Lunes 23 de Junio de 2003
Hoy como que regresé a la realidad, una realidad difícil, pues el tiempo se acaba. Un centro comercial está presionando, varios proveedores están presionando, las ventas no mejoran, el juicio no camina; Nejapa Power no cambia de actitud, los Bancos no dicen nada.
Pasé el día sólo esperando, viendo a quien llamaba para ver si conseguía alguna noticia con esperanza. Mi única paz es la oración a Jesús: “Señor Jesús, ten misericordia de mí”. La repetía constantemente y en la medida que la repito me da más Fe, que Él nos va a hacer el milagro.
Fui a casa de mis papás después de misa y ahí estaban todos mis hermanos y cuñados, todos en familia, alegres y contentos en una reunión como las de antes. Le di gracias a Dios.
Me contaron que la operación para ponerle el catéter a mi mamá había estado excelente y todo había salido bien. Bendito sea Dios.
Martes 24 de Junio de 2003
Hoy sólo seguí esperando. Me reuní con mi amigo de uno de los centros comerciales y por suerte van a seguir ayudándonos; bueno, no es suerte sino un “pequeño milagro de Dios”, como los llama Sylvia Regina. Otra demostración más que Él nos está diciendo: “no se preocupen que todo se va a arreglar”. Eso es lo único que me sostiene.
Continúo rezando con mayor insistencia y constancia la oración a Jesús: “Señor Jesús, ten misericordia de mí”. Me produce un enorme gozo y me da una paz especial, me siento bien pidiendo su misericordia, también he pasado leyendo el libro de San Agustín sobre “La Oración”.
Hoy en misa, el Padre Juan José hablando de Juan Bautista, mencionó que Dios le pone a los hombres especiales y que les va a encomendar una misión, un nombre de acuerdo a su misión y que Juan quiere decir: “Dios concede” y preguntó que nombre quisiéramos que nos pusiera a nosotros, de acuerdo a la misión que creemos que se nos ha encomendado. Al principio no sabía que escoger, pero el Espíritu Santo me iluminó con el de “misionero”. Comprendí que ese es mi llamado y para lo que me ha estado preparando el Señor y le dije: ¡Señor, estoy listo a hacer tu voluntad!
Miércoles 25 de Junio de 2003
Hoy fue otro día de espera, me pasé todo el día leyendo el libro de “La Oración” de San Agustín, es ya mi único consuelo, estar cerca del Señor; orando y leyendo La Biblia.
Fui a misa y la misa la dio el Padre Fierro, después me fui al Santísimo a pedirle al Señor su misericordia y que me dé fuerzas, pues siento desfallecer. No me quería venir de ahí, pues siento una gran tranquilidad estar en su presencia.
Jueves 25 de Junio de 2003
Hoy fue lo mismo, no pasó nada, sólo esperar, esperar, esperar la voluntad del Señor; no hay nada que se pueda hacer ya. Tuvimos la Junta Directiva y la actitud de todos es también solo la de: “esperar la voluntad del Señor”.
Estaremos pronto a cerrar? Le sigo pidiendo al Señor que me ilumine sobre “cual es su voluntad” y si debemos cerrar ya. Casi puedo oír su voz diciéndome: “ten paciencia, no ha llegado el momento”, “el milagro va a venir cuando convenga, según mi voluntad”.
Eso es lo que leí ahora en el libro de “La Oración” de San Agustín. Lo que dice es que: “el premio entre más se tarda, más se disfruta cuando se obtiene”.
Por la tarde me fui a Merliot a comprar el libro de Benny Hinn, “Buenos Días Espíritu Santo”. Lo comencé a leer desde temprano en la tarde. Le pedía a Dios que me acerque de esa forma hacia Él, que me llene el Espíritu Santo de la forma como se le manifestó a Benny Hinn; que se vuelva “mi mejor amigo”, “mi acompañante”. Que sólo desee estar con Él. “Señor Jesús, ten misericordia de mí”, “Ven Señor Jesús”.
Viernes 27 de Junio de 2003
Hoy pasé otro día de sólo esperar, nada pasó. Los Bancos no están ni siquiera decidiendo nada, pues la verdada es que ni les importa, nuestro abogado fue a hablar con ellos y después de dos semanas, no han considerado mayor cosa. Mas bien, el abogado del Banco le dijo a nuestro abogado que él no entendía porqué no habíamos cerrado ya.
No sé que estoy esperando. Le pedía al Señor que tuviera misericordia y que me iluminara, para saber si debemos ya cerrar o no. Él me sigue diciendo que no, pero mis fuerzas están ya por agotarse.
Recibí un e-mail de Arturo, nuestro animador del grupo de “Encuentros”, bien reconfortante y con un mensaje del Señor que si: "¿nos habíamos dado cuenta del regalo que nos hizo ayer el Señor, de irlo acompañando con la campana en la procesión por toda la iglesia?” Eso nunca lo habíamos hecho, claro que nos dimos cuenta! Son los pequeños milagros que me sostienen.
Me fui a misa de 5:30 pm a Cristo Redentor, pues quería estar con Dios. Al regresar y creer que me iba a poder sentar a leer el libro de “Buenos Días Espíritu Santo”, me llamó Sylvia Regina que se les había ido una llanta por “Colima” y que las fuera a traer. Venían de visitar “La Palma” con los tíos Egger y Sylvia Ann. Al principio no encontré razón para ir hasta allá, pues venían con Mauricio y seguro que él podía cambiar la llanta, pero Sylvia Regina se molestó al saber que no iba a ir, realmente no sé porqué… asi es que mejor terminé iyendo y ya no pude seguir leyendo el libro, pues regresamos bien tarde.
Sábado 28 y domingo 29 de Junio de 2003
Hoy amanecimos con solo la Pathfinder buena, la Discovery tiene malo los frenos, la Previa no tiene dos llantas y el Volvo no arranca. Señor Jesús, ten misericordia de mí!
Fuimos a misa y nos fuimos al Flor a pasar el fin de semana, con todos los Escobar.
El domingo me levanté bien temprano, pues sentía unos grandes deseos de seguir leyendo el libro del Espíritu Santo, lo terminé como a las 5:00 p.m.
Por la mañana salimos a caminar y no me daban ganas de estar con nadie, sino de estar solo y orar, repitiendo: “Señor Jesús, ten misericordia de mí”.
Temprano en la mañana le hablé a Miguel Angel, para ver si ya había ido a dejar a María Antonieta y me dijo que no se había ido, pues mi papá se sentía mal y había llamado al Doctor… Otra prueba! Los carros, mi papá, mi mamá, las empresas, el juicio contra Nejapa Power, Sylvia Regina que terminó molesta al final del día; el Espíritu Santo que no siento que se comunica conmigo directamente.
Sin embargo, a pesar de todo esto tengo una gran paz, pero a la misma vez una gran cruz que llevar. ¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!
Lo único que me conforta es saber que Dios está aquí conmigo, dándome fuerzas, pues sino ya no aguantaría.
"El Hijo de Dios, al hacerse hombre, se hizo en todo semejante a nosotros, menos en el pecado. Trabajó y sintió la fatiga. Experimentó incomprensión y ataques. Sintió desconsuelo ante la resistencia que muchos le ponían. Sufrió la dureza de entendimiento, supo de la traición y la calumnia, del abandono y de la injusticia. Pero sus dolores no fueron inútiles: su pasión nos redimió a todos. Así nos invita a que vayamos con El. Así podremos llevar, en paz, el peso de la cruz que nos corresponde llevar."
ResponderEliminarComentario del Evangelio de hoy.