Lunes 7 de marzo de 2005
Hechos 5, 18-20; 29; 32; 41
Isaías 42, 1; 6-9; 43, 1-5; 10-12; 45, 14-17;
23; 48, 17; 20-21; 49, 1-5
Me levanté en la mañana y le pedí al
Señor que me diera una Palabra de consuelo para enfrentar esta semana, que ya
no veo ninguna salida y sólo un milagro nos puede sacar adelante. Me dijo: 18 Apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel
pública. 19 Pero un Angel del Señor les abrió las puertas de la
cárcel durante la noche y les sacó fuera diciéndoles: 20 “Vayan,
hablen en el Templo y anuncien al pueblo el mensaje de la vida”. 29
Pedro y los apóstoles respondieron:
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 32 Nosotros somos testigos
de esto y lo es también el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le
obedecen.” 41 Los apóstoles salieron del Consejo muy contentos por
haber sido considerados dignos de sufrir por el Nombre de Jesús. Le leí a Sylvia Regina la Palabra de hoy y no la comprendió. Para mí estaba clarísima. El Señor nos va a hacer un milagro y
nos va a sacar adelante de forma que no quede duda que fue por obra de El y
que “nuestra” misión es dar a conocer este milagro, para que sirva de
conversión para otras personas y muchos sepan que: ¡Jesús vive!
Fuimos a la misa de la tía Mema y el Señor me hizo servirle recogiendo la limosna. Yo comprendí su llamado y acepté (aunque no me gusta hacerlo). Después sentí las bendiciones que me envió por haberle obedecido. De nuevo ocupó a Sylvia Regina, como instrumento, para hacerme el llamado.
Fuimos a la misa de la tía Mema y el Señor me hizo servirle recogiendo la limosna. Yo comprendí su llamado y acepté (aunque no me gusta hacerlo). Después sentí las bendiciones que me envió por haberle obedecido. De nuevo ocupó a Sylvia Regina, como instrumento, para hacerme el llamado.
Después, un Señor me pidió limosna y
yo no se la quise dar. Después le
pedí perdón al Señor, por no haberlo hecho. Sylvia Regina se dio cuenta que no le había dado y ella lo
buscó para dársela. Después
comprendí que era Jesús quien me la había pedido, ocupando a ese hombre y que
debo aprender a verlo en las personas necesitadas. Me sentí con un gran remordimiento, por no haberle
respondido.
Me vine a la casa, a mediodía, pues
Sylvia Regina se fue a casa de Juan Carlos y Elsa. El Señor quiso que me viniera solo y me puse a orar,
pidiéndole su misericordia. Me
dijo: 1 He aquí a mi siervo a quien yo
sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi Espíritu sobre él, y hará que la justicia
llegue a las naciones. 6 Yo, Yavé, te he llamado para cumplir mi
justicia, te he formado y tomado de la mano, te he destinado para que unas a mi
pueblo y seas luz para todas las naciones. 7 Para abrir los ojos a
los ciegos, para sacar a los presos de la cárcel, y del calabozo a los que
yacen en la oscuridad. 8 ¡yo soy Yavé! ¡Ese es mi nombre!, no daré
mi gloria a otros ni mi honor a los ídolos. 9 Las primeras cosas se
han realizado; ahora, pues, anuncio cosas nuevas, antes que aparezcan se las
doy a conocer. 10 ¡Cántenle a Yavé un nuevo canto, que lo alaben
hasta los extremos del mundo! 43, 1 Y ahora, así te habla Yavé, que
te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel. No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu
nombre, tú eres mío. 2 Si atraviesas el río, yo estaré contigo y no
te arrastrará la corriente. Si
pasas por medio de las llamas, no te quemarás, ni siquiera te chamuscarás. 4
Porque tú vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas; por
ti entregaría pueblos, porque te amo y eres importante para mí. 5 No
temas, pues, ya que yo estoy contigo.
Del este haré venir a tu descendencia y del oeste te reuniré. 10
Ustedes son mis testigos, dice Yavé, y son mi servidor, que he elegido,
sépanlo, pues, y crean en mí; y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado
antes de mí, y ningún otro existirá después. 12… Ustedes son mis testigos, y yo
soy Dios, dice Yavé. 13 Siempre lo he sido, y nadie me puede hacer
apartar la mano; si yo ejecuto algo, ¿quién me hará retroceder? 45, 14
Así habla Yavé: El trabajo de
Egipto y las ganancias de Etiopía, junto con los sebaitas, de alta estatura,
pasará a poder tuyo y te pertenecerán.
