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Canonización de Monseñor Romero

jueves, 24 de mayo de 2012

Cronología de un Milagro - Marzo 2005-II


Lunes 14 de marzo de 2007

Salmo 32

Hoy nos reunimos con Edith

Me levanté a orar, pidiéndole al Señor su misericordia para esta semana.  Sinceramente tenía temor de afrontarla, pues hasta me parecía increíble como los días estaban siendo críticos y esta semana se volvía particularmente difícil.  A las ocho me llamó Juan Ernesto para recordarme la cita que teníamos en los juzgados y salí corriendo; se me había olvidado por completo, en medio de tanto problemas y angustia. 
En el camino, Sylvia Regina me llamó por teléfono para leerme el Salmo 91, el cual me calmó bastante.  Todo salió bien, gracia de Dios. 
Legué a la oficina y no pasó nada.  Me habló Sylvia Regina para decirme que Celina nos invitaba a su casa, pues ahí estaba Edith.  Llegamos ahí después de almuerzo y nos pusimos a orar.  Edith me dijo: “Bueno pues orá tu, que yo sólo te voy a seguir”… comencé a orar, pidiéndole al Señor su misericordia para que pudiéramos pagarle sus salarios a los empleados…  Llegó un momento en que ya no pude seguir hablando, pues se me salieron las lágrimas.  Entonces continuó Edith para pedirle al Señor que nos concediera el milagro y que nos lo concediera antes de este domingo, que es cuando ella se iba y que ella quería estar aquí, para cuando eso se diera.  Oramos también por Edwin, Ma. Isabel, Dña. Sylvia y mi mamá.  Edith me dijo que confiara en el Señor y le siguiera pidiendo el milagro, pero que éste no se iba a dar hasta que mi mamá me diera su bendición y me impusiera sus manos; además me dijo que un abogado iba a encontrar un documento, que aparentemente no había salido a luz y que eso le iba a hacer caer en la cuenta como había sucedido todo y que íbamos con eso a ganar el caso.  Me dijo que todo se iba a arreglar, pero que fuera a pedir la bendición de mi mamá lo antes posible. Además, me dió a leer el Salmo 32. 1 Dichoso el que es absuelto de pecado y cuya culpa le ha sido borrada. 2 Dichoso el hombre aquel a quien Dios no le nota culpa alguna y en cuyo espíritu no se halla engaño. 10 Muchos son los dolores del impío, pero al que confía en el Señor lo envolverá la gracia. 11 Buenos, estén contentos en el Señor, y ríanse de gusto; todos los de recto corazón, canten alegres.

Martes 15 de marzo de 2005

Hechos  1, 3-5
2 corintios 3, 12-13; 15-18; 4,  1-3; 3,  4

Ayer no me pude acostar sin pedirle al Señor que me hablara.  Fue un día tan “Glorioso”, lleno de gloria y me sentía como que El había estado con nosotros, que le quería oír.  Me dijo: (en la noche) la noche?  Jesús oraba en la madrugada, o sea de noche….   3 De hecho, se presentó a ellos después de su pasión y les dio numerosas pruebas de que vivía.  Durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios. 4 En una ocasión en que estaba reunido con ellos les dijo que no se alejaran de Jerusalén y que esperaran lo que el Padre les  había prometido.  «Ya les hablé al respecto, les dijo: 5 Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.»   Me levanté a orar en la mañana, poco, pues ansiaba irme a donde mi mamá para que me diera su bendición y me impusiera sus manos; como me había dicho el Señor, por medio de Edith.  Me dijo:  12 ¡Que esperanza tan grande! ¡Y que seguridad nos da! 13 No es como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los israelitas no vieran el momento en que se apagara su resplandor. 15 Por más que lean a Moisés, el velo cubre su entendimiento hasta hoy, 16 pero al que se vuelva al Señor se le quita el velo. 17 El Señor es espíritu, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. 18 Todos llevamos los reflejos de la gloria del Señor sobre nuestro rostro descubierto, cada día con mayor resplandor, y nos vamos transformando en imagen suya, pues él es el Señor del espíritu.  4, 1 Ese es nuestro ministerio, y como lo tenemos por gracia de Dios, no nos desanimamos. 2 No nos callamos por falsa vergüenza; no andamos con rodeos ni desvirtuamos la palabra de Dios; manifestando la verdad, merecemos ante Dios que cualquier conciencia humana nos apruebe. 3 Si a pesar de eso permanece oscuro el Evangelio que proclamamos, la oscuridad es para los que se pierden.  3,4 Por eso nos sentimos seguros de Dios gracias a Cristo. 5 ¿Cómo podríamos atribuirnos algo a nosotros mismos? Nuestra capacidad nos viene de Dios.  Cuando lo leí, no comprendí lo que me quería decir el Señor.  Me sentí perturbado, después de haber tenido un encuentro tan cercano con el Señor el día de ayer.  Hoy no entendía que me quería decir.  Me fui a donde mi mamá y me impuso las manos, entendí del Jesucristo enorme que tiene en la sala familiar.  Sentí un momento de liberación importante para la familia – de bendición.

