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Canonización de Monseñor Romero

martes, 13 de diciembre de 2011

Cronología de un Milagro - Julio 2003-III


Lunes 14 de julio de 2003

Hoy nos intervino un proveedor.

“Regresamos a la realidad” y venía confiado que Dios nos iba a dar un nuevo comienzo y todo se iba a empezar a arreglar.  Al llegar a la oficina, Juan Ernesto me contó que un proveedor nos había visitado el viernes, para ponernos una interventoría y sentí que no comprendía porqué Dios nos estaba poniendo esta prueba más.  Le pedí al Espíritu Santo que me iluminara para saber y comprender su voluntad, además que me diera fuerzas.
El Espíritu Santo me iluminó para que le contara a Juan Ernesto lo de "la maldición" y sentí que se impresionó bastante y le fortaleció aún más su Fe.  Comprendí que eso era lo que quería el Espíritu Santo, que no quede duda que Él va a hacer el milagro. 
Me acordé que lo más importante para el Espíritu Santo es ser dócil, así es que acepté su voluntad, con eso de la “intervención” del proveedor, pues Él sabrá mejor que nosotros, porqué nos está llevando a esto.  Hablé con Alex y él pensó lo mismo, que si esa era la voluntad de Dios, pues ni modo. 
Así se los comuniqué a los gerentes y todos estuvieron de acuerdo y lo aceptaron como algo positivo.  Es indudable que el Espíritu Santo me iluminó para comunicárselos de la mejor manera.
Señor, me abandono totalmente en Tu voluntad.  Amén.

Martes 15 de julio de 2003

Hoy entró Juan Ernesto bien motivado y lo primero que me contó fue que ayer había ido al Santísimo y había sentido un estremecer de todo su cuerpo, se veía “gozoso”.  Le di gracias al Espíritu Santo por haberse manifestado con él y conmigo, como para decirnos: “no se preocupen Yo estoy con ustedes”.
El día pasó básicamente sin pasar nada, yo completamente abandonado en la voluntad del Señor, seguro que Él está con nosotros y que todo esto es para bien; repetía constantemente la “Oración a Jesús” y siento una gran tranquilidad.
Fuimos a la reunión con mi papá en la tarde, le hablamos por teléfono a mi mamá (que ahora le empezaban su segunda aplicación de quimioterapia) y la sentí bien animada.  Mi papá igual, me siento completamente en las manos del Señor y con su completa protección.
“Señor Jesús, ten misericordia de mí”.

Miércoles 16 de julio de 2003

Hoy pasé todo el día sin poder hacer nada, no hay más que esperar la resolución del Banco y la cual casi estoy seguro que va a ser negativa. 
Alex fue a hablar con un director de un Banco y después de exponerle todo el caso, él mismo le aconsejó que si el Banco nos resolvía negativamente, que nos olvidáramos de Schwartz y se lo entregáramos al Banco en dación de pago; pues ante la intransigencia de los Bancos mismos, eso era lo que la mayoría estaban haciendo. 
Yo sigo confiado en que el milagro se va a dar, tengo confianza en Dios que así va a ser, aunque no sé por dónde, ni cómo; sólo sé que se va a cumplir lo que el Padre Fernando dijo, que “la solución va venir de donde menos la esperamos”.  No pude ir a misa, me dolió bastante no ir, pero mejor llevamos a mi papá a recoger sus anteojos, pues le hacían mucha falta.
En la noche me puse a leer La Biblia, pidiéndole al Espíritu Santo que me iluminara qué hacer y me ayudara con este peso que siento, me hizo leer:  Hechos 14, 22 “Es necesario que pasemos por muchas pruebas para entrar en el Reino de Dios”, le di gracias al Espíritu Santo por todas sus bendiciones.