Irán detrás de ti encadenados, se agacharán delante de ti y volviendo su
cara hacia ti suplicarán … 16 Quedarán confundidos y humillados los
fabricantes de ídolos, y se irán avergonzados. 17 Israel en cambio
será salvado para siempre, y sus hijos no sufrirán más vergüenza ni deshonra,
nunca jamás. 23 Lo juro por mi Nombre, pues de mi boca sólo sale la
verdad y si hablo, la palabra no se echa atrás: “Ante mi se doblará toda rodilla y toda lengua jurará por
mí, diciendo: Justicia y fuerza
están sólo en Yavé”. 48, 17
Así dice Yavé, el que te rescata, el Santo de Israel: “Yo soy tu Dios y te enseño lo que te es provechoso,
indicándote el camino que debes seguir. 20 ¡Salgan de Babilonia!
¡Huyan del país de los caldeos!
Griten esto alegremente, anúncienlo y transmítanlo hasta el último
rincón del mundo. Digan: “Yavé ha
salvado a su servidor Jacob. 21 No pasaron sed en los desiertos por
los que los guió; para ellos sacó agua de la roca.” 49, 1 Escúchenme, islas lejanas, pongan atención,
pueblos. Yavé me llamó desde el
vientre de mi madre, conoció mi nombre desde antes que naciera. 2
Hizo de mi boca una espada cortante y me guardó debajo de su mano. Hizo de mí una flecha puntiaguda que
tenía escondida entre las otras. 3 El me dijo: “Tú eres mi servidor, Israel, y por ti
me daré a conocer.” 4 Mientras que yo pensaba: “He trabajado en balde, en vano he
gastado mis fuerzas, para nada.”
Yavé sin embargo, protegía mis derechos, mi Dios guardaba mi salario, pues
soy importante para Yavé, y mi Dios se hizo mi fuerza. 5 Y ahora ha
hablado Yavé, que me formó desde el seno materno para que fuera su servidor,
para que le traiga a Jacob y le junte a Israel: 6 “No vale la pena
que seas mi servidor únicamente para restablecer a las tribus de Jacob, o traer
sus sobrevivientes a su patria. Tú
serás, además, una luz para las naciones, para que mi salvación llegue hasta el
último extremo de la tierra.” Yo
sólo dije: Amén. Que se haga tu voluntad.
Al llegar a la oficina recibí una
llamada de el presidente del Banco, correspondiéndome de una llamada que yo le
había hecho desde hace varias semanas – ¡Gloria a Dios! pues inmediatamente comprendí que la
llamada era por el Espíritu Santo.
Me salió bien receptivo y me dijo que iba a ver como nos ayudaba – ¡Gloria
a Dios!
Por la tarde fuimos a misa para
darle gracias a Dios por este milagro y que nos siga ayudando para que todo se
componga.
Martes 8 de marzo de 2005
Mateo 12, 17-18
Juan 2, 3
Hoy me levanté, pero me costó
levantarme ya que estaba bien cansado.
Comprendí que era satanás que me estaba fomentando la “pereza”, pues el
Señor me puso en la cabeza Mateo 12 y Juan 23, como el Papa. Ya en mi oración comprendí que el
Espíritu Santo quería que leyera eso y me dijo: 17 Así debían cumplirse las palabras del profeta Isaías. 18
Viene mi siervo, mi elegido, el amado, ese en quien me he complacido. Pondré mi Espíritu sobre él, para que
anuncie mis juicios a las naciones. Que es el mismo pasaje de Isaías 42, 1; que me salió
ayer y que es como cuando dice el Señor:
¡En verdad, en verdad os digo!
Que significa que lo quiere dejar bien claro.
Luego continué a leer Juan 23, pero
Juan solo tiene 21 capítulos y entonces comprendí que debía ser una composición
de ese número y leí Juan 2,3 Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda y se
quedaron sin vino, Entonces, la
madre de Jesús le dijo: “No tienen
vino”. Esto me confirma como la Virgen Santísima ha estado
intercediendo pro nosotros.
Me fui a la oficina bien ilusionado
que ahora pudiera empezar a cambiar la situación, pero nada parece encaminarse
a alguna solución y más bien todo se retrasa; pero me siento confiado en el
Señor que algo nos va a salir y Juan Ernesto igual o sea que el Espíritu Santo
nos sigue diciendo lo mismo.
Por la tarde fui a misa y al
Santísimo. Le pedí su
misericordia, pues ya no tenemos dinero para nada.
Miércoles 9 de marzo de 2005
Hoy no pude orar, pues nos
levantamos temprano para ir a una visita de campo a la presa “15 de Septiembre”. Me gustó mucho el viaje y fue un cambio
de la rutina de estar en la oficina.
Me sentía bendecido del Señor, que podíamos o andábamos haciendo ese
viaje con Alex, trabajando juntos.
