Al cumplirse los veinte años después de la firma de los “Acuerdos de paz”, es de imaginarse que se harán grandes celebraciones de parte de las instituciones de gobierno, tratando de capitalizar la importancia política de dicho evento; pero en el fondo, tratando de “llevar agua a su molino”.
Uno de los sucesos impactantes, pero ya olvidados, que ocurrieron durante la ceremonia de la firma de dichos acuerdos, hace veinte años, fue la forma en que se dispuso sentar a los invitados a dicho evento. A la izquierda estaban los invitados por el FMLN y a la derecha estaban los invitados por el gobierno, presidido entonces por el partido ARENA.
Se refiere a la forma en que se dispuso sentar a los asistentes a aquella solemne ceremonia en el “Castillo de Chapultepec”, pues pareciera que esta misma actitud es la que siguen adoptando la mayoría de nuestros dirigentes políticos, “sentados e igualmente polarizados a la izquierda y a la derecha”. No mucho ha cambiado la polarización política de aquel entonces y esta es la “factura” que esta realidad nos está pasando en estos momentos y la cual amenaza nuevamente nuestra tranquilidad y paz.
Los “Acuerdos de Paz” estuvieron bien estructurados al contemplar dos etapas en su implementación. La primera fue la de lograr los acuerdos necesarios para incorporar a los entonces alzados en armas al sistema político del país, permitiendo que estos tuvieran una opción de llegar al poder por la vía democrática y la segunda etapa fue la de buscar los acuerdos necesarios en el campo económico y social, para permitir que nuestro país pudiera entrar en un ciclo virtuoso de crecimiento económico y social en el largo plazo e independientemente de que partido estuviera en el poder.
El tiempo nos ha demostrado lo exitoso que han sido los acuerdos en implementar la primera etapa. Esto queda demostrado por el hecho que ahora el gobierno está presidido por los entonces alzados en armas, hoy partido político FMLN y lo cual fue el objetivo principal de la primera etapa. Sin embargo, lo que la realidad actual también nos demuestra es que la segunda etapa quedó inconclusa. Por cuestiones de logística y tiempo, los acuerdos encomendaron esta tarea al entonces formado “Foro para la Concertación Económico y Social” y lo que ahora es evidente es que a este consejo no se le dió la importancia debida; pues terminó su existencia con muy pocos acuerdos y mucho menos importantes.
Después de veinte años, lo que tristemente estamos viviendo es que nuevamente la paz de nuestro querido país se encuentra amenazada, pues estamos inmersos en una guerra entre hermanos y vecinos; fruto del control que las Maras han establecido sobre la mayoría de nuestros vecindarios.
Independientemente de lo adecuado de las celebraciones que se harán durante este mes, lo que no debemos olvidar al momento de estar conmemorándolos es que un niño que en esa fecha tenía doce años, en este momento es ya un joven ciudadano de treinta y dos años, a quien muy poco le interesan unos acuerdos de paz firmados hace veinte años; pues su triste realidad actual es que no encuentra empleo y ya no puede salir libremente de su casa, sin sentir que su vida está amenazada.
Al considerar lo anterior y sobretodo de “cara” a las próximas elecciones del próximo Marzo, lo que debemos realizar es que para que el país esté realmente en paz, lo que necesitamos es terminar de implementar la segunda etapa de estos acuerdos y votar por diputados que estén comprometidos en la búsqueda de este “gran consenso nacional” sobre el marco que debe regir el futuro de nuestro querido país en el campo económico, social y cultural; independientemente de quien sea el partido en el gobierno.
"En verdad, para saber lo que es un pueblo hay que preguntarle qué ama".
ResponderEliminarSan Agustín,