Metrocentro, 23 de Diciembre de 2003
Estimados Colaboradores, Proveedores y Accionistas:
Hemos convocado a esta reunión de carácter urgente, para compartir con ustedes una noticia que hubiéramos preferido no tener que darles, al menos no en esta época del año. En lo personal, nunca se me hubiera ocurrido que, algún día, iba a tener que afrontar un momento como este. Sin embargo, estoy aquí convencido que esta decisión es la voluntad de Dios y que por tanto esta solo va a servir para glorificarlo a Él en algún momento posterior; así como nos dice Santo Tomás Moro: “Todo lo que me sucede es porque Dios así lo quiere y si Dios así lo quiere, por muy mal que nos parezca, siempre será lo mejor”.
Pero antes que nada, permítannos hacer un repaso de las experiencias que hemos vivido para llegar a esta decisión y las cuales, en gran medida, ustedes las han experimentado o han sido testigos y otras solo han podido sentir sus consecuencias.
Era el año de 1987 cuando la familia Vilanova compró estos lindos almacenes a la familia Schwartz y de ahí su nombre. Para entonces, ya la mayoría de miembros de la familia Schwartz, a causa del conflicto armado, había resuelto vivir en el extranjero. Nosotros en cambio, al presentársenos la posibilidad de comprar los “Almacenes Schwartz”, vimos que la empresa tenia un tesoro oculto y este tesoro era… sus empleados. Todavía seguimos pensando así y todavía veo aquí a muchos que ya estaban en aquel entonces.
Sabíamos desde el primer momento que decidimos comprar, que los recursos necesarios para proyectarnos a los niveles que demanda este mercado y a la velocidad con que se iban a necesitar, para poder llevar a cabo la tarea de manera oportuna y exitosa, era necesario buscarlos en el “mercado financiero”. Nosotros contábamos únicamente con la juventud, la preparación académica y el entusiasmo necesario y estábamos claros que el financiamiento de su crecimiento debíamos buscarlo en fuentes externas, novedosas, modernas y de manera especial apostando a que en el país debía surgir, a corto plazo, una “bolsa de valores” vigorosa y moderna. Una bolsa de valores que viniera, precisamente, a proporcionar los mecanismos de financiamiento de que disponen todos los países desarrollados y que indiscutiblemente permiten que las empresas puedan crecer; brindando beneficios ya no sólo a una familia, sino a un mayor número de personas.
Comenzamos nuestra aventura y en una primera etapa, puesto que aún no nacía una “Bolsa de Valores”, procedimos a la emisión de títulos valores para entonces permitidos por la ley, denominados “Acciones Preferidas”. Ello nos permitió obtener el capital necesario para que unido al esfuerzo y experiencia de todos los que trabajamos en “Almacenes Schwartz”, estos pudieran elevar sus ventas de medio millón de dólares en el año de 1989 a mas de doce millones de dólares en el año de 1997. Todo ello en sólo ocho años y beneficiando a más de siescientos pequeños accionistas, que recibían dividendos regularmente y con excelentes rendimientos.
Durante ese período y específicamente en el año de 1994, las autoridades monetarias de turno promovieron cambios a la ley, de tal forma que se prohibía la emisión y circulación de “Acciones Preferidas”. Ello nos obligó a replantear nuestra estrategia y decidimos entonces buscar el financiamiento que soportara el crecimiento de la empresa mediante la emisión de acciones comunes en la “Bolsa de Valores”, que ya para entonces operaba regularmente. Fue así como “Almacenes Schwartz” pasó a ser la primera empresa familiar que vendió acciones comunes en la “Bolsa de Valores”, abriendo su capital accionario para que mas personas se pudieran beneficiar de su rendimiento.
Debido a que “Almacenes Schwartz” era la primera empresa que las autoridades competentes registraban para vender “acciones comunes” en la “Bolsa de Valores” y debido a que ninguna de las autoridades encargadas de autorizar dicha emisión tenia experiencia alguna en este proceso, el período de su calificación en la Superintendencia demoró mas de dos años; por cierto, también recuerdo que fueron dos años de constante actividad, tratando de presentar todos los papeles y requisitos indispensables. Esta fué la razón por la cual nuestras acciones no pudieron venderse al público sino hasta 1997, año en el que para infortunio de nuestro proyecto de capitalización, ocurrió el mayor descalabro financiero en la historia moderna de nuestro país y conocido de todos por el problema “Finsepro-Insepro”. Debido a ello, únicamente pudimos vender el 10% del capital que requeríamos para la compra de las “acciones preferidas”.
