Lunes 7 de Junio de 2004
Hechos 28, 1-31
Hoy hablé con Vidal y me confirmó que la Corte de Apelación
había resuelto el caso a favor nuestro. ¡Aleluya!
Hoy me levanté temprano, consciente del mensaje que me había dado ayer la Virgen Santísima en la estampa que nos dieron, que: “no hay que ceder a la pereza en las mañanas y que hay que levantarse pronto”.
Me puse a orar pidiéndole al Espíritu Santo que me iluminara para saber que es lo que quiere el Señor de mí, después de este “Retiro de Fe y Conversión” con El, pues estoy confuso; ya que no sentí mayor cosa y El me hizo que repasara todos mis apuntes del Retiro (cosa que no había hecho con los otros) y apunté en rojo los mensajes que había recibido y que todos apuntan a que me dedique a promover Su palabra y buscar la conversión de los demás. Después le pedí que me diera Palabra y me dijo: 28, 1 Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2 Los nativos nos trataron con una cordialidad poco común, encendieron una hoguera y nos cuidaron a todos, ya que llovía y hacía frío. 8 Precisamente el padre de Pablo estaba en cama con fiebre y disentería, Pablo entró a verlo, oró, le impuso las manos y lo sanó. 9 A consecuencia de esto todos los enfermos de la isla acudieron a él y fueron sanados. 30 Pablo, pues, arrendaba esta vivienda privada y permaneció allí dos años enteros. Recibía a todos los que venían a ver. 31 Proclamaba el Reino de Dios y les enseñaba con mucha seguridad lo referente a Cristo Jesús, el Señor y nadie le ponía trabas. Cuál es mi Malta? El Espíritu Santo me iluminó para decirme que lo que me estaba concediendo el Señor era el “Don de la Imposición de Manos”. Me postré ante el Señor diciéndole, como la Virgen Santísima: “Haz en mí según tu palabra, he aquí el esclavo del Señor”. Sentí temor de la gran responsabilidad y un gran gozo. Me acordé de Jeremías, cuando lo llamó el Señor y él le dijo que él era sólo un niño. Me acordé de lo que me había dicho Edith, que cuando me impuso las manos sintió una gran fuerza; levanté las manos al Señor y el Espíritu Santo me cubrió con su nube de amor y sentí un gran calor en las palmas de la mano; se me salieron las lágrimas de sentir ese amor tan intenso del Señor. Me di cuenta cómo el Señor me había estado hablando todo el Retiro, para llevarme a comprender este momento. Cuando terminé de orar, volteé a ver la imagen de la Divina Misericordia y sí me estaba viendo con ojos directos y de amor. Era la mirada que yo le había pasado pidiendo durante el Retiro. ¡Señor Jesús, ten misericordia de mí! Volví a leer todos los mensajes en rojo del Retiro y comprendí que con eso, El me había estado diciendo qué es lo que quiere que yo haga.
Martes 8 de Junio de 2004
Apocalipsis 12, 10-11; 19, 9-10
Ayer recibí la noticia del Juez o más bien de la Corte y además, cuando llegué a la oficina, el gerente me confirmó que La Casa Castro iba teniendo utilidades en el año. Bendito sea Dios, pues me confirmaba lo que el Señor me había dicho en el Retiro, que todo iba a mejorar.
Por la tarde me fui al Santísimo y a misa y llegó mi mamá, otra bendición de Dios, pues durante el Retiro pedí mucho por ella, para que la “llene” el Espíritu Santo. Hoy me levanté a orar y me dijo: 12, 10 Oí una fuerte voz en el cielo que decía: Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la soberanía de su ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios. 11 Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero, con su Palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte. 19, 9 Después el ángel me dijo: Escribe: “Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero” y añadió: Estas son palabras verdaderas de Dios. 10 Caí a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: No lo hagas, yo no soy más que un servidor como tu y como tus hermanos que transmiten las declaraciones de Jesús… sólo debes adorar a Dios”.
Hoy pasé en la oficina sólo leyendo La Biblia, pues no tengo nada que hacer. Por la tarde me fui al Santísimo y a misa, es el único momento que me sentí con paz, pues todo el día por alguna razón, he pasado triste y negativo, aún habiendo obtenido los dos mensajes tan lindos y esperanzadores del Señor del día de ayer y hoy; de pronto me empecé a sentir triste y perseguido.
Por la noche fuimos a la reunión de “Encuentros” e igualmente me pasé durmiendo, cosa que nunca me había sucedido. En las oraciones de la noche, que también me estaba durmiendo, Sylvia Regina se dio cuenta e hizo una oración para expulsar a satanás, pues comprendimos que era él quien me estaba perturbando; entonces me sentí mejor.
Miércoles 9 de Junio de 2004
Sabiduría 3, 1-8
Hoy impusimos las manos, por primera vez,
para la curación de Roberto Adriano
Me levanté a orar y el Espíritu Santo me llevó a leer el libro de: “Adoren a mi hijo con el corazón”, el cual está lindísimo para orar frente al Santísimo. Le di gracias a Dios, pues pude comprender como el Espíritu Santo me está guiando para acercarme más a Dios y que mi Fe se incremente, que fue mi petición del Retiro, luego me dijo: 1 Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. 2 A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota. 3 Nos abandonaron, parece que nada quedó de ellos. Pero en realidad, entraron en la paz. 4 Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza. 5 Después de una corta prueba recibirán grandes recompensas. 7 Cuando venga Dios a visitarnos, serán luz, semejantes a la centella que corre por entre la maleza. 8 Gobernarán naciones y dominarán a los pueblos y el Señor será su rey para siempre.
