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Canonización de Monseñor Romero

jueves, 10 de mayo de 2012

Cronología de un Milagro - Enero 2005-IV


Lunes 24 de Enero de 2005

Juan 16, 20-24; 17, 1-3

20 En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará.  Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo. 21 La mujer se siente afligida cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del dolor.  Pero después que ha nacido la criatura se olvida de las angustias por su alegría tan grande; piensen; ¡Un ser humano ha venido al mundo!  22 Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo lo volveré a ver y su corazón se llenará de alegría y nadie les podrá arrebatar el gozo. 23 Cuando llegue ese día, ya no tendrán que preguntarme nada.  En verdad les digo que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre se lo concederá. 24 Hasta ahora no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, así conocerán el gozo completo.  17, 1 Dicho esto, Jesús clavó los ojos al cielo y exclamó: “Padre, ha llegado la hora; ¡glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a Ti! 2 Tu le diste poder sobre todos los mortales y quieres que comunique la vida eterna a todos aquellos que le encomendaste. 3 Y esta es la vida eterna: Conocerte a Ti, único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesús, el Cristo.  Por la Palabra de hoy, creí que íbamos a recibir alguna señal de esperanza, pero no pasó nada.  Ni pude hablar con Vidal y la carta que le pedí para ir a hablar con los Bancos no me vino o sea que comprendí que el Señor no quiere que vaya a hablar con ellos, al menos por ahora.

Martes 25 enero de 2005

Deuteronomio  26, 1-19, 28, 15
1 Corintios 3, 16-17

Hoy me comunicó Roberto Reyes que me nombraron
Ministro de la Comunión


1 Cuando llegues a la tierra que Yavé, tu Dios, te da en herencia, cuando haya pasado a ser tuya y habites en ella, 2 tomarás los primeros productos de la tierra que Yavé, tu Dios, te da, los pondrás en un canasto y los llevarás a un lugar elegido por Yavé, tu Dios, para morada de su Nombre. 3 Te presentarás al sacerdote que está en funciones en aquellos días y le dirás:  “En este día yo reconozco que Yavé, mi Dios, me hizo entrar en la tierra que prometió a nuestros padres que nos daría”. 4 Y el sacerdote tomará de tus manos el canasto y lo depositará ante el altar de Yavé, tu Dios. 5 Entonces tu dirás estas palabras ante Yavé: 6 “Mi padre era un arameo errante, que bajó a Egipto y fue a refugiarse allí, siendo pocos aún; pero en ese país se hizo una nación grande y poderosa.  Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. 7 Llamamos pues a Yavé, Dios de nuestros padres y Yavé nos escuchó, vio nuestra humillación, nuestros duros trabajos y nuestra opresión. 8 Yavé nos sacó de Egipto con mano firme, demostrando su poder con señales y milagros que sembraron el terror 9 y nos trajo aquí para darnos esta tierra que mana leche y miel. 10 Y ahora vengo a ofrecer los primeros productos de la tierra que Tu, Yavé, me has dado”.  Los depositarás ante Yavé, te postrarás y adorarás a Yavé, tu Dios. 16 Has de saber que ese mismo día Yavé, tu Dios, te manda cumplir sus normas y sus mandamientos.  Tú los guardarás y los pondrás en práctica con todo tu corazón y toda tu alma. 18 Yavé, a su vez, te manda decir hoy que serás el pueblo que le pertenece, como El te lo tiene dicho y tú guardarás todos sus mandamientos. 19 El por su parte, te dará honor, renombre y gloria y te pondrá por encima de todas las naciones que hizo, mientras tu pasas a ser un pueblo consagrado a Yavé, tu Dios, como El te ha dicho.  28, 15 Pero si no obedeces la voz de Yavé, tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos y normas que hoy te prescribo, vendrán sobre ti todas estas maldiciones… 3, 16 ¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él.  El templo de Dios es sagrado y este templo son ustedes. 
En la oficina no pasó nada.  Me fui a misa y el Señor me dio dos regalos: uno que Ariana llegó a misa y comulgamos juntos y el otro que me nombraron “Ministro de la Comunión”  ¡Gracias, Señor!  ¡Bendito Seas!
En la tarde, en la oficina, estaba orando y el Espíritu Santo me hizo leer Camino 831, eres ante los tuyos –alma de apóstol– Produce con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo … y éste, otro … y otro y otro … Cada vez más ancho ¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?

