Lunes 22 de Septiembre de 2003
Me levanté bien preocupado y apesadumbrado, de todos los problemas que se nos pudieran venir por meterme en la política y que habíamos comentado con mis papás y hermanos. Me puse a orar, pidiéndole de nuevo al Espíritu Santo que me iluminara y la lectura me llevó a Romanos 8, 30-31: Así pues a los que Él eligió los llamó; a los que llamó los hizo justos y santos; a los que hizo justos y santos les da la gloria” 31”¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros ¿Quién estará contra nosotros? Le di gracias al Señor. Alabé al Señor, gracias Señor por Tú infinita misericordia.
El día pasó normal, el mismo proveedor amenazando con sacar la mercadería y yo pidiéndole a Dios que me ilumine, para ver que le planteo.
Por la noche nos reunimos con los Escobar, mi familia política y todos estuvieron de acuerdo en que aceptara. Le di gracias a Dios, pues podía sentir su mano uniendo a toda la familia e iluminando nuestra decisión. Durante la cena, leí el pasaje de Isaías 1, 21-26, que me había salido ayer, para inculcarles a nuestros hijos la lectura de La Biblia. Me llamó la atención que doña Sylvia, mi suegra, comentó que Don Carlos Escobar (Q.D.D.G.), mi suegro, leía la Biblia todo el tiempo y le decía que todo el mundo la debería leer: “pues en ella están las respuestas a todo lo que nos pueda suceder”. Lo mismo que ahora pienso yo y debo promover (otra señal clara que debo aceptar la proposición a la candidatura, pues se me facilitaría la promoción de La Palabra de Dios).
Martes 23 de Septiembre de 2003
Oré poco, pues fui a hablar con un gran amigo analista político y muy inteligente y sincero. También me dijo que aceptara, que el proyecto era importante para el país, pues la gente ya está cansada y quiere un cambio y que él pensaba que Héctor Silva es una buena persona.
Por la tarde hablé con otro excelente amigo y también analista enonómico y político e igualmente me dijo que aceptara; que el país se lo merecía. La idea le encantó. De nuevo, siempre los dos amigos recomendándome que me cuidara en lo personal, por todos los ataques que me pudieran venir.
Por la noche fuimos a la reunión de “Encuentros” y fue una dinámica especial, de escoger un papelito cada uno con un pasaje de La Biblia y otro con una canción. Mi pasaje fue Eclesiastés 5, 1-4 y el mensaje que me dio el Espíritu Santo es que hay que aceptar la voluntad de Dios, pues todo viene de Él y tiene algún fin. Este mensaje sentí que se aplicaba para las dos grandes preocupaciones que tengo, que son: Schwartz y la decisión de si aceptar la candidatura o no y que en ambas, lo que tengo que hacer es dejar todo en manos de Dios. En la canción que me salió, el mensaje fue: “Si no lo hago yo, entonces quién lo hará?”. Con esto, el Espíritu Santo me dio otras dos “señales claras”, pues además a Sylvia Regina le salió el mismo pasaje de Jeremías 1, 4-10, que es el mismo que el Señor le dijo a Edith que me leyera en una de sus primeras reuniones con nosotros.
Hoy el Señor nos manda a ser sus apóstoles, “en pareja”, “juntos”, “de dos en dos”. ¡Gloria a Dios!
Miércoles 24 de Septiembre de 2003
Fue un día de espera y de oración. Me reuní con Alex en la mañana y decidimos que debía aceptar la candidatura, pero que debía poner algunas condiciones que aseguren una Vicepresidencia activa, en caso de ganar y con responsabilidades específicas. Decidimos seguir luchando con Schwartz, esperando en el Señor. La verdad es que la única razón porque seguimos es por Fe en el Señor. Bendito sea el Señor, pues eso permite que los empleos continúen.
En la tarde tenía la reunión con los dos secretarios generales y a última hora la clausuraron. Ya estaba dispuesto a aceptar la candidatura y el Señor dispuso otra cosa, por algo será y Él sabe mejor. Me sentí triste, pues ya había cancelado la reunión con los del centro comercial y esto atrasa todo. Regresé a casa triste y se notaba mi tristeza, pues no resolví ni lo uno ni lo otro, pero confiado en el Señor, “que será para mejor”.
Jueves 25 de Septiembre de 2003
No pude orar mucho, pues fui a reunirme con otro gran amigo analista político, para consultarle la decisión. La reunión fue positiva y también piensa que debo aceptar, para beneficio del país.
