Lunes 11 de Agosto de 2003
Le pedí en mis oraciones a Dios que me iluminara y me diera fuerzas para aceptar la voluntad del Señor. Cuando llegué a la oficina y hablé con dos ejecutivos de los distintos Bancos, me sentí con una gran presencia del Espíritu Santo, pues sentía una gran calma y templanza.
Me fui a hablar con Alex y la reunión fue bien positiva y solidaria. Igualmente después nos reunimos con una de mis hermanas y sentí el deseo de comenzar diciendo “Estoy bien espiritualmente y bastante mal mundanamente”; sin embargo, el Espíritu Santo facilitó la conversación y nuestra reunión fue sumamente positiva, le di gracias a Dios por todas sus bendiciones.
Después, en la tarde me reuní con el gerente de Schwartz, pues decidí reunirme con él para ver si cambia de opinión, pero ante todo dejé su decisión, en manos del Señor; Él sabrá que es lo mejor.
En la tarde me reuní con el gerente de uno de los Bancos y la reunión fue positiva. Sentía una gran presencia del Espíritu Santo, que me facilitaba las palabras y salí con una gran seguridad que hemos hecho lo adecuado y lo que hemos podido o sea que hemos “llenado las tinajas de agua” y ahora sólo le toca al Señor ver si hace el milagro y nos lo convierte en vino; Él sabrá que es lo mejor.
Gracias Señor por todas tus bendiciones, no dejes nunca de estar a mi lado, bendito seas Señor.
Martes 12 de Agosto de 2003
Pasé un día sólo esperando y viendo que hacía. Mandamos la carta al Banco con nuestra última “oferta”. No podía comprender como, conociendo nuestras necesidades y urgencia, todavía estuvieran tratando de sacarnos el máximo de ventajas adicionales. Pasé todo el día sin nada que hacer, sólo pidiéndole a Dios, orando y leyendo el libro de Pasajes Bíblicos. Le pedía al Señor que estuvieran a tiempo los pasaportes de Camila y Roberto Adriano.
Ya en la tarde me llamó el ejecutivo del Banco, para decirme que las condiciones se mantenían. Me sentí bien decepcionado con el Señor, tengo que aceptarlo y le pedía fuerzas y que me iluminara para comprender su voluntad ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿No es mejor que se arregle todo ya, pues ya estoy cerca de Tí? Dichosamente mi amor es tan grande, que sé que por muy mal que nos parezca, estas decisiones siempre serán las mejores y que por alguna razón, Él todavía no quiere que las cosas se compongan.
Me fui a platicar con Alex y él también se decepciona, a veces, con el Señor. Lo vi enojado y desesperado, como queriendo reclamarle al Señor, pero también noté su docilidad a Su voluntad y terminamos aceptándola cualquiera que ésta sea. Decidimos mantenernos en nuestra posición y pedirle a Dios que nos ayude para aceptar su voluntad, cualquiera que ésta sea.
Por la noche fui a la reunión de “Encuentros” sin Sylvia Regina, pues ella se fue a Boston hoy.
Miércoles 13 de Agosto de 2003
Oración es lo que me hacía falta
y es lo mismo que me dijo el Padre Fernando el 4 de marzo:
“Oración constante y abandono total en Dios”.
Me levanté y encontré una nueva forma de orar, poniendo el banquito de plástico para sentarme y sentirme cómodo. Pude orar por bastante tiempo y sin cansarme. La solución para no cansarme la tenía aquí mismo y esto es algo que había andado buscando por todos lados. ¡Gracias Señor!
Por la noche hice lo mismo y las oraciones me resultaron cortas, pues yo hubiera podido continuar. El día fue bastante duro. Le planteamos al Banco nuestra última posición y ahora sólo queda esperar la voluntad de Dios.
KPMG me pidió una cita y no sé que decirles, pues quizás ya quieren renunciar, ya que Roberto debe haber comunicado su decisión de retirarse de la empresa y ellos deben estar medio nerviosos. Los proveedores ya están bien desesperados. Uno de los centros comerciales nos mandó a preguntar que: “¿qué es lo que queremos para desalojar?” o sea que no sé si vamos a llegar a un acuerdo. ¿Será la voluntad del Señor que Schwartz siga adelante? Ya no lo sé y tengo mis dudas, pues la razón del porqué Él pudiera haber querido llevar todo esto lentamente es para que “me niegue a mí mismo, cargue mi cruz y lo siga” y eso ya lo logró, pues estoy dispuesto a hacer lo que Él quiera, cuando quiera y como Él quiera… Bendito sea Dios! ¡Que lo pierda todo, pero que no te pierda a Tí!
¡Bendice a todas las familias que dependemos de Schwartz y protégenos para aceptar Tu voluntad, pues Tú sabes mejor qué es lo que más nos conviene, Amén!
Jueves 14 de agosto de 2003
Hoy el Banco nos contestó
que no nos iban a dar el financiamiento.
