Portada

Portada
Canonización de Monseñor Romero

viernes, 2 de diciembre de 2011

¡BAJEMOS LOS IMPUESTOS!


De todos es conocida la discusión a nivel nacional en relación a que el gobierno quiere subir los impuestos, con el argumento que no tiene suficientes recursos para controlar la delincuencia y el resto de sectores que se niegan a que estos impuestos se incrementen, sosteniendo que no es el momento adecuado; pues aparte de la falta de credibilidad en el buen uso de los actuales fondos, también piensan que la situación económica no está para estos incrementos y por tanto lo único que se haría es prolongar aún más el comienzo de la recuperación económica; causando todavía más desempleo, lo cual daña a la misma población que se pretende beneficiar.

Sin entrar en consideraciones específicas de ambas posiciones, en el corto plazo pareciera que ambos planteamientos son atendibles, pues la delincuencia se ha vuelto ya la mayor preocupación de todos los salvadoreños y para controlarla, es indudable que se necesitan más recursos.  Esta es la causa por la que la confrontación pareciera no tener solución y ha llegado ya a niveles peligrosos.  Inclusive confundiéndose, de parte del partido en el gobierno, quienes son en realidad sus adversarios políticos y volviendo a ciertas actitudes de confrontación, parecidas a las que existían antes de la firma de los “Acuerdos de Paz” y de las cuales ya todos los salvadoreños estamos mas que cansados.

Contrario a la creencia de que la única forma de generar mayores ingresos es la de “subir impuestos”, a lo que el gobierno debería apostar y la empresa privada debe comprometerse es a “incentivar la actividad económica”, con el propósito de generar mayores ingresos al gobierno, no por la vía de incrementar los impuestos, sino por medio de una mayor producción de bienes y servicios; que a su vez genera mayores ingresos al Estado creando un “círculo virtuoso de desarrollo” y no un “círculo vicioso de desempleo”.

Al considerar algunos de los distintos impuestos, en el caso del IVA por ejemplo, pareciera que lo mas lógico para incrementar los ingresos del gobierno es aumentar la tasa actual.  Sin embargo, lo que más bien hay que hacer es “bajarla”, introduciendo una tasa diferenciada la cual sea menor para aquellos productos mas esenciales y mayor para aquellos productos que no los consumen las grandes mayorías.  Al bajar la tasa para aquellos productos de mas básica necesidad y subirla para los productos mas suntuarios, lo que se estaría promoviendo es un mayor crecimiento económico y por tanto eventualmente, la nueva mezcla incrementaría el monto de ingresos al gobierno por este concepto; pero de forma que este no perjudique a las clases más necesitadas y dinamice la economía.

Por igual sería en el caso del impuesto sobre la renta.  Tal y como es la reciente propuesta del FMLN, el impuesto sobre la renta debiera eliminarse no solo para aquellas personas con ingresos menores a los quinientos dólares mensuales, sino  mejor aún, para todas aquellas personas con ingresos menores a los mil dólares mensuales; de forma que este incremento en el ingreso neto de este segmento de la población pueda servir de aliciente promotor en el consumo de bienes y servicios y “dispare” la reactivación de la economía en general; que es lo que urge en estos momentos para generar los empleos necesarios, como para que los jóvenes actuales tengan menos incentivo para delinquir.

En compensación a lo anterior, a lo que el gobierno debiera comprometerse es a reducir el gasto corriente para compensar la baja de ingresos que pudiera recibir en el corto plazo y con este compromiso del gobierno, los salvadoreños más privilegiados debiéramos estar dispuestos a aceptar una nueva tabla del pago del impuesto sobre la renta, que incremente la tasa del impuesto para aquellas personas y/o empresas con mayores ingresos a los mil dólares mensuales; pero siempre y cuando se restablezca el incentivo de excepción, para que las inversiones en los sectores de la agricultura e industria puedan ser deducidas del pago de impuestos; lo cual sería un motor dinamizador para el crecimiento de la economía, generando más empleos y sin requerir la participación burocrática del Estado.

En cuanto al impuesto al patrimonio, este existe en la mayoría de países del mundo.  Lejos de tratar de argumentar que este no se debe introducir, lo que habría que procurar es de disminuir el efecto confiscatorio que indudablemente tiene, de forma de aplicar una tasa no mayor a la que tienen la mayoría de países latinoamericanos  y cuidando que este no se obligue a las personas o empresas que si bien poseen un bien, sus ingresos netos no sean iguales o mayores que el impuesto computado por este concepto.  En adición, debiera cuidarse también que este impuesto al patrimonio no se  aplique a la casa de habitación de las personas y sus bienes muebles, independientemente de su valor, pues esto es contrario al derecho a la privacidad y posesión de vivienda; lo cual es un elemento esencial para promover el incentivo empresarial, que es la base de toda economía social de mercado como la nuestra.

En todo caso, los entendimientos entre sectores serían mucho mejor, si cuando menos todos pudiéramos ponernos de acuerdo en que, los planteamientos de necesidades presupuestarias del gobierno deben accionarse en función eminentemente técnica y no política y que estos no deben encaminarse a tratar de resolver el déficit presupuestario de un período de gobierno determinado; sino más bien a aminorar los problemas de los déficits presupuestarios de los próximos.

1 comentario:

  1. "Prediquen el Evangelio. Si es necesario, usen palabras."

    San Francisco de Asís

    ResponderEliminar