En el camino iba orando y pidiéndole
al Señor su misericordia, para que nos guíe y nos aclare qué es lo que El
quiere de nosotros, que es la única forma en que estoy seguro que nos va a ir
bien ¿Señor, qué quieres que haga?
Me recordaba del libro de “Una Vida
con Propósito”, que dice que el Señor nos va dando los dones, para donde El
quiere que le sirvamos y cuando nos andaban dando el tour de la planta sentía
la confirmación del Señor que esa era el área donde El me quería y para lo cual
El me había preparado. Un área en
que le pueda ser de gran beneficio, tanto para El como para todo el país; como
es la generación de energía “renovable”; ya sea hidráulica o de otra forma,
como lo que estoy estudiando ahora con “Exus” y que fue hoy mismo que me
contestaron mostrando su interés.
De pronto sentía como que había
andado por el “desierto” durante toda mi vida, buscando otro tipo de negocios y
que, de pronto, el Señor me llevaba a mi Jerusalén; donde El me quería. Me sentía como en casa y muy cerca de
El. Lo sentía muy cerca en todo el
tiempo que estuvimos en la planta.
Me sentía bien perturbado, pues los
problemas a la vez son bien grandes, pero yo me sentía confiado en el Señor,
que es ahí donde El me quería.
Llegué a la oficina y me encontré con el problema que ya el Lic. Flores
se encuentra bastante decepcionado o más bien descorazonado y esto está
perjudicando a su departamento.
Nos sentamos a hablar con él, con
Juan Ernesto. Terminamos hablando
del plan de Dios, para nuestra empresa y cual es nuestra misión, por lo que nos
ha estado preparando. De pronto,
la paz del Señor fue entrando en todos nosotros. Sentía la reunión como una oración de súplica hacia El, para
que nos arregle las cosas y podamos pagarle ya a nuestro personal. Le iba a pedir que nos diéramos de
prueba el mes de marzo, pero no lo hice, pues comprendí que al Señor no se le
pueden poner plazos.
Terminamos hablando de la posibilidad
de poner una imprenta, pensé también que quizás éste es otro camino que el
Señor quiere que recorramos, pues tanto el Lic. Flores como yo, también el
Señor, durante nuestras vidas nos ha dado dones en este sentido y pensé que
éste podía ser un área para capacitar a mucha gente y que encuentren una mejor
oportunidad en la vida. Terminamos
la reunión en paz y confiados en el Señor, que El nos va a sacar adelante,
cuando El lo disponga.
Jueves 10 de marzo de 2005
Judit 7, 30; 8, 9; 11-12;
14-17
Me levanté como “luchando con Dios”,
para que no me deje y me dé su bendición.
Como Jacob ¡Señor Jesús, ten
misericordia de mí! le decía.
Después de orar, me dijo: 30 Ozías se levantó y
dijo: «Tengan confianza, hermanos míos, y esperemos durante cinco días la
misericordia del Señor, quizá se apiade de nosotros y no nos abandone hasta el
fin. 31 Pero si pasado ese plazo no llega ningún socorro, haremos lo
que pidieron». 8, 9
Judit, pues, oyó las amargas palabras que el pueblo había dicho contra el jefe
de la ciudad… 11 Cuando llegaron a su casa, les dijo: 12
¿Quiénes son ustedes apra poner a Dios a prueba? 14 Ustedes nunca
llegarán a conocer todo lo que siente una persona, no podrán apoderarse de sus
pensamientos. Entonces, ¿cómo van
a comprender a Dios que hizo todas las cosas? No, hermanos, no provoquen la cólera del Señor, Dios
nuestro. 15 Si no quiere socorrernos en el plazo del cinco días,
tiene poder para salvarnos en cualquier otro momento, como la tiene para
destruirnos en presencia de nuestros enemigos. 16 Por ustedes no
exijo garantías a los designios del Señor, nuestro Dios, porque Dios no se
somete a las amenazas como un hombre, ni se le impone decisión alguna, como a
hijos de hombres. 17 Más bien pidiéndole que nos socorra mientras
esperamos confiadamente que nos salve y él escuchará nuestras súplicas, si le
agrada hacerlo.
