues
el Señor está cerca de mí, pero no me deja verlo, sentirlo y palpar su
presencia. Le pedí perdón a la Virgen
Santísima por no haberme levantado inmediatamente y dejar que la pereza me
dominara, pues le he prometido hacer el esfuerzo de levantarme en cuanto abra
los ojos; obedeciendo al Espíritu Santo, ya que si El me despierta es para que
me levante a orar y no para que siga en la cama. En mis oraciones le dije al Señor, tal y como me sentía. El me dijo: 20… queridos hermanos, construyan su vida sobre los fundamentos
de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo 21 y manténganse en el
amor de Dios, aguardando la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, que los
llevará a la vida eterna. 22
Muestren compasión con los que dudan.
14, 5… entonces vendrá Yavé, tu Dios, acompañado de todos los
santos. 6 En aquel día no habrá más frío ni hielo. 7 Será
éste un día extraordinario, solamente conocido por Yavé; no habrá más cambio
del día y la noche, pero de noche será como de día claro. 8 Ese día
brotará en Jerusalén un manantial que nunca se secará y que estará siempre corriendo, tanto hacia el mar oriental,
como hacia el mar occidental. 9 Y Yavé reinará sobre toda la
tierra. El será el único y único
será su Nombre. 11 Ya no habrá peligro ni maldición para Jerusalén;
sus habitantes vivirán tranquilos en adelante.
El Señor me sigue anunciando que ya pronto
se va a resolver todo y esta Esperanza es lo único que me mantiene. ¡Señor, ven pronto! En el día no pasó nada, sólo que el
Espíritu Santo me iluminó para mandar una carta a la arrendadora y otra a los
bancos; todo depende de Dios. ¡Señor,
yo confío en Ti! – ¡Libera a nuestros empleados! Me fui a misa y al Santísimo, es lo único que me conforta.
Jueves 27 de enero de 2005
2 corintios 1, 1-5; 8-11; 21-22
1 Pablo, Apóstol de Cristo
Jesús por voluntad de Dios y el hermano Timoteo saludan a la iglesia de Dios
que está en Corinto y a los santos que viven en toda Acaya. 3
Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, Padre lleno de ternura,
Dios del que viene todo consuelo. 4 El nos conforta en toda prueba,
para que también nosotros seamos capaces de confortar a los que están en cualquier dificultad, mediante el
mismo consuelo que recibimos de Dios. 5 Pues en la misma medida en
que los sufrimientos de Cristo recaen abundantemente sobre nosotros, el
consuelo de Cristo también nos llega con mayor abundancia. 8
Hermanos, deseamos que conozcan algo de lo que nos tocó padecer en Asia. Realmente fue tan grande el peso de esa
prueba que ya habíamos perdido toda esperanza de salir con vida. 9
Sentimos en nosotros una sentencia de muerte, pero eso fue sólo para que no
confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. 10
El nos libró de ese peligro de muerte tan grande, y nos seguirá
protegiendo. En El hemos puesto
nuestra esperanza y seguirá amparándonos. 11 Si son muchos los que piden
por nosotros, serán también muchos los que darán gracias a Dios cuando nos
toque recibir. 21 Y Dios es el que nos da fuerza, a nosotros y a
ustedes, para Cristo; El nos ha ungido 22 y nos ha marcado con su
propio sello al depositar en nosotros los primeros dones del Espíritu.
Por la mañana me habló Claudia y
pude percibir que era obra del Espíritu Santo, pero no nos resolvió nada,
aunque sí me dio Esperanza.
Nos reunimos con Alex y venía bien
apesadumbrado, pues un Banco le había quitado hoy varias propiedades y me contó
que nada le camina y sigue para abajo y perdiendo más y más. Le pregunté al Señor: ¿Señor, qué
quieres, por qué esto? Hasta
cuándo Señor… Hasta cuándo? Me
contestó diciendo: “Si te dijera lo que estoy haciendo,
no lo entenderías” ¡Me basta tu voluntad, Señor!
Con Alex, le leí todo o parte de mi
Agenda y eso nos reconfortó bastante, pues no entendemos qué es lo que el Señor
quiere, pero es indudable que está con nosotros. Oramos juntos, el oró en voz alta y su oración venía del
Espíritu Santo. Regresé a la casa
y jugamos pin-pon con Roberto Adriano y le daba gracias al Señor por todas sus
bendiciones, podía sentir su mano cerca de mí, al concederme ese momento tan
especial con Rober; tener la familia que tengo y todo lo que El nos da.