Jueves 17 de julio de 2003

Recibí una llamada que no entendí porque era, pues me llamó el ejecutivo de un Banco, para que nos reuniéramos además con otro Banco a las 6:00 de la tarde.  Hablamos con Alex y nuestro abogado y decidimos que debíamos ir, aunque no sabíamos cuales eran las intenciones.
La reunión con los Bancos fue positiva y volvió a abrir la negociación.  Salí contento, sobre todo porque es una demostración más que el Señor está con nosotros y que vamos a salir adelante, aunque el resultado de la reunión no fue lo que nosotros hubiéramos querido.
Cenamos con mi papá, Alex y María Antonieta.  Durante la reunión le daba gracias a Dios porque las reuniones familiares han vuelto a ser lo que eran antes.
Le di gracias a Dios por este día, aunque de nuevo lamenté no ir a misa y me sentí más apenado conmigo mismo por mi todavía “amor al mundo”; pues con todo esto, se me olvidó por completo ir a la asamblea de “Encuentros”.  Al darme cuenta de esto, oré al Señor diciéndole y comprendiendo todo lo que está por venir:  “Señor, que lo pierda todo, pero que no te pierda a Ti”, que es una oración que me enseñó mi cuñada Celina.

Viernes 18 de julio de 2003

Hoy me puse a hacer números y llegué a la conclusión que no salimos con lo que habíamos acordado con los Bancos ayer. Le hablé al ejecutivo del Banco para ver si nos reunimos y quedamos de vernos a las 4:00 p.m.
Almorzamos con Alex y acordamos cual iba a ser nuestro planteamiento al Banco.  Siento la presencia y guía del Espíritu Santo en todas nuestras reuniones; pues tanto en Alex como en este servidor, existe una gran paz y mansedumbre que sólo puede venir de Él.
Hablé con un proveedor del exterior y aunque estaba bien molesto, después que hablamos se quedó bien tranquilo.  El otro proveedor importante no decide avanzar en la intervención.  Noté la mano de Dios en todo lo que está sucediendo.  Estamos en sus manos completamente, ya he aceptado su decisión cualquiera que ésta sea, así se lo dije a Juan Ernesto y Rogelio cuando nos reunimos: “Todo lo que me pasa es porque Dios así lo quiere y si Dios así lo quiere, por muy mal que me parezca, simpre será lo mejor”; los dos se quedaron tranquilos.

Sábado 19 y domingo 20 de Julio de 2003

Fuimos a la mañana familiar de la clausura del curso de verano del “Sherpas”, con Roberto Adriano.  Le daba gracias a Dios por todas sus bendiciones.  Tenemos problemas, como nunca los hemos tenido y sin embargo pudimos gozar la mañana con Roberto Adriano y Sylvia Regina; después fuimos a almorzar con Ariana, Luigi y Camila.  Le daba gracias a Dios por todos estos momentos.
Por la noche fuimos a cenar con mi papá y Alex y Antonietta, toda la reunión estuvo super bendecida por Dios.
El domingo por la mañana fuimos a celebrar el día del Divino Niño Jesús y asistimos a la misa de 11:00 en la Iglesia San Pablo.  Ahí estaba Juan Ernesto y toda su familia, incluyendo a sus papás.  Le di gracias al Divino Niño porque pude comprender que todo lo que nos ha pasado es para estar ahí este día. Si no nos hubiera ido tan mal ¿adónde estaríamos? Bendito sea Dios. 
En mis oraciones del sábado comprendí o más bien el Espíritu Santo me iluminó y realicé que ya no me importa qué es lo que nos pueda pasar y que lo más importante es no perder la presencia del Espíritu Santo.  Comprendí también que uno es feliz, siempre y cuando se haga la voluntad del Señor y no la de uno.  Comprendí o más bien, el Espíritu Santo me iluminó que el gozo y la felicidad está en:  a)  ser dócil a su voluntad y dejarse llevar;  b)  orar constantemente y c) aceptar la cruz con alegría y gozo, para ser coherederos de Cristo; pues el calvario (o sea el sufrimiento) precedió a su Resurrección y al Pentecostés. 

1 comentario:

  1. "En primer lugar, uno acepta la "realidad" del sufrimiento. Segundo, uno "muere a sí mismo", dejando ir esa parte nuestra que quiere controlar el futuro o negar el sufrimiento. Finalmente, uno experimenta una nueva receptividad a Dios que reeplaza el "amor a uno mismo".

    Dorothee Soelle.

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