Lunes 17 de Noviembre de 2003
Me levanté con temor de si debíamos o no aceptar el crédito del Banco y seguir invirtiendo en Schwartz. Temor de si era ya demasiado tarde y estamos tan desgastados que ya no es posible salir adelante, especialmente con tanta competencia. Le pedí al Señor que me iluminara en mis oraciones de la mañana y no me dijo nada, o más bien, no le entendí que me quería decir, pues de seguro me dijo algo. Empiezo a creer que a lo mejor el Señor me quiere comunicar algo, pero yo no lo entiendo en el momento; luego debo poner más atención en el futuro.
Me reuní con el dueño del otro centro comercial, que creí que iba a ser una reunión difícil y todo lo contrario, estuvo super amigable y resultó que están dispuestos a esperarnos. Hablé con el ejecutivo del otro centro comercial y me aceptó todos los cambios que proponíamos al documento que venimos negociando desde hace más de tres semanas.
Fui a reunirme con el ejecutivo del Banco y él era quién proponía las soluciones a los problemas, para que la Junta Directia aprobara el crédito. Me fui a misa y al Santísimo y le expresé al Señor mi preocupación y temor que todavía tenía y sentí que me contestó y me dijo: ¿Por qué tienes temor, que no has notado que soy Yo, quien te está facilitando todos los caminos para que sigan adelante?. Comprendí que mi Fe me estaba faltando y que es el Señor el que me debe guiar para donde es que debemos ir. ¡Bendito seas Señor!
Martes 18 de Noviembre de 2003
Me sentí más confiado de la voluntad del Señor y que debemos de dejar que Él decida, si es que debemos seguir adelante o no. El va a decidir y no nosotros, si el préstamo sale es porque Él quiere que sigamos y si no, pues es porque no quiere que sigamos.
Juan Ernesto entró a mi oficina y espontáneamente me contó que hasta este fin de semana había comprendido lo que era abandonarse en la voluntad del Señor. Inmediatamente le di gracias al Señor, porque era como que Él me estaba diciendo que eso era lo que tenía que hacer.
Todo en el día fue positivo y todas las personas reaccionaron positivas con nosotros. Todo se nos está facilitando e indudablemente es la mano del Señor. Por la noche fuimos a la reunión número “50” de nuestro grupo de “Encuentros”. Le di gracias a Dios y le pedí que nos diera fuerzas a todos los del grupo para que pudiéramos seguir perseverando y acercándonos más a Él.
Miércoles 19 de Noviembre de 2003
1 Corintios 7, 25-39
Me levanté orando y pidiéndole a Dios su misericordia, para que el Banco apruebe el préstamo.
Me reuní con mi hermana y le conté todo, como estaba lo del banco y que hoy iban a resolver, lo de la resolución del Juez Federal regresando el juicio a la corte estatal; que hoy íbamos a firmar con el centro comercial el acuerdo negociado y la plática positiva que había tenido con el dueño del otro centro comercial, confirmándome que nos iban a esperar hasta enero. La reunión fue muy positiva, ¡positivísima!, como nunca lo había sido. Ella estaba entusiasmada y recomendando que hacer para hacer todo rápido y muy contenta. Yo le daba gracias a Dios por todas sus bendiciones y por como estaba obrando para unirnos. Al mediodía me llamó Christian, todavía para argumentarme algo y que quería hablar con Vidal, eso me preocupó y me hizo volver a dudar, si el crédito nos lo iban a dar, pero será lo que el Señor quiera para nosotros, pues estamos en sus manos y Él sabrá mejor, que es lo que más nos conviene. Fuimos a misa y le pedía al Señor que me diera fuerzas para aceptar Su voluntad mañana, con relación a la resolución del crédito. Fuimos a ver a mis papás y la reunión también fue muy positiva.
Jueves 20 de Noviembre de 2003
Salmo 109
7“Que en el juicio resulte culpable,
que consideren pecado su apelación”
En el mismo Salmo dice: 26 Señor, mi Dios, ayúdame, sálvame, tú que eres bueno; 27 y que sepan que allí está tu mano, que eres tú, Señor quien hizo eso. Hoy me levanté preocupado de cuál iba a ser la resolución del Banco, pero seguro en Dios que nos lo iban a aprobar. No fue así, me notificó el ejecutivo que todavía tenían un problema sobre quién pagaba los honorarios de los abogados y que tenía que hablar con sus abogados y esto no iba a ser posible, sino hasta la otra semana. Mi pregunta al Señor, fue: ¿Señor, por qué tantos inconvenientes? ¿Por qué no nos resuelven todo de un solo y de forma fácil?. No obtuve respuesta.