No obstante lo anterior y con el propósito de cumplir con el mandato contenido en la nueva ley, pero de manera especial para cumplir con todas las personas que habían confiado en nosotros, tomamos la decisión de re-comprar la totalidad de las “acciones preferidas” y para ello procedimos al endeudamiento bancario. Este ha sido, sin ninguna duda, el origen del calvario de nuestros almacenes. El excesivo pago de intereses debido en gran parte a sus altas tasas y los cuales a esta fecha ya superan los ocho millones de dólares, ha sido, nuevamente repito, la causa de nuestro problema y la razón del porqué ahora tenemos que cerrar, pues esto nos ha causado una descapitalización que ya no podemos solventar; a menos que pudiéramos hacer una fuerte capitalización de la empresa y como todos ustedes saben, por el momento no lo podemos hacer pues los fondos que estábamos esperando de Nejapa Power desde el año pasado, todavía no nos han llegado.
Es importante hacer notar, que de haber triunfado en nuestro proyecto de venta de “acciones comunes” en la “Bolsa de Valores”, este gasto extraordinario de intereses que hemos tenido no hubiera sido un beneficio para solo unos pocos Bancos, sino que en sustitución se habría pagado en dividendos a nuestros accionistas y habría, por tanto, beneficiado a cientos de familias; lo cual es el concepto básico de la democratización del capital que permite una “Bolsa de Valores” y lo cual es un componente indispensable para que un país pueda desarrollarse.
Desde que nos vimos obligados a adquirir el alto endudamiento bancario, de todos ustedes es sabido, para unos más que para otros, lo que hemos venido luchando para poder contar con los recursos adecuados que garanticen a “Almacenes Schwartz” ese liderazgo que siempre nos ha caracterizado.
En este esfuerzo, también es sabido por ustedes que no hemos escatimado ninguna reserva en ocupar todos nuestros recursos falmiliares para que la empresa pudiera seguir operando, por cuanto sabemos lo que “Almacenes Schwartz” significa para cada uno de ustedes y de manera especial para todas sus familias y en general para todos los salvadoreños. Además, estamos conscientes que “Almacenes Schwartz”, con sus más de ochenta años de vida, ya no solo nos pertenece a nosotros, a nosotros los Vilanova y a ustedes sus empleados, sino que forma parte de la vida de todos los salvadoreños y por tanto, el mantener sus puertas abiertas es un compromiso para con nuestro país.
Nuestros esfuerzos, a partir del mes de junio recién pasado han estado orientados a negociar con el consorcio de bancos que financian nuestra operación, montos y condiciones favorables que permitan solventar nuestras necesidades de capital de trabajo para poder enfrentar los desafíos de una fuerte y agresiva competencia.
El día de ayer hemos recibido la noticia de parte del banco que lidera el consorcio, que no nos darían el capital necesario para hacer frente a las necesidades de nuestros almacenes, la cual decidimos esperar hasta el último momento y la cual ha sido negativa, no obstante que nuestros créditos, al día de hoy, se encuentran al día en el pago de sus intereses.
Es así como hemos llegado hasta el día de hoy, un día antes de la Navidad y hemos tenido que reunir a nuestros padres y hermanos el día de ayer, para comunicarles que las negociaciones con los bancos han llegado a un punto en el cual ya no podemos esperar ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo y por lo tanto, nos hemos visto forzados a tomar decisiones duras y difíciles de tomar; que nos permitan detener las constantes pérdidas económicas que hemos venido teniendo en los últimos años.
Vernos inmersos en esta situación en la época mas linda y familiar del año, es realmente triste para nosotros y comunicárselos a ustedes es aún mas, pero así como hemos compartido siempre con ustedes las buenas noticias durante todos estos años y ahora se me viene a la mente con mucha melancolía, el día que inauguramos este magnífico almacén y en mi discurso hacia referencia a esta preciosa escalera y esta precioso domo, único en su género, pues incorpora a nuestro diario que hacer la magnificencia del cielo, lugar adonde está nuestro Señor; también hemos querido compartir con ustedes, de manera sincera y con mucho cariño, esta noticia menos afortunada y de mucho dolor.