Hoy sentí todo el día la compañía del Espíritu Santo, como un compañero que andaba conmigo. Me llevó a comprar el libro: “Evangelizando a los Bautizados” y a comprar el CD de música gregoriana, para orar en las mañanas.
En la oficina no pasó nada, excepto que empiezo a notar que todo nos comienza a salir bien. Me siento bendecido por el Señor.
Fui a misa y después al Santísimo y estando ahí me postré con las manos extendidas al Señor y le dije: “Señor, tómame de la mano; que necesito sentirte”. Sentí una fuerza sobre mis manos que se movía como una pelota de gelatina, el tiempo voló, no me quería retirar. Por la noche, después de rezar, le impusimos las manos a Roberto Adriano para que se curara y le bajara la calentura. Después apareció en la madrugada en el cuarto, que ya se sentía bien y no tenía calentura. Me postré en agradecimiento al Señor, ¡Bendito sea Dios!
Jueves 10 de Junio de 2004
2 Corintios 3, 4-5
Salmo 116
4 Por eso nos sentimos seguros de Dios, gracias a Cristo. 5 ¿Cómo podríamos atribuirnos algo a nosotros mismos? Nuestra capacidad nos viene de Dios. Aleluya! 1 Amo al Señor, porque me escucha el clamor de mi plegaria. 2 Inclinó hacia mí su oído el día que lo llamé. 5 El Señor es muy bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. 16 “Mira Señor que soy tu servidor, tu servidor y el hijo de tu esclava: tu has roto mis cadenas!”. 18 Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo. 19 En los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. Hoy me levanté temprano y no pude orar, pues tenía una reunión con un proveedor amigo de infancia. En estos días, el Señor me ha venido hablando con más claridad sobre cuál es mi misión. La reunión fue positiva.
Me reuní con Alex a mediodía y fue positiva, aunque no tenemos ningún panorama de nada y nada se resuelve, pero nos mantiene nuestra Fe en Dios, a Alex y a mí; lo que ya solo eso es una bendición de Dios. Durante la reunión le daba gracias al Señor por todas sus bendiciones.
En la Asamblea de “Encuentros” llegó a hablar el Padre Jorge Loring y habló muy lindo sobre como convertir a una persona, basado en tres partes: a) Por qué debo creer en Dios, b) Por qué debo creer en Jesucristo; y c) Por qué debo creer en la religión católica. Regresamos a la casa y Ariana le deba una despedida a Sofía, con todos sus amigos. Le di gracias a Dios que teníamos una familia tan linda y una casa tan linda. Gracias Señor, por todo.
Viernes 11 de Junio de 2004
Jeremías 3, 1-12
12 Sal a gritar estas palabras al norte: “Vuelve Israel infiel dice Yavé. No me enojaré con ustedes porque soy bueno, ni les guardaré rencor. 13 Unicamente reconoce que eres culpable, que has traicionado a Yavé, tu Dios; has vendido tu amor a los extranjeros y no has escuchado mi voz. El Señor me confirmó mi misión y que es el salir a “gritar la palabra de Yavé” y buscar la conversión de otros. Sólo me falta que me dé su “ministerio” o sea a quien debo dirigirme específicamente.
En la oficina no pasó nada. Después de misa fuimos a ver a mis papás y la reunión fue bien positiva. Los Fernández (futuros suegros de Sofía, nuestra segunda hija) venían hoy, pero tuvieron un problema con el pasaporte y se tuvieron que quedar en el DF, así es que vienen hasta mañana. Por algo, el Señor lo quiso así y es mejor que todo se haga en la recepción grande del sábado.
Sábado 12 y domingo 13 de Junio de 2004
Hoy oré muy poco, pues tenía que correr con todo, ya que hoy venían los Fernández.
Sobre todo le pedí al Señor sabiduría y que la visita de los futuros consuegros estuviera bendecida por El y fuera todo un éxito; sobre todo para que el matrimonio de Sofía y Poncho estuviera bendecido por El.
Vinieron a mediodía e inmediatamente sentí que el Espíritu Santo estaba con nosotros, bendiciendo la unión de los novios y de ambas familias. Fuimos a almorzar al Campestre y después a Galerías y ellos estaban encantados con el verdor de la ciudad y de la casa.
Por la noche vinieron todos los de la familia y los amigos de Sofía. Dije unas palabras, las cuales estuvieron iluminadas por el Espíritu Santo, así lo sentí inmediatamente y eso me confirmó que el Señor estaba bendiciendo la unión. Fue sorprendente como desde el primer momento nos caímos muy bien con los futuros suegros y fue como que el Señor nos decía: “No se preocupen por Sofía, pues va a estar bien cuidada en una buena familia y este es el camino que le he preparado a ella”. Después haber conocido a los futuros consuegros y esta Palabra, me sentí bien en paz y lo mismo Sylvia Regina.
Al día siguiente fuimos a Coatepeque y el día estuvo precioso y ellos la pasaron muy bien. Por la noche ya no pudimos ir a ver a mi papá, pues me preocupó que se pudiera haber sentido mal y nuestra visita lo cansara más, pero fuimos sólo nosotros y lo encontré súper bien de salud y de ánimo; hasta me reclamó que porqué no había traido a los Fernández. Me sentí triste que no hubiera podido llevar a los futuros consuegros, para que lo conocieran; pero el Señor sabrá porqué lo quiso así.
"No pretendas que te comprendan. Esa incomprensión es providencial: para que tu sacrificio pase oculto."
ResponderEliminarSan JoséMaría Escrivá de Balaguer,