Miércoles 16 de marzo de 2005

Ezequiel 23, 1 – 49

No pude orar, pues me levanté temprano para ir a un desayuno en ANEP.  El propósito era para hacer un libro con la historia de ANEP de los últimos 40 años, que va a cumplir el próximo año. 
Después me fui a la oficina y me sentía triste, pues no pasa nada, excepto que vendí la Discovery vieja, lo cual nos permite tener un poco de dinero; pues ya no tenía ni para la luz de la casa.  Le di gracias a Dios por esta bendición.  Siempre nos da “el pan de cada día”.  A mediodía me vine a orar y me dijo:  1 Se me dirigió esta palabra de Yavé: 2 «Hijo de hombre, había dos mujeres, hijas de una misma madre. 3 Desde su juventud en Egipto empezaron a prostituirse, metían mano en sus senos y acariciaban su pecho de muchachas. 4 La mayor se llamaba Ohola y su hermana Oholiba, eran mías y me dieron hijos e hijas.  Ohola es Samaria y Oholiba, Jerusalén. 46 Sí, esto dice Yavé:  Convoquen la asamblea, condénenlas al terror y al pillaje. 47 La asamblea las lapidará y las herirán con la espada, matarán a sus hijos y sus hijas y quemarán sus casas. 48 Así, pondré término a la degradación en el país; eso servirá de lección a todas las mujeres, para que no cometan las mismas faltas. 49 Haré que tu perdición recaiga sobre ti y cargarás con el peso de los pecados cometidos con tus ídolos: entonces sabrás que yo soy Yavé.»  Por la noche nos reunimos los hermanos en casa de Carmen Elena, a iniciativa de ella y el Señor, por su misericordia, nos regaló un momento de sanación de familia; poderoso y maravilloso. 
También estaba Maria de los Angeles o sea que el Señor quiso que eso se ampliara a toda la familia Molina.  Sylvia Regina expresó que ese había sido el milagro que en la reunión del lunes con Edith habíamos pedido y que el Señor nos lo había concedido.  Todos fuimos bien sinceros y el Espíritu Santo se derramó inmensamente en todos nosotros y estoy seguro que también a mis papás, aunque no estaban ahí. 
Después nos fuimos con Sylvia Regina a dar gracias al Señor, por esas bendiciones, al Santísimo en San José.  Gracias Señor por este día. 
Con relación a la palabra de hoy, al principio no la comprendí, pero después comprendí o más bien el Espíritu Santo me iluminó para hacerme ver que lo que había recibido es como una o más bien una “profecía” del pasado generacional nuestro y que todo lo que nos ha sucedido es para que sepamos que “EL ES YAVE”.

Jueves 17 de marzo de 2005

Jeremías 29, 4; 7-13
Siracides 39, 18-22

Me levanté a orar, confiado en el Señor que hoy o mañana nos va a resolver el problema con los empleados y orando por ellos, me dijo:  4 Así habla Yavé, Dios de Israel, a todos los judíos que ha desterrado de Jerusalén a Babilonia: “ANUNCIOS DE FELICIDAD” 7 Preocúpense por la prosperidad del país donde los he desterrado y rueguen por él a Yavé; porque la prosperidad de este país será la de ustedes.  Pues así habla Yavé: 10 «Cuando se cumplan los setenta años en Babilonia, los visitaré y cumpliré mi promesa de hacerlos volver a su país. 11 Porque yo sé muy bien lo que haré por ustedes; les quiero dar paz y no desgracia y un porvenir lleno de esperanza, palabra de Yavé. 12 Cuando me invoquen y vengan a suplicarme, yo lo escucharé; 13 y cuando me busquen me encontrarán, siempre que me imploren con todo su corazón. 14 Entones haré que me encuentren; volverán sus desterrados, que yo reuniré de todos los países y de todos los lugares adonde los expulsé. Y luego los haré volver de donde fueron desterrados, palabra de Yavé.  Estaba terminando de leer esto, cuando Sylvia Regina grita “Gloria a Dios” y me dice que a ella, el Señor le acaba de esclarecer y dar palabra sobre lo de anoche y le dijo:  18 Basta que hable para que todo lo que desea se realice, nadie puede detener su obra de salvación. 19 Ante El están las obras de cada uno y nada escapa a su mirada. 20 Su mirada se extiende desde el comienzo al fin de los tiempos y nada puede sorprenderle. 21 No hay que decir pues: ¿Qué es esto? ¿Por qué eso?  Porque todo ha sido hecho para que sirva. 22 La bendición del Señor es como un río que se desborda; inundó la tierra como un diluvio. 
No se resolvió nada, pero al final del día Juan Ernesto me contó que el comisionista va a tener una reunión con los señores de una iglesia, que pudieran prestarnos el dinero para la planilla de los empleados.  Me puse a pensar que la única constante de Esperanza que nos ha mantenido el Señor durante todo este tiempo ha sido el Lic. Hernández, a través inclusive varios proveedores y él es un hombre de Dios, muy cristiano; luego el Espíritu Santo me hizo comprender que por medio de él íbamos a recibir el milagro y antes del domingo, como se lo hemos pedido con Edith.  
Almorzamos con Alex y la reunión estuvo muy positiva, pues comentamos la reunión de ayer y como el Señor nos ha sanado.  Bendito sea El Señor!