¡Jesús, yo confío en Ti!
Amanecí orando y pidiéndole a Dios que me diera fuerzas para aceptar cualquier decisión que nos comunicara el Banco, le decía: “Que se haga Tu voluntad y dame fuerzas para aceptarla”. Yo presentía que el banco nos iba a decir que no, pues siento que ésta es otra prueba más que Dios quiere darnos y gracias a Dios, el Espíritu Santo me está ayudando a comprender y aceptar su decisión.
Ahora veo con claridad que mi testimonio tendría mayor fortaleza de Fe, si los bancos nos negaran el crédito, a que si nos lo aprobaran y todo se compusiera.
Fuimos a conocer con Alex un nuevo abogado para que nos defienda legalmente (y el cual no esté comprometido con los Bancos), pues un Director de Banco amigo nos aconsejó que no desistiéramos de nuestra posición, ya que eso es lo que varias empresas estan haciendo y ante esa intransigencia, los Bancos han terminado mejor aceptando su posición.
Ya este es uno de los pocos amigos que nos siguen ayudando en los bancos (los demás ya han desisistido por cansancio). En el futuro, ojalá que mi testimonio sirva para que los que lo escuchen comprendan el valor de la amistad y el acercamiento a Dios; los cuales valen más que cualquier tesoro del mundo, sobretodo cuando estemos frente al Señor en el Juicio Final.
Dios ha querido que experimente este vacío, tal y como Él lo experimentó en su pasión… pues Él también se quedó solo. Solo doy gracias a Dios, porque en estos momentos de gran dolor tengo a Sylvia Regina y todos nuestros hijos y el resto de nuestra familia; pues aún a pesar de las circunstancias, estamos unidos.
Como a mediodía, cuando estábamos reunidos en Junta Directiva me llamaron del Banco para notificarnos que “no nos habían autorizado el financiamiento”. Sentí que el mundo se “paraba”… pero a la vez, que Dios estaba con nosotros y que si eso era lo que Él quería, “eso es lo mejor”.
En misa, le pedí al Señor que me iluminara para encontrar la forma de no defraudar a los empleados, pues ellos estaban con toda Fe esperando el “milagro” y creyendo que íbamos a salir adelante.
Viernes 15 de agosto de 2003
Amanecí temprano para irme a Boston a la graduación de Sofía. Me sentía bastante deprimido y preocupado, pero agradecido con Dios por todas sus bendiciones, pues dentro de todo, aquí estaba yo pudiendo ir a la graduación de nuestra segunda hija.
Puedo sentir sus bendiciones y eso me ayuda a no sólo soportar mi cruz, sino a recibirla y llevarla con amor. Sin embargo, me sentía triste y deprimido, tal y como debe haberse sentido el Señor en su pasión.
En el viaje pasé leyendo el libro de “Para ti, quién es Jesús”, del Padre Estrada. No paré de leerlo y me sentía afortunado. Le pedía a Dios que me diera fortaleza para aceptar su decisión.
Por la noche oramos con Sylvia Regina, le dimos gracias por todas sus bendiciones.
Fuimos a cenar con Poncho, el novio de Sofía y nos cayó muy bien.
Sábado 16 y domingo 17 de Agosto de 2003
Hoy nos levantamos temprano para ir a misa, pero desgraciadamente era a las 8:00 am y no nos quedaba tiempo. Sólo visitamos al Santísimo y de nuevo le daba gracias por todas sus bendiciones y porque pudimos estar ahí, “en la graduación de Sofía” y ahí con Él, en su templo; más bien su casa. Quería quedarme a misa, para recibirlo en mi corazón.
Fuimos a la graduación y me sentí bien contento y privilegiado de Dios de como Él nos ha bendecido. Me sentí muy orgulloso de Sofía en toda la graduación, pues se miraba feliz y contenta. Escuchaba al Espíritu Santo diciéndome: “!Ama tu cruz! que ésta te santifica o acerca al Señor”.
Por la noche celebramos en el apartamento y yo no tenía deseos de hablar con nadie, pues me sentía preocupado. Solo quería estar pensando en Dios.
El domingo salimos a comprar la computadora de Ariana, nuestra hija mayor y nosotros no compramos nada, pero le daba gracias a Dios porque andábamos todos juntos disfrutando y bendecidos por el Espíritu Santo.
Almorzamos en casa de Roberto, mi cuñado hermano de Sylvia Regina, que en ese entonces estaba de cónsul en Boston y Doña Sylvia, mi suegra, me enseñó sus álbunes de fotos, de su reciente viaje Rusia. Podía ver la mano de Dios en todos esos edificios y obras de arte de San Petersburgo y El Hermitage.
Me sentía triste de ver como los hombres nos alejamos de Dios y no usamos los mismos dones que Él nos ha dado, para acercarnos más a Él y “hacer su voluntad”.
"Toda tú humildad consiste en que te conozcas a Tí mismo."
ResponderEliminarSan Agustín,