Viernes 11 de marzo de 2005
Colosenses 1, 22-24; 28-29; 3, 5-6;
12-13
21 Ustedes mismos en otro
tiempo se quedaron aparte y con sus obras malas actuaron como rebeldes. 22
Pero con su muerte Cristo los reconcilió y los integró a su mismo ser humano
mortal, de modo que ahora son santos, sin culpa ni mancha ante él. 23
Pero, por supuesto, perseveren en la fe; muéstrense firmes, cimentados en ella;
no se desvíen de su esperanza, tengan siempre presente el Evangelio que
han oído, que ha sido predicado a
toda criatura en este mundo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser encargado. 24
Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por ustedes, pues así completo en mi
carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es
la Iglesia. 28 A ese Cristo anunciamos cuando amonestamos a cada uno
y le enseñamos la sabiduría, pues queremos que cada uno llegue a ser «perfecto»
en Cristo. 29 Este es mi trabajo, al que me entrego con la energía
que viene de Cristo y que obra poderosamente en mí. 3, 5 Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es
«terrenal», es decir, libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos deseos y
el amor al dinero, que es una manera de servir a los ídolos. 6 Tales
cosas atraen los castigos de Dios. 12 Pónganse, pues, el vestido que
conviene a los elegidos de Dios, sus santos muy queridos: la compasión tierna,
la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia. 13 Sopórtense
y perdónense unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez
hagan ustedes lo mismo. El Señor me da a entender que este
sufrimiento que siento es para que me acerque más a El y desprecie todo lo “mundano”,
que es pasajero y no vale nada. Sólo
cuenta su amor. ¡Señor, me
duele! pero: “Tú sabes y Tú me
amas!
A mediodía vino el Ing. Rodríguez y
me dijo que se iba a retirar de La Casa Castro, para dedicarse a otra
cosa. Sentí un enorme dolor y un
querer preguntarle al Señor: ¿Señor mío y
Dios mío, por qué me has abandonado?
También me notificaron que Napoleón iba a renunciar. Sentí un gran dolor todo el día, pues
el Señor sabe cómo duele, perder a uno de nuestros empleados. Le preguntaba ¿Señor, qué quieres que
haga? ¿debo ya desistir? Me entraron dudas, de si estoy haciendo
lo que el Señor quiere y de si en realidad he cometido un error, forzando a
todo el personal a esta situación.
Me fui al Santísimo a los 3:00 p.m.
a rezar el Rosario de la Misericordia.
Sentía al Señor cerca, pero lejos a la vez; como diciéndome, Yo te amo, pero es
necesario esta prueba para que tu amor hacia mí crezca aún más.
Sábado 12 y domingo 13 de marzo de
2005
Cantares 8, 1-7; 2 Crónicas 5, 1; 6,
1-2
Durante la noche de ayer me puse a
preparar el programa de hoy, es el pasaje de Lázaro y su resurrección. El Espíritu Santo me iluminó con el
pasaje en que el Señor, aún amándolo tanto y sabiendo que iba a morir, El
todavía decidió esperar “dos días más” para ir adonde estaba él y ayudarlo o
más bien “resucitarlo”. Todo para
que quedara evidente y fueran todos testigos de “Su poder” y que si lo hubiera
sanado antes de que muriera no hubiera sido tan evidente. Así sentí que me decía: todavía no es el momento. Me levanté por la mañana pidiéndole su misericordia, su
amor, su comprensión… y ¡su milagro! Pues el dolor que siento es
agobiador. Me dijo: 1 ¡Ah, si tú fueras hermano mío, alimentado con el pecho de mi
madre! Te podría besar al encontrarte afuera sin que me despreciaran. 2
Te llevaría a la casa de mi madre, a la habitación de la que me concibió. Te daría a beber vino fragante y un
licor hecho de granada. 3 Su izquierda se desliza bajo mi cabeza y
su derecha me abraza. 5 ¿Quién es esa que sube del desierto apoyada
en su amado? 6 Guárdame en tu corazón como tu sello o tu joya,
siempre fija a tu muñeca. porque es fuerte el amor como la muerte, y la pasión,
tenaz como el infierno; sus flechas son dardos de fuego, como llama de Yavé. 7
¿Quién apagará el amor? No lo podrán las aguas embravecidas, vengan los
torrentes, ¡no lo ahogarán!
Toda la mañana pasé Preparando el
programa. Vinieron a almorzar
Ariana y Luigi y aquí estaba Camila.
Preparamos un almuerzo en barbacoa y yo cociné la carne (más o menos). Pasamos un rato muy bendecido por el
Señor. Podía sentir su presencia y
sus bendiciones. Me sentí muy
especial, pues El nos demostraba que estaba con nosotros. Igualmente, por la noche fuimos adonde
mis papás y ahí estaba Alex y Antonietta e Isabela y también estuvo la reunión
muy bendecida.
El domingo me levanté a orar el “Rosario
de la Llama del Amor”. Después el
Señor me dijo: 1 Así fue concluida toda
la obra (del Señor) que hizo Salomón para la casa de Yavé. Salomón hizo traer todo lo que había
sido consagrado por su padre David, la plata, el oro y todos los objetos y lo
puso en los tesoros de la Casa de Dios.
6, 1 Entonces dijo Salomón: Yavé ha dicho que habita en una espesa nube. 2
Yavé ha edificado una casa, un lugar donde habites para siempre.
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