Miércoles 26 de Enero de 2005

Judas 20-22
Zacarías 14, 5-9-11

Me levanté cansado y abatido, pues el Señor está cerca de mí, pero no me deja verlo, sentirlo y palpar su presencia.  Le pedí perdón a la Virgen Santísima por no haberme levantado inmediatamente y dejar que la pereza me dominara, pues le he prometido hacer el esfuerzo de levantarme en cuanto abra los ojos; obedeciendo al Espíritu Santo, ya que si El me despierta es para que me levante a orar y no para que siga en la cama.  En mis oraciones le dije al Señor, tal y como me sentía.  El me dijo:  20… queridos hermanos, construyan su vida sobre los fundamentos de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo 21 y manténganse en el amor de Dios, aguardando la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, que los llevará a la vida eterna.  22 Muestren compasión con los que dudan.  14, 5… entonces vendrá Yavé, tu Dios, acompañado de todos los santos. 6 En aquel día no habrá más frío ni hielo. 7 Será éste un día extraordinario, solamente conocido por Yavé; no habrá más cambio del día y la noche, pero de noche será como de día claro. 8 Ese día brotará en Jerusalén un manantial que nunca se secará y que estará  siempre corriendo, tanto hacia el mar oriental, como hacia el mar occidental. 9 Y Yavé reinará sobre toda la tierra.  El será el único y único será su Nombre. 11 Ya no habrá peligro ni maldición para Jerusalén; sus habitantes vivirán tranquilos en adelante. 
El Señor me sigue anunciando que ya pronto se va a resolver todo y esta Esperanza es lo único que me mantiene.  ¡Señor, ven pronto!  En el día no pasó nada, sólo que el Espíritu Santo me iluminó para mandar una carta a la arrendadora y otra a los bancos; todo depende de Dios.  ¡Señor, yo confío en Ti! – ¡Libera a nuestros empleados!  Me fui a misa y al Santísimo, es lo único que me conforta.

Jueves 27 de enero de 2005

2 corintios    1,  1-5; 8-11; 21-22

1 Pablo, Apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios y el hermano Timoteo saludan a la iglesia de Dios que está en Corinto y a los santos que viven en toda Acaya. 3 Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, Padre lleno de ternura, Dios del que viene todo consuelo. 4 El nos conforta en toda prueba, para que también nosotros seamos capaces de confortar a los que están  en cualquier dificultad, mediante el mismo consuelo que recibimos de Dios. 5 Pues en la misma medida en que los sufrimientos de Cristo recaen abundantemente sobre nosotros, el consuelo de Cristo también nos llega con mayor abundancia. 8 Hermanos, deseamos que conozcan algo de lo que nos tocó padecer en Asia.  Realmente fue tan grande el peso de esa prueba que ya habíamos perdido toda esperanza de salir con vida. 9 Sentimos en nosotros una sentencia de muerte, pero eso fue sólo para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. 10 El nos libró de ese peligro de muerte tan grande, y nos seguirá protegiendo.  En El hemos puesto nuestra esperanza y seguirá amparándonos. 11 Si son muchos los que piden por nosotros, serán también muchos los que darán gracias a Dios cuando nos toque recibir. 21 Y Dios es el que nos da fuerza, a nosotros y a ustedes, para Cristo; El nos ha ungido 22 y nos ha marcado con su propio sello al depositar en nosotros los primeros dones del Espíritu. 
Por la mañana me habló Claudia y pude percibir que era obra del Espíritu Santo, pero no nos resolvió nada, aunque sí me dio Esperanza. 
Nos reunimos con Alex y venía bien apesadumbrado, pues un Banco le había quitado hoy varias propiedades y me contó que nada le camina y sigue para abajo y perdiendo más y más.  Le pregunté al Señor: ¿Señor, qué quieres, por qué esto?  Hasta cuándo Señor… Hasta cuándo?  Me contestó diciendo: “Si te dijera lo que estoy haciendo, no lo entenderías” ¡Me basta tu voluntad, Señor! 
Con Alex, le leí todo o parte de mi Agenda y eso nos reconfortó bastante, pues no entendemos qué es lo que el Señor quiere, pero es indudable que está con nosotros.  Oramos juntos, el oró en voz alta y su oración venía del Espíritu Santo.  Regresé a la casa y jugamos pin-pon con Roberto Adriano y le daba gracias al Señor por todas sus bendiciones, podía sentir su mano cerca de mí, al concederme ese momento tan especial con Rober; tener la familia que tengo y todo lo que El nos da.