Siempre hemos hecho las cosas cumpliendo con la ley. Siempre hemos manejado nuestras empresas cumpliendo con una norma que consideramos fundamental, cual es el respeto que debemos tener para todos nuestros colaboradores, nuestros clientes, nuestros proveedores y nuestros accionistas. Es este respeto, que debemos a ustedes y a nuestros clientes que día a día nos brindan su confianza al entrar por nuestras puertas y comprar nuestros productos de calidad, lo que nos impulsa a romper con la tradición de hablar estas cosas “a escondidas” y por eso hemos mejor querido venir a ustedes a exponerles personalmente las razones del cierre y de forma que las conozcan en su detalle.
Nos embarga la amargura de pensar que estas puertas serán cerradas este día, por no haber podido obtener el financiamiento necesario para poder seguir operando. Nos causa mucho dolor pensar que Santa Claus no podrá llevar a los hogares salvadoreños regalos en la bolsa con el “regalito” de “Almacenes Schwartz”, como lo ha hecho por mas de ochenta años.
Pero este cierre, nosotros hemos preferido llamarlo “SUSPENSION TEMPORAL DE LABORES”, pues esto nos permitirá continuar buscando, ahora en una posición de mayor tranquilidad, para que podamos en un futuro cercano contar con el financiamiento o capitalización adecuada, que nos permita llamarlos de regreso para que podamos abrir de nuevo nuestras puertas; con un nuevo espíritu de alegría y hermandad y podamos volver a ofrecer a nuestros clientes esa sonrisa que siempre adorna sus caras y que siempre nos ha caracterizado.
Nuestras puertas y vitrinas, que en muchas ocasiones han sido adornadas con promociones y ofertas diseñadas para halagar a nuestros clientes, ya no serán decoradas con afiches como este que teníamos ya preparados para esta navidad… y que tanto Elsy como German me pedían insistentemente… Ahora nuestras puertas y vitrinas tendrán que lucir un letrero como este: “CERRADO POR FUERZA MAYOR”.
Durante todos estos años, hemos siempre tenido especial cuidado de como íbamos a decorar nuestros almacenes y que colores especiales íbamos a resaltar, para privilegiar nuestra moda y la época específica en que estábamos. Hoy, en la víspera de navidad y muy a pesar nuestro, no nos queda mas remedio que vestirlos de negro.
Rogamos a ustedes que nos permitan seguir gozando de su comprensión y su confianza. Con la ayuda de Dios, los “Almacenes Schwartz” van a resurgir en unos pocos meses, pues estamos seguros de contar con su ayuda en este esfuerzo y que Dios sabrá iluminarnos el camino, para que nuestras acciones triunfen al final. El deseo más importante que nos embarga en estos momentos es el de poder cumplir con este propósito y objetivo, en el menor plazo posible.
Deseamos, enfáticamente, comunicarles que no los dejaremos solos. Que hoy mas que nunca les estaremos necesitando, pues necesitamos de su apoyo para triunfar en nuestro empeño de reabrir las puertas de nuestro querido almacén, lo mas pronto posible. Hemos pensado las cosas de tal forma que sus familias sufran las menores consecuencias posibles de este lamentable cierre temporal y por lo tanto, pueden estar seguros que recibirán el cien por ciento de sus prestaciones laborales. Por ahora, les agradeceríamos que regresen, ordenadamente, a sus lugares de trabajo, se retiren a sus casas y vuelvan el día de mañana para recibir instrucciones de parte de sus jefes.
Muchas gracias de nuevo por su lealtad y comprensión y esperamos que muy pronto los estemos llamando, para que podamos volver a trabajar juntos.
Nuestra familia y este servidor en especial, los queremos mucho… mucho, de verdad. Nuestros Almacenes el día de hoy cierran sus puertas, por lo que les pedimos sepan comprendernos.
Que Dios nos bendiga y nos proteja.
Muchas gracias.
“Todo lo que me sucede es porque Dios así lo quiere y si Dios así lo quiere, por muy mal que nos parezca, siempre será lo mejor”.
ResponderEliminarSanto Tomás Moro,