Viernes 18 de marzo de 2005

1 Corintios 12, 1-9; 31; 13, 1-2; 8-9
Números 12, 6

Ayer en la noche me habló Arturo, para decirme que mañana era el día de San José y que por lo tanto, mejor el programa lo dedicáramos a San José y comentar el evangelio de ese día, en vez de el del domingo.  Hoy en la mañana, durante la oración, me recordé de las palabras de Ricardo, hace ya dos años.  Estando en la iglesia me dijo que le pidiera a San José que nos resolviera el caso, pues ya venía el día de “San José” y él era milagroso.  Durante la oración, le pedí su intercesión, para que el Señor nos haga el milagro hoy, o a más tardar mañana.  Le ofrecí al Señor todas mis oraciones de hoy, pidiéndole este milagro; recordándome de las palabras que rezo todos los días. “Madre mía inmaculada, San José mi padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí”.  El Señor me dijo: 1 Ahora hermanos, les recordaré lo siguiente respecto a los dones espirituales. 2 Cuando aún eran paganos, perdían el control de sí mismos al ser llevados a sus ídolos sin voz ni vida. 3 Ahora les digo que ninguno puede gritar: «¡maldito sea Jesús!» si el espíritu es de Dios y nadie puede decir: «¡Jesús es el Señor!» sino con un espíritu santo. 4 Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo. 7 La manifestación del Espíritu que a cada uno se le da es para provecho común. 8 A uno se le da, por el Espíritu, palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento, según el mismo Espíritu; 9 a otro, el don de la fe, por el Espíritu; a otro, el don de hacer curaciones, por el único Espíritu. 31 Ustedes, con todo, aspiren a los carismas más elevados, y yo quisiera mostrarles un camino que los supera a todos.  13, 1 Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. 2 Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios –el saber más elevado–, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. 8 El amor nunca pasará,  Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. 9 Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; 10 y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.  12, 6 Yavé les dijo entonces:  «Oigan bien mis palabras:  Si hay en medio de ustedes un profeta me manifiesto a él por medio de visiones y sólo le hablo en sueños. 7 Pero no ocurre lo mismo con mi servidor Moisés; le he confiado toda mi Casa y le hablo cara a cara. Es una visión clara, no son enigmas; él contempla la imagen de Yavé. ¿Cómo, pues, no tiene miedo de hablar en contra de mi servidor, en contra de Moisés?


Sábado 19 y domingo 20 de marzo de 2005

Jeremías 33, 14; 16
Salmo 20, 2-7

Tenía la esperanza que el Señor nos iba a hacer el milagro con el personal, pero no fue así.  Me sentí confundido y perturbado… abandonado; pero depositado en la voluntad del Señor y comprendiendo que El tiene el poder para resolvernos el problema y que si no quiere, será por algo que yo no comprendo. 
El sábado nos levantamos para ir a dejar a Camila al aeropuerto y no pude orar, pero le daba gracias a Dios porque habíamos podido traer a Camila a pasar una semana con nosotros y porque podíamos mantenerla estudiando allá.  Me sentí bien contento de verla y orgulloso de ver como se ha vuelto de linda y responsable ¡Gloria a Dios!  Por la mañana pasé preparando el programa y fuimos a almorzar con Pola y Rober al Campestre.  Me hacía falta escuchar al Señor y por la tarde me puse a orar y me dijo:  14 Se acerca ya el momento, dice Yavé, en que cumpliré la promesa que hice a la gente de Israel y a la de Judá. 16 Entonces Judá estará a salvo, Jerusalén vivirá segura y llevará el nombre de «Yavé es nuestra justicia».  Por la noche vimos la película de la “Pasión de Cristo” con Sylvia Regina y Rober y la Ana.  En la noche, igual me puse a orar, pidiéndole al Señor que me diera fortaleza, pues tampoco nos respondió nada el día de hoy y ya no tenemos ninguna esperanza a la vista.  Me dijo:  2 Que el Señor te responda en el día aciago y te proteja el Nombre del Dios de Jacob. 3 Que del Santuario te envíe socorro y desde Sión te venga su auxilio. 5 Que te conceda según tus deseos y lleve a buen fin todos tus proyectos. 6 Que podamos celebrar tu victoria y enarbolar el nombre de nuestro Dios.  ¡Que el Señor atienda todas tus peticiones! 7 Ahora sé que el Señor salva a su ungido; le respondió desde su santo cielo y le dio la victoria: su diestra hace proezas.  El domingo nos avisaron de la muerte de don Angel y sólo fuimos a la misa del Domingo de Ramos.  Pasamos todo el día acompañando a la Chochy en la Auxiliadora.  No pude orar.  Ricardo me presentó un Padre del Opus, que se había graduado del Liceo en el

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