El Señor me ha dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. Salmo 2, 7. Esto se lo dice Dios no solo a Jesús de Nazaret, sino es Su deseo para con cada uno de nosotros en lo personal; sobretodo en este día.
Que poco nos acordamos ya de lo que en realidad se trata la navidad. Si bien es cierto que la mayoría pudiera estar consciente que se trata de la celebración de cuando el Niño Jesús vino al mundo hace más de dos mil años, lo cual cada día se olvida más; muy pocos estamos conscientes que la verdadera celebración debiera ser que también en esta este día, el Niño Dios pueda nacer en nuestros corazones.
Si continuamos leyendo el Salmo 2, podremos darnos cuenta de la maravillosa promesa que nos hace Dios, si El nace y permanece en nuestros corazones. Nos dice: 8 Pídeme y te daré las naciones en herencia tuya y extenderé tu dominio hasta los extremos de la tierra y continua: 10 Por eso reyes, piénselo bien, aprendan la lección gobernantes de la tierra.
Nuestro querido país está pasando por un momento bastante difícil de, sobretodo, una violencia generalizada. Todos estas víctimas son también nuestros hermanos.
Para contrarrestar esta violencia generalizada, en esta noche de navidad quisiera invitarlos a que cuando menos por un instante, busquemos un momento de soledad con Dios y le pidamos a la luz del Salmo 2 que toda esta violencia entre hermanos cese y que el Divino Niño Jesús nazca en nuestros corazones y en el de todos aquellos salvadoreños que estando tan alejados de Dios, no van a pensar en El ni siquiera en un pequeño momento, durante esta bendita “Noche de Paz”.
El Salmo termina asegurándonos: 12 ¡Dichoso quien se acoge a El!.
Nos podríamos preguntar y ¿cómo voy a saber si el Divino Niño Jesús ha nacido en mi corazón?. La respuesta a esta pregunta es que lo vamos a saber, cuando hagamos con los demás lo que Jesús haría por ellos, aunque no los conozcamos; pues ya hemos comprendido que todos somos hijos de Dios y templos del Espíritu Santo.
Agradeciéndoles todo su apoyo y oraciones durante este año y esperando que nuestro testimonio siga sirviendo para que se acerquen cada día más a Dios, nos permitimos desearles una feliz navidad para ustedes y todas sus familias; esperando que el Señor haga resplandecer su rostro en ustedes y les de su Paz.
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