Además nos reunimos con Alex y la reunión fue bastante confrontativa, pues él me dijo que ya deberíamos tener un plan, en caso que no nos autoricen el préstamo y que yo estoy negado a esta realidad. No supe qué decir, pues en realidad mi Fe está puesta en el Señor que sí nos lo van a autorizar, pero el temor entró en mí de nuevo. Después supe que el ejecutivo del banco se iba de viaje y regresa hasta mañana y ya no pude hablar con él. Pasé una tarde bien triste y preocupado, abandonado por Dios, solo repitiendo… ¿Señor, adonde estás? ¿Por qué me abandonas?. Por la noche fuimos a la Asamblea de “Encuentros” y Sylvia Regina me dijo que estaba pidiendo por el gerente del Banco, para que el Señor le ablande su corazón. Por la noche ella me consolaba, pues sabía que mi dolor era bastante grande. Yo le daba gracias a Dios por tenerla a mi lado. Gracias, Señor. Yo confío en Ti.
Viernes 21 de Noviembre de 2003
Mateo 5, 1-16
Ezequiel 1
15Nadie enciende una lámpara, para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero y alumbra a todos los que están en la casa.
Hoy me levanté bien preocupado y temeroso de enfrentar la decisión del Banco, pues temía que no me iban a responder nada y siento que el tiempo ya se terminó, pues todos estamos entrando en un momento de desesperación; sin embargo, en mis oraciones el Señor me dijo: “No pierdas tu fe, pues para algo te he estado preparando y si te he estado preparando, no voy a dejar que te pase nada malo a última hora”, “Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón”. Le di gracias a Dios por todas sus bendiciones y por hablarme con tanto amor. Le conté a Sylvia Regina, pues no lo podía creer… ¡Gracias Señor!
Me fui a la oficina y el día no podía haber sido peor, el carro se me arruinó, me llegó una carta de un proveedor de un amigo queriendo retirar la mercadería, el centro comercial no pudo quitar la firma del Interventor de las cuentas, el ejecutivo del Banco no había podido hablar con el gerente y no me tenía ninguna respuesta; el día pasó y el Banco no resolvió nada, sin embargo, tengo Fe que el Señor nos va a hacer el milagro y lo único que me quedó hacer es “doblar rodillas”, para pedirle al Señor su misericordia.
Resé un Rosario por la mañana, otro en la oficina, otro con Sylvia Regina cuando venimos de misa. Le pedí al Señor en el Santísimo y por la noche oré y oré, pidiéndole al Señor su misericordia y que me dé fuerzas para aceptar su decisión. Sylvia Regina me acompañaba en todo, también con la misma Fe y dándome confianza en el Señor.
Sábado 22 y domingo 23 de Noviembre de 2003
Mateo 15, 21-28
28Entonces Jesús le dijo: Mujer que grande es tu fe, que se cumpla tu deseo y en aquel momento quedo sana su hija. Al principio en mis oraciones (hoy fueron 2½ horas) no comprendí la lectura de este Capítulo, pero ya comienzo a tener Fe en el Espíritu Santo en que siempre es Él quien nos quiere decir algo, pero somos nosotros los que no comprendemos o no ponemos atención y entonces aunque no entendía por qué me había llevado a esa lectura, me hice el propósito de averiguar cuál era el mensaje y me puse a leer el libro de Mathew Henry y me sentí tan especial de Dios, pues era como Él me estaba hablando y explicándome que lo que Él quiere es incrementar mi Fe y confianza en Él y que no debo desfallecer, pues como explica el libro: “la grandeza de la Fe consiste especialmente en la firme y resuelta adhesión a Jesús, para amarle y confiar en Él como amigo, aún en momentos en que parece que viene contra nosotros como enemigo. La Fe débil, si es verdadera no será rechazada, pero la Fe grande, fuerte, no sólo será aceptada, sino también recomendada y exaltada”.
Comprendí que a veces Jesús se comporata como que no nos escucha, para probar nuestra Fe y con la prueba, incrementarla. No quería terminar de orar para seguir en esta compañía íntima que siento con Jesús. ¡Jesús yo confío en Ti! ¡Que se haga Tu voluntad!
Todo el fin de semana pasé orando, pidiéndole al Señor que tuviera alguna noticia de la aprobación del crédito y con una gran esperanza y confianza en que El nos va a sacar adelante; sin embargo sintiendo un gran dolor, pero a la vez ofreciéndoselo a Él, como sacrificio.
"El que busque su gozo en sí mismo, hallará tristeza; el que quiera gozarse en Dios, hallará gozo para siempre, porque Dios es eterno."
ResponderEliminarSan Agustín,