A mediodía almorzamos con Alex y él me sugirió consultarlo con varios amigos empresarios. Nos dimos cuenta que, a lo mejor, por eso el Señor había hecho que la reunión de ayer se cancelara.
Antes de eso, me llegó un correo de un proveedor grande, pidiéndome que retire la mercadería y eso me mantuvo perturbado todo el día, no comprendiendo y pidiéndole fuerzas al Señor, para saber qué es lo que Él quiere con relación a esto. ¿Será que quiere que cerremos?. ¿Será qué ya me encaminó hacia donde Él quiere o sea a política? y que ahora debo “soltar” o dejar de tratar de sacar los almacenes adelante? Me sentía bien preocupado.
Fui a ver a mis papás y también estaba una de mis hermanas. La reunión fue muy positiva, como en otro ambiente, más unidos y buscando un mismo fin. Por la noche fuimos a la reunión de “Encuentros”, antes de eso me fui al Santísimo en el Corazón de María, pues sentí el deseo de visitar al Señor y pedirle su ayuda. ¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!
En la Asamblea de “Encuentros” habló el Padre Fabio Colindres y se me salieron las lágrimas cuando él mencionó que en toda decisión difícil, lo que deberíamos preguntarnos es “¿Qué haría Jesús?”. En ese momento, el Espíritu Santo me dijo, “no cerrar los almacenes, hay que seguir luchando, todo tiene su propósito”.
Satanás nos trató de hacer daño y separarnos a la hora de rezar el rosario, antes de acostarnos… pero no lo logró, pues entendimos que eso era lo que él quería. ¡Bendito seas, Señor Jesús!
Viernes 26 de Septiembre de 2003
Al levantarme, Sylvia Regina me dio un beso y yo la abracé igual, pues a través de las oraciones de ayer, Dios nos había hecho ver que era el diablo quien nos había querido dividir. Le di gracias a Dios porque ya empezamos a detectar las acciones y tentaciones del maligno.
Nos reunimos con nuestro abogado, que ha sido ministro de anteriores gobiernos y le conté lo de la candidatura. Reaccionó bien positivo, diciendo que debería aceptar. Por la tarde me reuní con dos empresarios amigos y también ambos reaccionaron positivamente y recomendándome que aceptara.
Comprendí que indudablemente había sido la acción del Espíritu Santo el que se hubiera pospuesto la reunión del miércoles anterior y que a Alex le hubiera dado la idea de que visitara a empresarios amigos, pues las reuniones de hoy fueron bien oportunas.
Por la noche hicimos oración cantando con Sylvia Regina, pidiendo la misericordia del Señor. Siento un gran dolor, por lo de los almacenes y le pido al Señor que me ayude, si esa es su voluntad.
Sábado 27 y domingo 28 de Septiembre de 2003
Hoy fui a Metrocentro y los empleados me dijeron que querían hablar conmigo. La reunión fue muy positiva y con la presencia del Espíritu Santo, pues sentí que eran sus palabras las que salían de mi boca. Siento Su presencia en cada uno de los empleados y como que su voluntad es hacer evidente, en cada uno de ellos, que si salimos adelante es por un milagro suyo y que así la Fe se fructifique en cada una de esas familias y sus vecindarios. Por supuesto que en el caso mío, yo ya estoy seguro que si salimos adelante solo puede ser por un milagro. Tengo Fe que va a venir.
El domingo fuimos al mercado de pulgas de Cristo Redentor y después a almorzar con Bobby y Florence. Me sentía bien triste, sintiendo al Señor bien cerca pero triste, pues no entiendo cómo o para qué, Él pudiera querer que los empleos de Schwartz se pierdan. Le pedía su misericordia, pues el dolor es intenso. Trataba de sonreír, pero me era difícil.
Por la noche fuimos donde mis papás y mi mamá me dijo que ella estaba esperando “un milagro”. Sentí que era un mensaje de Dios y que el Espíritu Santo había hablado a través de ella, confirmandonos que el milagro se va a dar.
Por la noche fui donde otro empresario amigo y me dijo siempre más o menos lo mismo en cuanto a que debo aceptar la candidatura o sea que la decisión ya no podía tener ninguna duda. El Señor quiere que tome ese camino y acepte y que lo demás lo deje en sus manos. ¡Jesús, yo confío en Ti!