Viernes 28 de Enero de 2005
Salmo 20
Salmo 21
Me levanté pidiéndole al Señor que
nos haga ya el milagro, con Fe.
Además, le pedí Palabra para Alex, que nos reconforte. Me dijo: 2 Que el Señor te responda en el día aciago y te proteja el
Nombre del Dios de Jacob. 3 Que del santuario te envíe socorro y
desde Sión te venga su auxilio. 4 Que se recuerde de todas sus
ofrendas y reciba con agrado tu holocausto. 5 Que te conceda según
tus deseos y lleve a buen fin todos tus proyectos. 6 Que podamos
celebrar tu victoria y enarbolar el nombre de nuestro Dios, ¡Que el Señor
atienda todas tus peticiones! 7 Ahora sé que el Señor salva a su
ungido; le respondió desde su santo cielo y le dio la victoria; su diestra hace
proezas. 8 Unos con carros, otros a caballo, pero nosotros sólo
recurrimos al Nombre del Señor, nuestro Dios. 9 Ellos tropiezan y
caen, mientras nosotros nos levantamos y nos recuperamos. 10 Oh
Señor, salva al Rey, atiéndenos, pues hoy a Ti clamamos! Le pregunté al Señor: ¿Quién es el que
ora y canta este Salmo? Me
contestó: ¡Es
el Espíritu Santo! 21, 2
Señor, tu fuerza regocija al Rey; ¡Cómo se alegra si tú lo haces triunfar! 3
Le has cumplido sus más caros deseos, no le has negado lo que te pedía. 4
Tu le presentas buenas bendiciones, con oro fino, coronas su cabeza. 5
La vida que te pidió, Tu se la diste, largos días, muchos y muchos años. 7
Has puesto sobre él bendiciones eternas, tú lo haces feliz con tu presencia. El
Rey confía en el Señor, el favor del Altísimo lo hace inquebrantable. 14
¡Señor, levántate, muestra tu poder y cantaremos con Salmos tus proezas! Creí que hoy íbamos a recibir una
noticia para poder pagar a los empleados, pero no.
Sábado 29 y domingo 30 de Enero de 2005
Lucas 9, 22-27
Hechos 26, 31
El sábado no pude orar, pues me pasé
toda la mañana preparando el programa.
Era el Sermón de la Montaña o las Bienaventuranzas – El Espíritu me
iluminó bastante.
Fuimos a almorzar con Ariana y Luigi
y Rober con Pola y Marco, pues Sylvia Regina estaba en la Teletón. Terminamos el día a las 2:30 a.m. y
bien cansados. Nos levantamos el
domingo tarde, pero le pedí al Señor que me hablara, pues me sentía bien
desconsolado. Me dijo: 22 Y les decía: El Hijo del Hombre tiene que sufrir
mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los
sacerdotes y por los maestros de la ley.
Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará. 23
También Jesús, decía a toda la gente:
“Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su
cruz de cada día y que me siga. 24 Les digo: el que quiera salvarse a sí mismo, se
perderá; y el que pierda su vida por causa mía, se salvará. 25 ¿De
qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se disminuye a sí
mismo? 29 En verdad les digo que alguno de los aquí presentes no
morirá sin antes haber visto el Reino de Dios. 16, 31 Le respondieron: Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.
Fuimos a Coatepeque, a celebrar el
cumpleaños de René. Llegamos todos
los hermanos, excepto Olguita. También
llegó mi papá y la reunión fue bien positiva. Después fuimos a misa y se me acercó alguien para
felicitarme por el artículo de mi papá en el periódico. Dentro de todos los problemas, sentí
que fue una bendición de Dios para decirnos: “Yo estoy con ustedes”.
En las oraciones de la noche, a
Sylvia Regina se le salieron las lágrimas de pensar que ya no íbamos a ver a
Sofía tan seguido. La casa está bien triste y sola. ¡Señor Jesús, ten misericordia de nosotros! Pues los
problemas que se nos presentan son muchos y la Esperanza poca.
"No se te dice, pues: "se humilde", para que no te instruyas; "se humilde", para evitar la soberbia; se "alto", por la sabiduría."
ResponderEliminarSan Agustín,