Viernes 28 de Enero de 2005

Salmo 20
Salmo 21

Me levanté pidiéndole al Señor que nos haga ya el milagro, con Fe.  Además, le pedí Palabra para Alex, que nos reconforte.  Me dijo:  2 Que el Señor te responda en el día aciago y te proteja el Nombre del Dios de Jacob. 3 Que del santuario te envíe socorro y desde Sión te venga su auxilio. 4 Que se recuerde de todas sus ofrendas y reciba con agrado tu holocausto. 5 Que te conceda según tus deseos y lleve a buen fin todos tus proyectos. 6 Que podamos celebrar tu victoria y enarbolar el nombre de nuestro Dios, ¡Que el Señor atienda todas tus peticiones! 7 Ahora sé que el Señor salva a su ungido; le respondió desde su santo cielo y le dio la victoria; su diestra hace proezas. 8 Unos con carros, otros a caballo, pero nosotros sólo recurrimos al Nombre del Señor, nuestro Dios. 9 Ellos tropiezan y caen, mientras nosotros nos levantamos y nos recuperamos. 10 Oh Señor, salva al Rey, atiéndenos, pues hoy a Ti clamamos!  Le pregunté al Señor: ¿Quién es el que ora y canta este Salmo?  Me contestó:  ¡Es el Espíritu Santo!  21, 2 Señor, tu fuerza regocija al Rey; ¡Cómo se alegra si tú lo haces triunfar! 3 Le has cumplido sus más caros deseos, no le has negado lo que te pedía. 4 Tu le presentas buenas bendiciones, con oro fino, coronas su cabeza. 5 La vida que te pidió, Tu se la diste, largos días, muchos y muchos años. 7 Has puesto sobre él bendiciones eternas, tú lo haces feliz con tu presencia. El Rey confía en el Señor, el favor del Altísimo lo hace inquebrantable. 14 ¡Señor, levántate, muestra tu poder y cantaremos con Salmos tus proezas!  Creí que hoy íbamos a recibir una noticia para poder pagar a los empleados, pero no.

Sábado 29 y domingo 30 de Enero de 2005

Lucas 9, 22-27
Hechos 26, 31

El sábado no pude orar, pues me pasé toda la mañana preparando el programa.  Era el Sermón de la Montaña o las Bienaventuranzas – El Espíritu me iluminó bastante. 
Fuimos a almorzar con Ariana y Luigi y Rober con Pola y Marco, pues Sylvia Regina estaba en la Teletón.  Terminamos el día a las 2:30 a.m. y bien cansados.  Nos levantamos el domingo tarde, pero le pedí al Señor que me hablara, pues me sentía bien desconsolado. Me dijo:  22 Y les decía:  El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley.  Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará. 23 También Jesús, decía a toda la gente:  “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga. 24 Les digo:  el que quiera salvarse a sí mismo, se perderá; y el que pierda su vida por causa mía, se salvará. 25 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se disminuye a sí mismo? 29 En verdad les digo que alguno de los aquí presentes no morirá sin antes haber visto el Reino de Dios.  16, 31 Le respondieron:  Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia. 
Fuimos a Coatepeque, a celebrar el cumpleaños de René.  Llegamos todos los hermanos, excepto Olguita.  También llegó mi papá y la reunión fue bien positiva.  Después fuimos a misa y se me acercó alguien para felicitarme por el artículo de mi papá en el periódico.  Dentro de todos los problemas, sentí que fue una bendición de Dios para decirnos:  “Yo estoy con ustedes”. 
En las oraciones de la noche, a Sylvia Regina se le salieron las lágrimas de pensar que ya no íbamos a ver a Sofía tan seguido. La casa está bien triste y sola.  ¡Señor Jesús, ten misericordia de nosotros! Pues los problemas que se nos presentan son muchos y la Esperanza poca.

1 comentario:

  1. "No se te dice, pues: "se humilde", para que no te instruyas; "se humilde", para evitar la soberbia; se "alto", por la sabiduría."

    San Agustín,

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